Nos conducen por los pasillos cada vez más familiares. Caminamos a paso apresurado, como si temiesen que el tiempo se fuera a detener y todo esto fuese a acabar de golpe. Son unos 5 guardias con armas en las manos, pero pequeñas, parecen de juguete desde lejos. También vamos acompañados de Chris, cosa que no deja de extrañarme, porque lo que yo recuerdo de él es que es un científico, ellos no se meten en estos asuntos. Aunque, si lo pienso bien, han pasado dos años desde la última vez que estuve aquí o eso creo, así que pueden haber pasado muchas cosas.
Decido dejar de pensar en esas cosas y centrarme en memorizarlo todo, sin saber muy bien porqué, siento que me ayudará en algo. Busco salidas, entradas, lugares de encuentro y personas débiles, fáciles de derribar. Mis propios pensamientos me pillan por sorpresa pero la adrenalina corre por mis venas sin mucho sentido. Es como si algo nuevo naciera en mi, algo que lleva escondido tanto tiempo que está oxidado y tiene que volver a ponerse en marcha.
-¿En qué piensas tanto?
-No quieres saberlo.
Después de eso no volvemos a hablar hasta que nos posicionan delante de una puerta de madera, grande, pero cerrada. Ordenan que nos quedemos aquí hasta que estas se abran y permitan la entrada, cosa que no tiene mucho sentido. Siento el impulso de abrirlas por mi misma y así demostrarles que no tienen control sobre mi, pero no soy la única en este lugar encerrada.
No es seguro poner en riesgo la seguridad de Wind y Fire, aunque creo que podrían defenderse solos, no quiero ser yo la causante de algún daño. Tampoco se lo que estoy pensando con claridad, solo me nubla una idea de querer desobedecer cada regla que me impongan, es un impulso que no puedo frenarlo. Pero lo intento. Soy una nueva Sea, más bien, soy yo misma por primera vez en dos años.
Me siento bien conmigo misma, es como si mis ojos ya no me dieran miedo, sino poder. Que todo por lo que la gente se burlaba de mi, como mi alta estatura, mi pálida piel y la extrañeza de mi carácter, ahora fueran mi fortaleza. Estas paredes me han cambiado de una forma espectacular y sinceramente, temo a todo esto. El sentir superioridad a los demás no creo que sea lo suficiente bueno, me quita mi personalidad de hace unas horas y me encantaba aunque fuera rara.
Solo quiero ser yo.
Los miro a los ojos y compruebo lo que estoy pensando todo este tiempo. Fire, ágil con sus poderes y mi maestro para manejar los míos, persona que se lamenta de estos años pero sigue fuerte, intentando siempre ir un paso delante de lo demás. Wind, temeroso a la oscuridad y las alturas, fiel amante de volar y surcar los vientos libre como un pájaro, sonriente aunque su pasado está lleno de dolor. Sin duda no soy mejor que ellos, ya que estos dos idiotas siguen adelante con todos los obstáculos que se han encontrado por el camino.
No he cambiado, solo me he fortalecido.
-Pasad- ordena una voz grave y gruesa.
Las puertas de madera se abren mágicamente y entramos caminando a paso lento, a la vez, de forma inconsciente. Todos tenemos la barbilla en alto, mostrando dignidad ante la persona que tenemos delante, aunque han sido ellos los que nos han secuestrado y van armados. El hombre está sentado frente una mesa a 10 palmos del suelo, no levita, sino que hay un escalón gigante que la alza. Está vestido de amarillo, cosa que me choca un poco ya que es muy llamativo e innecesario.
Los superiores van como quieren.
-¿Sabéis quién soy?-pregunta y yo trago saliva disimuladamente.
Él tiene una espesa barba canosa y el cabello grisáceo peinado hacia atrás, sin ningún pelo suelto por ahí. Lleva gafas redondas, pero pequeñas. Es viejo pero no se conserva tan mal para su edad, seguramente de 50 años para arriba. Parece un Papa Noel versión mala. Casi suelto una pequeña risa ante mi pensamiento, pero solo sonrío con suficiencia. Eso parece llamar su atención, ya que me mira fijamente esperando a que hable.
-No, la verdad es que creo que hablo por todos cuando digo que solo nos resulta familiar, pero no tenemos ni idea de quién es usted- mi voz suena alta y segura- pero creo estar en lo cierto al pensar que usted nos lo aclarará todo cuando me calle.
-Eres a la que más echaba de menos, Sea- cuando dice mi nombre en voz alta, algo en mi se revuelve, siento...
Repugnancia.
-Pues creo que a usted yo no y estoy segura que no solamente por la pérdida de memoria- sentencio y eso lo hace sonreír.
Le faltan la mitad de los dientes y creo observar desde aquí que tiene uno de oro en el lado derecho, podría ser el colmillo. Detrás suyo puedo verme reflejada en la pared completamente hecha de cristal. No me había dado cuenta hasta ahora, pero toda la sala parece un enorme espejo, simplemente con la mesa en el centro de todo. Este dato me extraña por un segundo, pero una idea me bien a la mente cuando me doy cuenta de que puedo ver a los guardias y todos su movimientos simplemente con mirar hacia alguna pared.
Son para vigilarnos mejor.
-Yo soy- comienza ignorando mi comentario anterior- el creador de ICIS, ¿sabéis lo que significa?- al oír las siglas recuerdo que así se llamaba la fábrica- Investigación Con Individuos Sobrenaturales- explica sin más- es decir, vosotros.
-¿No tiene más ratas de laboratorio por aquí?- enarco una ceja sin creérmelo mucho.
-Todos acabaron muertos- no hay pena en su voz, simplemente enfado por no haber conseguido mantenerlos con vida- sois los único que quedan.
-¿Había más como nosotros?- niega con la cabeza y sinceramente, me está empezando a interesar la conversación.
-No, el resto eran muy diferentes, pero extraños a su manera, queríamos conseguir que las personas volaran, que pudiesen teletransportarse, pero nada de eso funcionó, y nos quedaron los que usábamos para la guerra y no investigación.