Solo unos días pasaron, la guerra santa comenzó.
Enfrentarme a los antiguos compañeros de armas, fue algo que nunca pensé hacer.
Atreverse a perturbar el descanso de los muertos, pero… Que se volvieran unos traidores ante nuestros ojos, fue algo que nadie me preparó.
Ver las lágrimas de sangre que Saga, Shura y Camus dejaron caer ante mí… Sé que no físicamente pero su alma lo hacía.
No fui tan cercano a Saga y Shura, pero Camus fue mi amigo, duele verlo así… No me quiero imaginar que sentirá Milo a contemplarlo portando la Sapuri.
Lo peor, algo que destruye el corazón… Mi maestro, el patriarca… El antiguo portador de Aries, estando bajo el mando de Hades.
Sé que nunca debería revelarme ante él, pero… No permitiría que avanzara.
Me di cuenta que sin importar mi entrenamiento, no podía ganarle a su cosmos, con un solo movimiento me inmovilizo.
Creí que de verdad me mataría, sentimientos encontrados, tratar de entender que es lo que esto significa.
Me negué a creer que él pudiera hacer algo así.
Pensando en eso, me mantuve abajo, sin poder mover un solo dedo.
Pero el viejo maestro llego, me ayudo a recuperarme y aun en contra de lo que el patriarca me ordene, seguir otras indicaciones, lo que creo que es correcto.
Después de dejarlos solos… No supe que paso… Aún sigo sin saberlo.
Solo que note sus cosmos, aún están elevados, podía sentir una ligera tristeza entre ambos.
No pude detenerme para averiguarlo…
Al llegar a Tauro, encuentro algo que desee nunca presenciar, un amigo mío… Otro… Que ha caído… Mis lágrimas no las contuve.
Es nuestro deber morir si es necesario, pero creo… Que nuestra muerte es más fácil manejar que las de quienes nos importa.
Combatí a quien asesino a Aldebarán, pero no fue necesario, al notar lo que él mismo ha dejado atrás, para defender la segunda casa.
Mis pasos siguieron, hasta llegar a Cáncer.
Una fuerte energía telequinetica, me contuvo en medio de tantos espectros, pero no me dejaría intimidar.
Pero… ¿Por qué tenías que volver a aparecer Seiya?
Te aleje de esta guerra, porque fueron las órdenes de nuestra Diosa, pero también… Deseo que sigas vivos como los demás bronce, puede que sea un deseo egoísta pero… También si ustedes no están… Kiki quedara solo.
Aun así, las palabras de Seiya… Son verdaderas, él también desea ayudarnos y sé que los demás muchachos de bronce harán lo mismo.
No puedo persuadirlo.
Así que entiendo que serán de gran ayuda.
Al quedar libre de esa prisión telequinetica, pudimos notar de quien se trata.
Myu de Papillon.
Él sería mi oponente, dejare que continúe Seiya.
Fue una batalla algo complicada, pero no dude en hacer todo lo posible para acabar con esto rápido.
Debía reunirme con mis demás compañeros.
Sin embargó… ¿Por qué tuve que apresurarme?
Ser el primero en llegar a Virgo y darme cuenta de lo que pasa.
Mis manos y piernas sin pensarlo se dirigieron a tratar de apoyar a Shaka en la sala gemela, pero… De a poco entendí las verdaderas intenciones de él…
-No hagas esto, por favor- Susurre esas palabras, golpeando levemente aquella entrada cerrada, mis lágrimas volvieron a brotar, mi corazón está desgarrándose.
Quiero ignorar el deseo de Shaka, pero… ¿Por qué debo de ser tan correcto?
¿Porque debería respetar lo que deseas hacer?
Si me está causando un gran dolor… No es justo.
Detuve a los demás, explicando que es lo que Shaka desea hacer.
No pude ocultar mi dolor.
Como fue lo ocurrido, deseo no saberlo, solo que… Al sentir como su cosmos se apagó, quise de verdad acabar con mis propias manos a Saga y los demás.
Saga… Tú… has acabado con dos personas que he amado tanto… Quisiera dejar la razón por una vez de lado y dejarme guiar por mis emociones, pero… No lo hice.
Al ofrecerme el rosario de Shaka, me enfureció tanto que lo tocara con sus manos llenas de sangre, lo sujete con toda mi fuerza, queriendo arrebatárselo.
Mis otros compañeros no dudaron en atacarlos, yo manteniéndome al marguen.
Solo por un minuto me permití hacerlo.
Entendimos que la única manera de detenerlos seria con una exclamación de Atena.
Una técnica prohibida.
Creo que ellos pensaron exactamente lo mismo.
Cada trio lo hizo, chocando en el medio, incrementándose con el poder de nuestros cosmos.
Aun así… Los jóvenes de bronce, trataron de que esa colisión se dirigiera hacia arriba, para que esto no destruyera todo el santuario.
Ellos me sorprenden cada instante.
Después de esta lucha.
Escuchar las órdenes de Atena, que nos dirigiéramos hasta donde la estatua de ella se encuentra, junto a los tres renegados.
Es una petición de ella y no podemos ignorarla.
Podría sentirse como si todos estuviéramos del mismo lado.
Pero… Al ver la daga dorada… Que se la ofreciera a Saga y repentinamente ver como la sangre de nuestra Diosa es derramada.
No pudimos hacer nada… Ella murió.
Ahora creo entender mejor a lo que todo esto significa, los sacrificios que han hecho.
Nuestro nuevo objetivó fue ir hacia el castillo de Hades en la tierra.
Las doce horas se acabaron y con ello… La vida ficticia de aquellos que aun con un favor de Hades, trataron de estar al lado de Atena.
Si hubiera tenido un poco más de tiempo, me habría gustado tanto hablar con mi maestro, pero sé que él debía mantener su engaño.
El primer juez del inframundo al que nos enfrentamos siendo Radamanthys.
Tratamos de atacar, pero nuestros cosmos se sentían diferentes.
Fuimos acabados con facilidad, llegando a Cositos.
La frialdad del ambiente… Nuestros cuerpos inmóviles, es lo que apenas podía recordar.
Un cálido cosmos nos logró traer de vuelta.
Atena… Aun nos necesita.
De ese punto, hasta lograr llegar al muro de los lamentos.