Hace una hora, Chris me dió unos planos de fuera de este lugar y ahora estoy buscando la mejor ruta de escape. Primero he pensando que sería más sencillo salir por la puerta de entrada porque en teoría hay menos guardias, pero si lo hacemos así, eso significa que tendremos que huir a pie, así que es más complicado y por eso hay menos vigilancia. No creen que alguien se atreva a hacer eso. Luego está la otra opción que sería cogiendo uno de los coches del garaje, pero el problema es que para llegar ahí hay que esquivar a un montón de guardias y saber dos códigos diferentes para entrar, pero podríamos escapar con más facilidad.
Básicamente, el plan A es sencillo de ejecutar, y resulta fácil salir del lugar, pero luego corremos el riesgo de ser atrapados de nuevo. El plan B es difícil de conseguir, nos podrían detener antes de llegar a los coches o incluso matarnos, pero una vez salgamos de la fábrica, no nos cogerán.
Esto no lo puedo decidir yo sola.
Suspiro cansada ya de pensar y doblo los planos hasta tal punto que me caben en el bolsillo delantero. Debería decirles al resto las dos opciones y elegir una por votación o algo así, porque hay que tener en cuenta que nos llevamos a Chris, que puede ser dañado con facilidad. También les quería decir a los chicos que quiero llevarme a alguien más... Pero no se si querrán. A lo mejor me mandan a la mierda y todo.
Me tumbo en la cama y miro mi mesita de noche, donde está la lámpara que he reparado, ya que no funcionaba y a su lado, la llave. Al final, con todo el lío no la usé y se me olvidó que existía. La cojo y observo con detenimiento, intentando recordar la razón por la que se la dí a Wood y no me la quedé yo o algo por el estilo. Al final, abro el cajón cerrado harta de intentar acordarme. Hago un poco de fuerza para que ceda y pueda ver el contenido. Al principio, frunzo el ceño, porque no hay absolutamente nada, y no tiene sentido todo este rollo para esto.
A lo mejor me volví loca después de todo.
Paso la mano por dentro, buscando cualquier cosa que podría estar dentro, pero es que, lamentablemente, está vacío. Lanzo la llave al otro extremo de la habitación, frustrada por crearme falsas esperanzas a mi misma, pero 5 minutos después, la estoy recogiendo arrepentida de hacer eso. Observo de nuevo el objeto y me quedo sentada en el suelo, ya que no tengo otra cosa que hacer.
Cuando me estiro para dejarla de nuevo encima de la mesita, percibo que un papel sobresale de un lateral del cajón, por fuera. Siento como la esperanza de encontrar algo interesante vuelve a mi y rápidamente lo saco de ese sitio. Abro con cuidado, intentando que no se rompa y mi corazón comienza a latir desbocado, sabiendo lo que voy a leer a continuación. La boca se me seca cuando me encuentro con una lista o más bien, la continuación de una:
6. Traición.
7. Cálculos matemáticos con risas de fondo.
8. Muerte y sangre.
9. Dulces pesadillas...
Me tiemblan las manos a tal punto que casi ni puedo leer las letras, pero cuando consigo acabarlo todo, hago una bola la hoja y me la guardo en el bolsillo. Trago saliva como puedo y me siento en la cama a meditar lo que he leído, porque básicamente me está diciendo que alguien muere, y es lo último que quiero. ¿Debería dejar el plan? Tal vez es demasiado apresurado y con muchos interrogantes alrededor. Podríamos esperar un mes más...
La vida de todos está en juego y aunque yo sea la "líder", no pienso tomar decisiones que acaben mal. Necesito el consentimiento del resto, ideas para mejorar el plan y distintas formas de conseguir que funcione. El problema, es que me he dado cuenta que me siguen a mi, si yo digo que si saltan de un puente, no se van a caer, se lo creerán, solo porque lo digo yo. Necesito que piensen por ellos mimos, pero Wind no está en su mejor momento, Fire solo busca venganza y le da igual todo y Wood simplemente, no habla, nada.
Alguien toca a mi puerta y yo miro con detenimiento como se abre y deja ver a la última persona que me apetece ver hoy. Él entra con ese aire de superioridad que carga siempre, lento pero firme, sin miedo a nada. Carraspea varias veces antes de sentarse a mi lado en la cama, mirando al frente, sin decir nada. Lleva un uniforme de color rojo e intento aguantar la risa ya que cada vez se parece más a Santa Claus. Se quita las gafas de abuelo que carga siempre en la punta de la nariz, a tal punto que hasta crees que se le van a caer y las limpia con un pañuelo que se saca del bolsillo elegantemente.
-¿Cómo te encuentras hoy, Sea?- enarco una ceja y él simplemente me sonríe de lado, con burla.
-Estaba disfrutando de mi día libre hasta que has llegado- le devuelvo el gesto pero un poco más exagerada.
-¿Has comido bien?- ruedo los ojos y miro mis manos en un intento de no lanzarme y matarlo ahora mismo.
Estos pensamientos a veces me asustan...
-¿Importa?- suelto con desprecio impregnado en mi voz.
-A mi si, no quiero que mi mejor líder se muera de hambre- río sarcásticamente y esta vez, lo miro fijamente a los ojos, seria.
-No soy tu líder, no soy de nadie, no soy una persona que puedes usar y luego matar cuando ya no te sirva- le escupo sin esconder el asco que le tengo- no me llames tu nada, White, porque estoy muy tentada a romper la bombilla de la lámpara y clavártela justo en el pecho.
Puede que me haya pasado un poco...
-Me encanta esa actitud que tienes, me recuerdas a mi- me sonríe sabiendo lo que esas palabras causan en mi.
A la porra, no me había pasado ni un pelo con mi amenaza.
-No lo creo- digo segura, sin titubear.
-Pues es la verdad, yo a tu edad era un león que siempre quería tener una presa a la que atacar, pero maduré y ahora solo mato si van a por mi.
-Que maduro- susurro, pero me escucha, obviamente.