Último recuerdo

11

-Vale- come un cacahuete mientras piensa- entonces, te gusta pintar, estudiar y escuchar música- asiento- suena muy simple- frunzo el ceño.

-A ver, ¿qué te gusta a ti, don interesante?

-He dicho que es simple no que yo no lo sea- eso me hace sonreír y negar con la cabeza, divertida.

-Eres todo un caso.

-Bueno, pues me gustan pocas cosas, como trabajar en la tienda y...

-¿Trabajar en la tienda?- pregunto incrédula- pero si cuando fui estabas más amargado que un limón.

-Los limones son agrios- le saco la lengua de forma infantil y él sonríe.

-Me da igual, la cosa es que no creo que te guste eso- aclaro.

-Me gusta más que estar en mi casa- arruga la nariz y se asoma por la ventana.

Estamos en mi habitación y hasta hace unos segundos, tumbados en la cama mirando el techo mientras comíamos frutos secos. Nos intentamos conocer, pero él casi no cuenta nada sobre su vida y es frustrante, siempre me deja con las preguntas en la boca. De lo que si me he dado cuenta, es que es un amargado a veces, pero la mayoría, o por lo menos mientras está conmigo, es tal y como es en mis sueños. Y eso me alegra.

Pero algo ha cambiado.

-¿Por qué?

-¿Quieres que ya te cuente mis miserias?- enarca una ceja y sonríe con diversión.

-¿En qué otro momento me lo ibas a contar?- le sigo el juego.

-Pues... No se, ¿mañana? ¿en un mes?- aparto la mirada al escuchar eso.

-Yo...- suspiro- me voy mañana por la mañana a mi pueblo, no pensé que te encontraría y menos que nos llevaríamos tan bien así de primeras- me encojo de hombros y observo como él asiente, serio.

-Ya lo suponía, pero para algo existen los móviles ¿no?- enarca una ceja otra vez con una sonrisa.

-Si, supongo- dejo los cacahuetes a un lado y me acurruco mejor en la cama, cierro los ojos, mientras él simplemente me mira, sin hacer nada.

Incómodo...

-Te contaré mis miserias- afirma y yo vuelvo a abrir mis ojos- pero empiezas tu con las tuyas- río por lo bajo y me siento, dejándole espacio para que él también lo haga.

-Bien, por mi no hay problema, básicamente todo el mundo se las sabe, así que por una persona más no importa- me encojo de hombro y suspiro- mis padres son el matrimonio Torres- eso llama su atención.

-¿Eres rica?- asiento y miro mis manos, con nerviosismo.

-Si- lo miro a los ojos- mi mejor amiga, se llama Cin y es la única en todo mi estúpido instituto que no me ignora o habla mal de mí a mis espalda- sus ojos me miran con una pizca de lástima pero le sonrío para que sepa que todo está bien- mis padres nunca están en casa y nunca se acuerdan de que existo, ni siquiera recordaron mi cumpleaños.

-¿Cuándo es?

-18 de mayo.

-Fue hace poco- asiento.

-Luego está Guzmán que es como un padre para mí, es mi chófer, aunque no lo necesite, ya que vivo cerca del instituto, me gusta hablar con él ya que si me escucha, no como mis padres de verdad- ruedo los ojos- y luego están mis ojos- Wind frunce el ceño.

-¿Qué pasa con ellos?- río amargamente.

-Son horrible- susurro, casi sin voz.

-No lo son- asegura, y con el tono que lo ha dicho por poco me lo creo.

-Eso lo dices por... No se, para que no me siente mal, pero lo son, todos huyen al verlos o se quedan embobados viéndolos, cuesta hablar con alguien sin que te pregunte por ellos y así que siempre llevo gafas de sol para taparlos- me coge de la mano y comienza a hacer círculos en ella con su pulgar.

-Son increíbles, maravillosos, a mi me encantan, combinan muy bien con tu pelo- suelto una carcajada y él sonríe.

-Bueno, te toca, cuenta tus miserias en este círculo extraño, secreto, en donde lo que sea que cuentes se quedará aquí- se estira y me da un corto beso en los labios.

-No tengo miserias así como tu, las mías son que con tan solo 16 años, mi padre me puso a trabajar en la tienda y seguiré ahí hasta que me muera, no quiere que vaya a la universidad solo para que trabaje para él- se encoge de hombros sin darle mucha importancia.

Muerde su labio inferior igual que yo cuando estoy nerviosa.

-¿Y qué quieres hacer en realidad?- sus ojos brillan ante esa pregunta.

-Escribir- susurra y eso me deja desconcertada.

-¿Escribir?- asiente- no me lo esperaba, la verdad- río por lo bajo y le doy un beso en la mejilla.

-Es una gran liberación de sentimientos, tu pintas, yo escribo- me sonríe de una forma muy tierna, casi como si temiese que le fuera a juzgar por ello.

Tiene miedo de no ser aceptado.

-¿Cuándo es tu cumpleaños?- enarco una ceja.

-El 7 de junio.

-Hoy es 22 de mayo- asiente- así que quedan 16 días.

-En 16 días seré mayor de edad.

-Soy más mayor que tu- suelto una carcajada y él me fulmina con la mirada.

-Solo por 20 días- me informa- no llega al mes.

-Me da igual, soy más mayor y la única adulta por ahora- me saca la lengua y yo niego con la cabeza- ¿ves? por estas cosas se nota que soy más mayor.

-Pero si tu lo has hecho antes- se queja con el ceño fruncido.

-Calla, calla, antes es antes, el pasado, pasado está- le pongo una mano delante de la cara y él se tira para atrás para que no le de, noto algo en sus ojos, pero no se el que. 

¿A qué más le tienes miedo?

Carraspea, incómodo por lo que acaba de hacer.

-Buenos, pues nada- se levanta de la cama y se dirige a la puerta después de mirar la hora en su móvil- creo que debería irme, es la una ya- abro los ojos como platos.

-La he cagado- él frunce el ceño sin comprender- tenía que llamar cada hora a Guzmán y cada dos a Cin- miro mi móvil con llamadas perdidas de los dos.

-¿Desde cuándo no hablas con ellos?

-Desde las 8...

-Te van a matar- se ríe de mi desgracia y yo le tiro un cojín.



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En el texto hay: misterio, amor, amistad

Editado: 09.01.2021

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