---Primer Año---
No podía resistir el cargarlo, ya tenía trece años y el pequeño Kiki un año de estar conmigo, aunque es también su edad cronológica precisamente.
Aunque me mantenía en mis deberes de reparador de armaduras, para mantener el santuario lo mejor posible aun con la maldad ahí, cuidaba también del niño que tanto quiero, ha comenzado a hablar, me causa tanta risa al verlo tratar de comunicarse conmigo, sus primeros pasos al verlo crecer, siento que está pasando muy rápido…
Tantas cosas que he estado aprendiendo con mi pequeño, incluso he vuelto a ganar la confianza que había perdido.
Me la he pasado todos los días entre cuidar a Kiki, reparar las armaduras y utilizar mis habilidades como herrero para hacer joyas, para venderlas en el pueblo.
No me había dado cuenta de lo costoso y difícil de criar a un bebe, pero lo estaba haciendo solo por él.
Kiki alegraba mis días, no importaba cuando cansado estuviera, lo mal que me sintiera su sonrisa me volvía a la vida por más difícil que esta se volviera.
Pero estarme dedicando a ese estilo de vida, me cobro muy caro.
Un día regresando de haber vendido algunas joyas, conseguir lo necesario para ambos.
Me percate que presentaba un poco de fiebre, sentía mi cuerpo débil, la cabeza me daba vueltas, tosía y comenzaba a sentir un picor en mi garganta.
-No, por favor-
Estaba preocupado… Me enferme y en algún punto mi cuerpo dijo… “No más, descansa” y ya no podía negarlo.
Al llegar, aun con mi cuerpo tan pesado y cansado, seguí haciendo lo esencial.
Prepare la comida de Kiki, yo no tenía apetito, solo un té caliente.
Mantenerme de pie fue tan difícil en ese instante.
Al terminar, ya no tenía fuerzas de nada, es mejor dormir un poco, mis ojos me dolían tanto, a Kiki lo sentía más pesado de lo normal, cada paso que doy me sofoca.
No podía mostrar una cara de dolor, no quería preocupar a mi niño…
(-¿El entendería lo que pasaba?-)
Eso curso por mi mente.
Lo deje en aquella cuna de madera, que había hecho para él.
No es lo mejor pero servía para que estuviera a salvo.
Me deje caer en la cama, sintiendo como todo mi cuerpo esta adolorido, con los síntomas es obvio, pesque un muy fuerte resfriado, lo sabía… Había estado así casi una semana, pero al no cuidarme bien, se fue empeorando de a poco.
Trataba solo de que mi pequeño no se contagiara, olvidando mi propio bienestar.
Ahora me encontraba más enfermo, cansado y con una sola cosa en mente.
Si yo emporaba, ¿Quién cuidaría de Kiki?
Miles de reocupaciones me vinieron a la mente en ese momento.
Incluso la idea de que si yo no sobreviviera.
¿Quién se haría cargo?
Sé que es tonto pensar así, hasta donde yo conozco, nadie se muere por una gripe.
Mas una cosa era que me estaba descuidando tanto.
Me estaba quedando dormido, con la vista hacia ese bebe, que en ese instante ya era hora de su siesta, conocía todo de esa criatura, si no me recuperaba para dentro de unas horas… No sabría qué hacer.
No pensaba nada bien, la desesperación llego a mí junto con la preocupación, una muy mala combinación para alguien enfermo.
Entre mi conciencia y la conciencia, estaba pidiendo, rogando, casi suplicando, que alguien, quien fuera… Me prometiera que cuidaría a mi bebe, si algo malo me pasaba.
En soledad mi mente hablaba…
Y yo solo seguía, hasta que poco a poco mi cansancio gano y me quede dormido.
Después de eso no recuerdo mucho, salvo que un cosmos conocido fue una sensación tan cálida…
Me sentía seguro.
Recibí tu llamado, ¿Por qué tu cosmos esta tan inquieto?
¿Qué es lo que te… Pasa?
Observo una cuna, con un bebe adentro, y verte dormido, me extraña demasiado.
Somos de la misma edad, aun así… Luces como la última vez que te vi, pero… Tu sonrisa eterna desapareció…
Planeaba despertarte.
¿Estas bromeando?
¿Cómo haces esta clase de cosas?
Existe una orden contra ti, que has abandonado el santuario, traicionándonos y si tenemos la oportunidad matarte…
Fruncí el ceño, me molesto que fueras descuidado, pero quería respuestas de esa criatura.
Al verte dormir, luces agitado, angustiado, tu rostro me muestra varias meucas de sufrimiento.
Sudabas, jadeando un poco, me atrevo a tocar tu frente, estas caliente…
-¿Una simple gripe es lo que te tiene así Aries?-
Mis palabras son de molestia, ¿Porque eres tan descuidado?
Si supieras que he tratado de mantener tu ubicación en confidencia, haciendo con lo que puedo desviar la mirada de este punto…
Abres tus ojos un poco, estas sonrojado de las mejillas.
-¿Qué? ¿Quién?- Habas como si no me reconocieras…
¿No reconoces mi cosmos?
Estas muy enfermo no te has atendido bien…
¿Desde cuando eres tan descuidado?
-Por favor… Cuida… Lo… Yo… No me…- Suspiras… Es tu tono de preocupación…
-Descansa… Tienes que tratar de recuperarte…-
-Kiki… El… Necesita…- Tu cansancio es más grande ahora… Pero ese cariño a esa criatura es enorme.
-Cuidare de ese niño, por ahora duerme- Lo dije sin pensar seriamente, pero me di cuenta que necesitas que alguien te confirme que estará bien.
Tus hermosos ojos verdes, lucen tan apagados ahora, me estas mirando apenas abiertos, pero giras levemente para verlo.
Y de nuevo los cierras, te acurrucas a una posición agradable para ti.
Tiemblas, prestaba atención a tus movimientos, aunque estas sudando, la enfermedad te consume.
Antes me regañabas a mí, por solo meditar y no atenderme si me enfermaba, ahora solo mírate…
Eres igual de terco que yo, cuando…
Giro mi vista para ver a ese niño, le has puesto un nombre.
Atraviesan miles de ideas por mi mente, pero… No creo… Que sea… Tu hijo biológico… O acaso… ¿Cometiste algún error?
No presto más atención a esto, por un simple instinto tomo aquel cobertor que notaba, para cubrirte, debo de ayudarte a disminuir la gripe, ponerte lo más cómodo posible.