Lucas tenía 16 años y un montón de inseguridades, como cualquier adolescente, Desde el primer día que vio a Valeria en el pasillo de la escuela, algo en su interior se incendió, Ella era diferente, No solo por su sonrisa que iluminaba habitación o la manera en que todos se quedaban mirándola cuando pensaba, sino en la forma en que parecía no darse cuenta de todo eso. Para Lucas, Valeria no era un chica guapa; era como un enigma que quería resolver.
Había intentado acercarse a ella en varias ocasiones, pero siempre se quedaba sin palabras. La veía en la biblioteca, en los pasillos, en el parque de clases, pero nunca lograba reunir el valor suficiente. Siempre pensaba que era insignificante, que jamás llamaría su atención.