Umbrosus

CAPÍTULO DOS

Actos impulsivos

 

Si Alexander tuviera que usar una palabra para definir la amistad que tenía con Tyler probablemente sería "liosa". No obstante, él era la única persona que parecía entenderlo, se sentía bien a su lado. En ocasiones pensaba que su afinidad se debía a que su amigo era una persona diferente, que se apartaba de las normas convencionales que dictaba la sociedad al igual que Alexander, y al no tener a nadie más que los comprendiera ambos se complementaban, algo que no había pasado con nadie, ni en la escuela ni fuera de ella. Antes era así con su hermano, pero ya no más. Aun con Payton, no sentía que fuera del mismo modo que con Tyler, con él veía todo diferente. Uno de sus mayores problemas era ese, "ver a su amigo diferente", ya se había preguntado incontables veces si ese nerviosismo al tenerlo cerca y a la vez desear que no se apartara significaba algo más, era casi un hecho que así fuera y en parte eso le aterrorizaba.

Los siguientes dos meses se dedicó a descubrir que era con exactitud lo que sentía por Tyler o si sólo era una sensación confusa que pasaría con el tiempo.

Odiaba las veces en que su amigo sacaba a colación el tema de irse a Montauk, no quería que lo dejara. Cada día en su interior se libraba una lucha por que lado de si mismo debía mostrar, el lado con el que estaba cómodo o con el que se sentía menos juzgado. No hizo falta más cavilación para darse cuenta de que clase de gustos tenía y eso era un problema que le comenzó a aquejar a diario. Pensaba que con Tyler podría mostrarse tal y como era, pero no estaba seguro, tenía miedo; tampoco sabía si lo aceptaría su hermano o Payton, no tenía nadie con quien hablarlo y eso le enloquecía, se sentía atrapado, ansioso y temeroso. Era una locura. 

Un día, por la mañana, Alexander salió del departamento que compartía con su hermano y Payton. Antes de que cualquiera de ellos se despertara, abandonó la pieza con sigilo y de prisa para evitar ser atrapado.

Estando afuera del edificio se abrigó con la chaqueta de Payton que había tomado sin pensar del perchero antes de salir y caminó con calma. Disminuyó su paso cuando tuvo la sensación de ser observado a la distancia, vislumbró por el rabillo del ojo una silueta que pareció humanoide al otro lado de la avenida, creyó que era una persona, pero cuando volteó para verle bien no había nadie allí. No era la primera vez que eso le sucedía, a menudo se sentía observado y no por algún ciudadano juicioso cómo es lo normal, sino por alguna presencia diferente; pero jamás le había ocurrido nada más que le hiciera sospechar que estaba siendo acechado, por lo que decidió no darle mucha importancia y emprendió de nuevo su camino por las calles de Salem.

Luego de caminar por varias cuadras, cruzó la calle y entró en el edificio que conocía bien, siguió por el corredor, se detuvo frente al segundo departamento  de la tercer planta y llamó a la puerta, unos segundos después su amigo ya lo recibía con gusto.

—¿Listo para otro día de ganancias? —le preguntó Tyler emocionado una vez que hubo entrado en la pieza.

La respuesta era obvia, a Alexander le gustaba sentir la adrenalina corriendo por sus venas cada vez que tomaba una billetera o un reloj sin que el dueño se diera cuenta. Era consiente de lo bajo que llegaba a ser lo que hacían, pero no se podían detener estando tan cerca de su meta de ganancias.

Unas hora más tarde se situaron en un nuevo lugar, donde la mayoría de personas no conocía sus trucos, Tyler se encargó de entretener a la multitud que se formó mientras que Alexander analizaba a sus posibles víctimas de saqueo. Una vez que la distracción estuvo en su máximo apogeo, se adentró en la muchedumbre y, utilizando sus ya domadas habilidades, se apresuró a recolectar todas las carteras, relojes y cosas de valor que estuvieran a su alcance. Ya que tuvo suficientes se retiró a un costado donde aguardaría a que el show terminase.

Sonrió al ver a su amigo entretener a las personas usando su carisma, de verdad era bueno haciendo trucos y ganándose el apoyo del público. Entre la multitud, vio a un grupo de chicas cotillear mientras observaban a Tyler, reían y sonreían. Alexander entendía la posición de las chicas, también para él su amigo era atractivo, claro que, nunca se lo diría.

Desvió sus pensamientos. Sus ojos vagaron por la muchedumbre hasta posarse sobre un sujeto que se acababa de unir a la multitud. Era alto, robusto, con una barba recortada y tupida. Tuvo la sensación de haberlo visto con anterioridad, lo miró mas a detalle intentando recordar en dónde pero sin tener éxito. No entendía porque ese hombre despertaba su indomable curiosidad.

Dispuesto a averiguar más sobre aquel sujeto se encaminó de nuevo hacia la muchedumbre, camuflándose entre la gente. Su objetivo estaba a escasos pasos de distancia, el hombre de verdad lucía interesado en el show, o mejor dicho, en Tyler. Obtener la cartera sería sencillo al estar distraído analizando a su compañero, por lo que Alexander simplemente fingió chocar con el hombre de barba intentado extraer su billetera, pero para su sorpresa el hombre no tenía una. 

«Lo siento», fue lo único que dijo antes de regresar al lugar donde estaba con anterioridad, decepcionado.

Con frustración miró al hombre que al parecer no se había inmutado de su fallido intento de robo. Había desperdiciado su única oportunidad de saber quién era el sujeto. Se preguntó si sería prudente seguirlo. Sacudió la cabeza alejando esa idea. Le preocupó su insistencia en averiguar la identidad del hombre, jamás lo había visto y aún así estaba más que intrigado.

Aguardó impaciente a que Tyler se le uniera al terminar el show.

—Que excelente día —canturreó su amigo al acercarse —, no imaginas cuánto dinero da le gente por asombrarlos un poco. —Alexander no le prestó demasiada atención, pues estaba inmerso viendo al sujeto misterioso—. ¿Qué sucede? —escuchó que le preguntó Tyler.




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