-¿Te dijo algo sobre por dónde empezar?- niego con la cabeza- ¿así que hay que buscar por todo este pueblo sin punto de referencia?- asiento- perfecto.
-A ver, pensemos, ¿qué le gustaba hacer a Fire?- él eleva sus cejas, esperando una explicación- puede que esté por algún lado así.
-¿Te recuerdo cómo me encontraste a mi?- siento la tristeza en su mirada- yo había dejado de sonreír, puede que él ya no sea... como era.
-¿Crees que bebe?- le pregunto mirando a los diferentes bares que tenemos a nuestro alrededor.
-No, él solía hacer locuras, pero ninguna le dañaba a él ni a los de su alrededor- asiento.
-Pero puede haber cambiado...- sugiero y Wind suspira.
-Lo se, pero es tu hermano y rezo porque no sea así.
-Podemos preguntar a alguien, tiene el pelo negro y los ojos como los míos, no creo que sea muy complicado encontrarlo ¿no?- juego con mis dedos, nerviosa.
-¿Y si lleva gafas de sol como tu?- al oír eso, ajusto mis gafas y sigo andando.
-Es distinto, él es distinto a mi.
Los polos opuestos se llevan bien.
-Lo se, pero puede hacer lo mismo que tu- niego con la cabeza.
-No.
Él nunca se ocultaría ante los demás.
-Vale, pues vamos a preguntar- suspiro y me quito un segundo las gafas para limpiarlas.
-Perdona- nos llama la atención una señora ya entrada en años.
-¿Le conocemos?- elevo mis cejas y ella niega con la cabeza sin quitar su sonrisa.
-Solo venía a preguntar una cosa sobre tus...- me señala la cara- ojos.
Vale, es una de esas señoras cotillas.
-¿Qué quiere saber?- miro al suelo como si fuera lo más interesante del mundo.
-¿Es familiar de Jack Lok?- levanto la cabeza nada más oír ese nombre.
-¿De quién?- ella ríe nerviosa.
-¿No lo conoce?- me sonríe como si yo fuese una loca con tres ojos- ¿quién no lo conoce?
-Explíquese, por favor- le pide Wind amablemente.
-Es el hijo del matrimonio Lok, son leyenda y mucho más él que ha conocido a muchos famosos y es uno de los más populares de todo el instituto- asiento con la cabeza.
Tiene fans de 80 años.
Asco.
-Pues lo siento por desilusionarla, pero no conozco a ese chico- le explico y sus ojos dejan de brillar, decepcionada por no conseguir su cotilleo de la semana.
-Comprendo- se da la vuelta, lista para irse, pero la detengo justo a tiempo.
-¿Por qué me lo pregunta?
-Se parecen, La piel pálida, el pelo negro como el carbón y los ojos… Son únicos- eso llama mi atención.
-¿También los tiene así?- me señalo, recabando toda la información posible.
-Se ve que no son tan únicos- suspira asintiendo.
-¿Dónde podríamos encontrarlo?- pregunta Wind uniéndose a la conversación.
-En su casa, obviamente- los dos esperamos a que continúe pero no lo hace- ¿qué? ¿por qué me miráis así?
-¿Nos puede decir el lugar?
-Oh, pues es esa casa de ahí, la más grande- sigo la dirección de su dedo y miro la casa con un poco de desagrado.
-Es igual que la mía- le susurro a Wind.
-Pues menuda casa…- me contesta, alucinado.
-Muchas gracias, señora- le sonrío y cojo de la mano al chico a mi lado.
-¡¿Pero entonces lo conoces?!- grita aunque estemos ya muy lejos.
-¡¿Para qué quiere saberlo si luego contará lo que le salga en gana?!- y con eso, se calla.
-Buena esa- me felicita Wind.
-Gracias- sonrío de lado.
Miro la casa a donde nos dirigimos, es grande, blanca, con muchas ventanas y el mismo maldito jardín. Da miedo solo de verla, no me puedo creer que sean iguales. ¿Él tendrá el mismo cuarto que yo? ¿En el mismo lugar? ¿Y la cocina? ¿El salón? Dios, me dan escalofríos al imaginármelo. Cuando estamos en la puerta, tocamos el timbre con un poco de duda. Oímos ruidos en su interior, pero nadie abre.
-¿Y ahora qué?
-Si esta casa es igual a la mía, se como entrar.
Le guío por el jardín trasero, aparto varios arbusto y...
-Aquí está- curvo mis labios hacia arriba, orgullosa.
-¿Qué es esto?
-Una puerta al sótano- le explico sin más.
-¿Vamos a allanar una casa?- abre sus ojos como platos y yo asiento sin inmutarme.
-¿Ya lo habías hecho antes?
-Nop, pero tiene pinta de ser divertido- le sonrío y el me miro con horror- vamos, no es para tanto.
-Yo… Es que… Le tengo miedo a la oscuridad- cojo su mano.
-Te protejo, no te preocupes- beso su mejilla y me adentro sin pensarlo mucho.
Bajo unas pequeñas escaleras, sintiendo como mi mano es estrangulada por la de Wind sin piedad. Mis ojos tardan en adaptarse a la escasa luz que hay en el interior del sótano, pero consigo divisar a lo lejos los escalones que llevan hasta la casa. Avanzo con cuidado de no caerme y llevar detrás mío al chico que tengo al lado y acabar besando los dos el suelo. Cuando vemos un poco de luz debajo de la puerta, él comienza a gritar de alegría y yo le tapo la boca. La abro con cuidado y observo más allá, a lo largo del largo pasillo, solitario.
-Está aquí- él asiente- no hagas ruido, saldré yo primero, cuando te haga una señal, apareces tu.
-Comprendo- me adentro con cuidado, de puntillas para no hacer ruido- espera- me giro a verlo- no me has dicho que señal es- es queja con un puchero.
-La sabrás.
-Siempre dicen eso en las películas y nunca acaba bien- ruedo los ojos.
-Eres como un niño pequeño.
-Lo se- dice con desespero y yo río por lo bajo.
Me doy la vuelta y continúo caminando con sigilo, mirando primero en la cocina y después en el salón, pero está todo vacío. Subo las escaleras despacio, mirando a todos lados. Hay alguien en esta casa, lo se, pero se oculta. Abro las distintas habitaciones, pero sigo sin encontrar a nadie, solo puedo observar como su cuarto es idéntico al mío. Cuando voy a salir de ahí, escucho ruidos abajo. Rapídamente llego al otro piso, oyendo algunos pequeños gritos de Wind de fondo.