Un 26 de abril.

UN 26 DE ABRIL

Un 26 de abril

—Te amo -. dijo Jair, un enamorado de mi compañera que se encontraba sentada al lado mío, al parecer la más hermosa del instituto.

— Gracias, pero no me gustas ¿sabes? -. respondió con altitud. No se cómo acabó de rechazar al ser más hermoso del universo.

— A ti no te dije, le dije a mi futuro esposo -. arrebató con un tono de indiferencia.

—¿Qué? -. no comprendí. Mi.… ¿yo seré su qué?

Liu -. se empezó a arrodillar frente mío —. Ya llevamos tres años de preparatoria y sé que es tonto confesarte mis sentimientos en este último momento, pero; estudié en demasía y quedé en la misma universidad, obvio que, en diferente facultad, ya que tú eres encantador en la literatura y yo un loco completo por el arte, y bueno ya me estoy saliendo del tema... ¡Ah!

Se empezaba a desesperar, creo que el destino obra de diferente manera a la que estaba acostumbrado. Un día, me lo encontré buscando un aula y lo llevé, salones iguales, Wow; empezamos a hablar y es genial, único y lo que más me encantó, no... Enamoró. Sinceramente me sentía tranquilo y amado, nunca dude de mi sexualidad. Pero alguien así no tendría oportunidad. O eso creí.

—Oye, me gustas, lograste lo que nadie ha hecho. Pensé que al principio no era verdad, pero lo acepté, ensaye para confesarme ... Veo que no te agrado a juzgar por tu cara. - vi como sus ojos se apagaban de la tristeza y se dirigía a la salida.

—Qué bueno que no eres gay -. Comento Kara.
—Perdón-. bufé

—Que no eres como aquellos, ya sabes que hay gente que lo acepta hoy en día, pero, es ridículo y luego sabiendo cómo es la gente.

En algo tenía razón. La gente es muy mala, muy adentro por muy buena que se vea, puede llegar a ser la peor escoria.

El amor es amor, y es para todos.

Me levante y corrí; estaba enfermo , ¿y valió la pena?
Me asome en una ventana y ahí estaba parado, aquel hombre sosteniendo una margarita.

—¿Ibas estar ahí? -. me comenzaba a reír por lo que me acerque a él.
— Sí, para esperar por ti.- y con una sonrisa quebrada, me extendió aquella margarita de un color vivo púrpura.

—¿Y vas a esperar por mí? -. tome aquella cálida mano y entrelazamos nuestros dedos y juntamos nuestras cabezas.

—El tiempo que sea, amor-.

Y aun con las miradas encima y críticas y algunas felicitaciones; el amor es un poco terco y ellos eran los tercos perfectos para un día 26 de abril.

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