Siento que mis huesos se van a convertir en cenizas y que mis músculos se romperán si sigo haciendo este esfuerzo, pero, una vez más, me lanzo contra el saco. Con toda mi fuerza e ira, le atesto un puñetazo que lo consigue descolgar y ahora está al otro extremo de la sala. Respiro entrecortadamente y al final mis piernas ceden ante el cansancio. Caigo al suelo. De la nada, escucho palmadas lentas y dramáticas detrás mío, eso me hace ponerme alerta, olvidando mi fatiga. Me levanto sin pensarlo mucho, ignorando la protesta de todo mi cuerpo.
-Increíble golpe, Sea- su voz ronca me hace reconocerlo- me has dejado impresionado, has mejorado mucho.
Estoy en la sala de entrenamientos, o al menos la mía, ya que Fire, Wind y Wood tienen su propio lugar para practicar sus especialidades. El mío tiene tres fuentes de agua, un lugar para las pesas, dos sacos de boxeo y en la esquina izquierda es donde de vez en cuando, lucho contra algún guardia.
Siempre gano.
Me he estado esforzando el doble para así poder por lo menos aprender a pelear como es debido antes de intentar escapar, porque si, el plan sigue en marcha. Hoy en teoría debemos quedar todos a medianoche para planearlo. Solo necesito convencerlos.
-Es fácil si te imaginas la cara de alguien que odias en el saco- le digo mirándole fijamente.
-¿Y a quién odias tanto?- se acerca unos pasos a mi.
-Creo que usted sabe a la perfección a quien, White- me cruzo de brazos retándole a que vuelva a avanzar si se atreve.
-¿Me puedes dar una pista?- enarca una ceja siguiéndome el juego.
-Ho, ho, ho, feliz navidad- suelto felizmente, sonriendo como si no lo detestara.
-¿Eso qué significa?- me encojo de hombros.
-Lo que yo quiera- comienzo a alejarme en dirección contraria, hacia la salida, justo cuando su voz me detiene.
-No te pases de lista, yo soy quien manda- me amenaza y yo niego con la cabeza.
-Algunas especies de aves van en bandada y no hay ningún líder, pero todos saben a dónde ir y cuándo moverse, es instinto, porque saben que no pueden sobrevivir solos, que se necesitan mutuamente, nadie intenta imponer porque los otros son más, son libres a su manera- lo miro por encima del hombro- nadie manda, todos nos seguimos a los otros y si intentas ser el primero, recuerda- noto su mirada clavándose a en mi nuca y sonrío para mi misma- los otros son más- con eso, abro la puerta y salgo fuera de ese lugar, sintiendo su mirada furiosa clavarse en mi nuca.
Sigo avanzando con completa tranquilidad e indiferencia, como si no acabase de amenazar al jefe de todo este sitio. Entro a mi habitación y me siento en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y mirando por la pequeña ventana. Cuando estoy segura que estoy sola, respiro. Suelto todo el aire que he estado reteniendo desde que le he mirado a la cara a White y sonrío de lado. Creo que esta vez si se ha quedado impresionado.
Ayer nos dieron la grata noticia de que ya no tendríamos que movernos por el edificio con un guardia siguiéndonos, pero que igualmente tendríamos que hacer nuestra rutina de entrenamiento y si fallábamos o llegábamos tarde, por mi parte, recibiría descargas eléctricas. No he visto al resto aún, ni tampoco me responde mi hermano, es muy extraño, pero espero que esté esta noche.
Solo me queda una hora para cenar y otra para ir a la sala del árbol, ya que hoy decidí cambiar mi prueba de la piscina por el entrenamiento y así salir antes de lo normal. No pensé que me iban a dejar hacer eso, pero se ve que sí quieren que confiemos en ellos y a lo mejor creen que dejándome cambiar un poco el horario iba a hacerlo. Pero luego me vienen amenazando como si nada con descargas eléctricas y todo eso se va a la mierda. Yo creo que no son muy inteligente en el fondo.
Decido ir al baño y darme una ducha, el sudor me esta dando asco pegado a mi piel como una segunda capa. Los primeros días no me dejaban ducharme por una razón que desconozco, supongo que es porque para ello necesito agua, pero la cosa es que yo no tengo baño en mi habitación, y sospecho que el resto si. Siempre tengo que recorrer varios pasillos y pasar por delante del comedor para llegar a los vestuarios de la piscina y ahí poder lavarme como es debido.
Ojalá poder tener una ducha, en serio.
Cojo todo lo que necesito y abro la puerta de mi habitación con la intención de ir hacia mi destino, pero algo me detiene o más bien, alguien. Está con su traje negro de siempre aunque supongo que es diferente y lo lavará, no se. Su pelo rubio está despeinado y lo noto muy concentrado en lo que pone en uno de los papeles, después, sonríe. Me acerco hacia él y no me nota, así que me pongo de puntillas para ver que lee tan feliz por encima de su hombro.
<<Te echo de menos, espero verte pronto,
Te quiero.
Wood>>
Sin duda son mi shipp favorito.
-Sois muy monos- digo en voz alta y eso le sobresalta.
-¡Sea!- se lleva una mano al corazón y con la otra guarda la nota con rapidez en su bolsillo- me has pegado un buen susto.
-Lo siento- le sonrío inocentemente.
-¿Qué quieres? Estoy ocupado.
-Leyendo las notas de tu novio, sí, no te distraeré mucho, lo juro- río por lo bajo cuando sus mejillas se tornan de un color rojo adorable.
-Yo...
-Tranquilo, Chris, Wood me lo contó hace unos días- él asiente sin apartar la mirada- solo quería hablar contigo de algo importante- me pongo seria de repente.
-¿Es muy urgente?- asiento repetidas veces y él suspira- sígueme.
Pasamos por varios pasillos desconocidos para mi ya que esta es el área de Wood, es donde entrena y le hacen las pruebas médicas y físicas.
En teoría tengo prohibido estar aquí.
Chris se detiene delante de una puerta de metal que destaca ante el resto de madera, introduce un código, que no consigo ver bien, y entramos en una sala llena de aparatos para sacar sangre, una camilla y supongo que cosas sobre investigaciones.