Umbral de la adolescencia

Capítulo 4.

"Chico guapo y papá comprometido de vuelta"

 

Sábado 18 de octubre de 2014.

 

Siento los pocos rayos de sol atravesar por mis párpados cerrados. Hay una pequeña brisa que entra por las ventana que hace que las cortinas se levanten para dejar entrar la luz solar a la habitación. Me estremezco cuando mis dos sentidos perciben la luz y la brisa. Me acurruco un poco en la cama y con la mano a tientas busco mi sábana para cubrirme mejor. Toco un cuerpo desnudo que duerme junto a mi y sonrio. Me encanta tener este tiempo de sueños. ¿Quién no los tiene? Si no lo tienes mucho en la vida real por lo menos tu subconciente te regala un poco de eso. Ronroneo y me acerco más al cuerpo que tengo a mi lado. Tengo un leve dolor en la cabeza que aparece cuando comienzo a moverme. Me muevo como un pequeño gatito con el cuerpo de la otra persona. Aparece el siguiente sentido: huele a menta y alcohol. Frunzo el ceño. Siento también el alcohol en mi boca. Quiero fruncir otra vez mi ceño pero el dolor se hace un poco más agudo.

¿Puedes percibir cuatro sentidos en tus sueños?

No lo creo.

Nuevamente las cortinas se elevan y puedo escuchar el viento soplando y como las cortinas vuelven a caer.

Cinco sentidos.

Estoy despierta…

Estiro mi brazo para tocar el pecho de la otra persona. No hay tetas así que es un chico.

Abro poco a poco mis ojos. No sufro por la luz ya que las cortinas de la habitación en la que estoy son oscuras. La cortinas de mi habitación son blancas. 

Esta no es mi habitación.

Levanto la mirada y me encuentro con el rostro de Andy que duerme profundamente acurrucado también hacia mi dirección. 

¿Cómo rayos llegué a dormir al lado de Andy y porqué está desnudo?

Me remuevo un poco y noto como su brazo derecho está debajo de mi cabeza y su brazo izquierdo permanece en mi estómago… También desnudo…

Mierda. Mierda. Mierda.

Me despierto de una vez por todas cuando me doy cuenta de que ambos estamos completamente desnudos. En una cama.

Trato de recordar la noche pasada, pero solo tengo vagos recuerdos de estar charlando con los amigos de Andy y otros en los que entraba a la casa a llenar mi vaso de bebida. En ninguno estaba Andy ahí. ¿Cómo llegué a acostarme con Andy y porque no recuerdo nada? ¿Estaba tan borracha? Antes bebía más de lo que lo hice la noche anterior pero nunca me había puesto así. ¿Será que los meses sin probar alcohol me afectaron tanto?

Mierda. Condón.

¿Si lo usamos?

Me levanto de un salto y busco en el suelo el condón usado.

Escucho a Andy removerse en la cama y quejarse por el vacío en esta. Camino hasta el lado donde está dormido Andy y encuentro una papelera, y para mi suerte encuentro el condon dentro de él.

Bien, no soy tan estúpida después de todo. Suspiro con alivio.

Tomo las prendas que encuentro en el suelo y me siento en la cama para que me las pueda poner porque de repente me falta el equilibrio. Andy vuelve a estremecerse en la cama cuando siente el cambio de nivel en el colchón y suelta un suspiro. Se ha despertado.

—Buen día. —Le digo mientras estoy colocandome la camisa.

Abre los ojos de golpe y se queda observando por bastante tiempo mi cara. Vuelve a cerrarlos y abrirlos de nuevo. Igual que yo, frunce también el ceño.

—Buen día —responde con voz ronca.

Me observa unos segundos más, pero yo dejo de prestarle atención. Con mis bragas y mi camisa puesta me levanto para ponerme mi vestido.

—Iré por unas pastillas para la resaca ¿quieres unas? —Busco las medias con las que vine y me las encuentro cerca de la puerta, las recojo y me doy cuenta de que esta rotas. Muy rotas.

—Por favor —asimila.

Estuve dandole un show en bragas. Bueno, tuvimos sexo, creo que no debería de sentir vergüenza hasta este punto.

Andy se sienta en la cama y jadea cuando se da cuenta que él también estaba completamente desnudo. Él tiene la decencia de cubrir sus partes íntimas con la sábana y busca rápido sus boxers. Me pongo el vestido en lo que él hace eso.

Antes de bajar por la medicina entro en el baño que hay en la habitación para inspeccionar mi rostro y darle la privacidad que Andy necesita para terminar de vestirse.

Antes de fijarme muy bien qué pasa con mi cara, abro la llave del grifo para enjuagar mi boca. Repito esto dos veces y esta vez sí me veo en el espejo del baño. Nada grave: maquillaje levemente corrido, pestañas pegadas por el rimel y cero rastro de mi labial. Trato de lavar el rimel y limpiar un poco, pero sin desmaquillante es en vano.

Escucho a Andy caminar hasta el baño y luego tocar la puerta. Quiere hablar. Dejo que entre porque no estoy haciendo nada privado.

—No recuerdo nada —gruñe.

—Ni yo respondo.

Él se coloca detrás de mí así que podemos vernos ambos en el espejo. Aparto mi cabello de la cara y lo lanzo hacia mi espalda y me encuentro con unos cuantos chupetones en mi cuello. Abro mucho los ojos por que se notan demasiado.




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