Últimos Pensamientos

Capitulo 5 (Tres Años)

---3 años---

El tiempo pasa con una gran rapidez, otro año más en donde he hecho mi mayor esfuerzo para que Kiki esté bien, crezca y sea muy feliz.

Para ese punto ya tenía una mayor confianza, lo cuidaba, tratando de darle un poco de libertad, como la que mi maestro me dio.

Aunque para esa época en donde yo era niño, el tenia tantas cosas que hacer, no podía estar al pendiente de todos.

Por eso tengo los recuerdos de como Aioros cuidaba de nosotros, jugaba y no empezaba a enseñar lo básico, aunque no lo hizo solo también… Saga hizo lo correspondiente, pero…

Un suspiro escapa de mí, al recordar esas memorias, que se remontan a mi tierna infancia.

Si las cosas se hubieran quedado así siempre… Todo sería tan diferente.

Pensar en eso mientras trabajo es como mi mente vuela, no comprendo cómo logro hacer alguna actividad concentrado y recordar el pasado tan vivido.

Sin embargo y aunque la muerte de mi maestro aún sigue doliendo, que creyera que nunca sería su digno representante, ni de su armadura, ni de la reparación de armaduras.

Ahora es todo muy diferente, sonrió sin darme cuenta, he logrado sentirme mejor como caballero dorado de Aries, sin embargo… Es un tema que nunca he tocado con Kiki.

Tomo años, pero al fin puedo sentirme bien.

Creo que… Todo debió pasar de esta manera, es demasiado cruel de mi parte, pero…

Si nunca hubiera venido a Jamir, ocultarme por tantos años, jamás hubiera conocido a mi bebe, no lo habría encontrado bajo esa tormenta y…

No, no pensare en algo como eso.

Suspire un momento, dejando mis herramientas en la mesa, mire un momento por la ventana, el día lucia tan precioso.

Cuando la temporada cálida llega, es difícil pensar que este lugar pueda estar cubierto por la nieve y el frio ser demasiado para cualquiera.

Aunque desde que tengo a Kiki, cada tormenta, no me hace pensar en nada triste, al contrario me siento feliz, de abrazarlo y jugar en la seguridad de esta torre.

Descansar es bueno, poder pensar libremente de todo lo que he sido feliz en estos tres años, es una diferente tipo de alegría.

Quiero ser lo mejor para mi niño, sé que lo lograre.

Me ha ayudado mucho que el viejo maestro me permita hablar con él… Incluso que Kiki pudiera establecer ese contacto tan pequeño, solo me asombra.

No recuerdo ser así de habilidoso, pero eso no importa.

Sin darme cuenta he dibujado una sonrisa en mi rostro, creo que puedo hacerlo más seguido.

-¡¡¡MAESTRO!!!- Esa dulce voz infantil que adoro escuchar.

Me regala los mejores abrazos, posiblemente quiere jugar un momento.

-¿Qué pasa Kiki?- Lo miro a los ojos que brillan tan precisos.

-Maestro… Enséñeme a hacer joyas y reparar armaduras- Me suplica con sus ojitos, juntando sus manitas delante de él.

Me extraña mucho su petición, pero creo que es algo que no se puede evitar.

-¿Por qué quieres aprender?- A esa edad ni siquiera debe saber el por qué.

-Quiero ayudarlo- Lo dijo tan tranquilo, alzando sus bracitos, dejándome ver su sonrisa.

-¿Ayudarme?- Reí un poco, mirándolo detenidamente –Kiki, no te preocupes por eso, no necesito ayuda, yo puedo hacer esto por mi cuenta- En ese punto no podía comprender la capacidad de empatía que mi pequeño podría desarrollar.

-Pero… Muchas veces, usted se ha quedado despierto muchas noches, para hacer todo y las armaduras que debe reparar…- Inflo sus mejillas, apretando sus puños.

-Bueno, eso es responsabilidad mía, no tienes de que preocuparte- Acaricio sus alborotados cabellos, dándole un beso en la frente.

-Si me preocupo- Contesto, frunciendo su ceño –No quiero que se desvele mucho, eso hace daño, usted me lo dice y lo hace-

Me sorprendí que me estuviera reclamando algo así, aunque me daba cierta gracia…

Creo que soy afortunado por tener a alguien que se preocupe tanto por mí, pero… Él no debe angustiarse por nada.

-Yo soy mayor que tú, puedo desvelarme y más si es por mi deber y por ti- Se lo decía esas palabras con la voz más serena que podía regalarle.

-¿Por qué es su responsabilidad?- Ladeo su cabeza un poco.

-Pues debo cuidar de ti, eres mi alumno y quiero que estés bien- No solo representaba mi alumno, si no… Que también es mi hijo… No sanguíneo, pero lo amo como tal.

Ya en un punto, es mejor que las cosas tomen este camino, al final es como me adecuaron a mí, pero… Nada evitara que lo cuide un poco más.

-Pero, ¿Por qué repara armaduras?- Cruza sus brazos delante del pecho, me mira con cierta preocupación.

-Porque soy el único que puede hacer ese deber- Ahora llegó el momento de hablarle un poco más de nuestras raíces, de lo que representa ser un Lemuriano, pero debo omitir ciertas partes, todo por su seguridad.

-¿Por qué es el único?- El viejo maestro me advirtió que a cierta edad, se les ocurre cuestionar cada cosa, pero al contrario de parecerme molesto, me gusta enseñarle todo lo que pueda a mi niño.

-Kiki… ¿Sabes que es un Lemuriano?- Con esa pregunta comencé.

-Si- Sonrió animado, dando pequeños saltitos en el piso –Los Lemurianos somos nosotros y todos los que tengan los puntitos en la frente, llamados tikas-

Asentí sonriéndole, como se emociona cuando habla de algo que conoce.

-Bueno, como sabes somos muy pocos los Lemurianos que quedamos en la tierra- Le sostengo de las manitas, para que me prestara más atención –Además Atena, la Diosa de la que algunas veces te hable, nuestra gente decidió ayudarla en todo lo que necesitara, por lo tanto nuestros somos los únicos capaces de reparar las armaduras de los caballeros que luchan por ella- Debía cuidar bien las palabras, no revelaría que yo también pertenezco a esa orden de caballeros dorados, no aun.

-¿Por qué somos los únicos?- Ladeo de nuevo su cabeza, mirándome fascinado.

-Las herramientas celestiales y el polvo estelar, es algo que solo nosotros sabemos utilizar y crear, y este conocimiento se va pasando de generación en generación, no se puede romper porque…-Dude en seguir, pero al fin de cuentas, mi pequeño debía aprender.




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