Un Abstracto Recuerdo

UN ABSTRACTO RECUERDO

Por más que le busco una explicación esto no tiene ningún sentido ni hoy, ni ahora, no sé si es de día y no recuerdo por ningún maldito motivo el porqué de llegar hasta acá, es un baño, si un baño de escuela y podría decir que es el baño al que fui cada día de mi infancia escolar durante seis años, pero es demasiado raro, muy raro, algo más amplio y como unas décadas de años más acabado de lo que la recuerdo.

El baño tiene consigo todo repleto de mosaicos blancos y pequeños pero que el paso del tiempo ha dejado marcados en ellos rastros de polvo y lodo que se han vuelto tan fuertes como el cemento que los une, aunque parece que el baño aún está en funcionamiento porque hay trozos de papel higiénico por todos lados mezclado con el húmedo y lodoso piso, las puertas de lo que serían los cubículos donde están las tazas están corrompidas por el óxido de la humedad del propio baño, huele súper mal y una gota constante suena como si se tratara de una cuenta regresiva, hay luz proveniente de una ventana pero estoy a media luz, las tazas están llenas de suciedad, el prolongado mingitorio estaría lleno de desechos humanos tanto orín como saliva creo y otras cosas más que desagradables que por el hecho de pensar que estaba en el baño según yo de una primaria me daba un pavor mezclado con desconcierto el simple hecho de estar solo ahí y hallar todas esas cosas, no tengo idea qué demonios estoy haciendo aquí pero no puedo salir, me canse de forcejear la cerradura principal y a pesar de todo lo que me pudieran decir estoy ante un sin número de puertas, sí; puertas dentro de un baño, un baño de escuela, el baño de mi infancia en el que había jugado bromas y pasado momentos inagotables de juegos que si mi memoria no me falla parado de frente a la puerta principal por la que entrabamos al sanitario de mi lado izquierdo están las aulas quizá unas cinco en línea en dos pisos, de ese mismo lado pero más atrás de mi está el mingitorio, atrás de mi estaría un ventanal que esta clausurado como por pintura negra y que solo deja entrar luz por un rectángulo de cristal esmerilado de quizá diez por quince centímetros, eso según yo colinda con la calle de nombre norte doce y de mi lado derecho estarían los cubículos y una barda que colindan con los vecinos.

 

Desconozco quienes sean en la actualidad, los cubículos son diferentes a lo que recuerdo, más pequeños y no están lineales, si no agrupados en orden aleatorio haciendo un espacio como para tomar una ducha entre todas sus formas, según yo y mis recuerdos. Si abría la puerta, estaba por salir a un lavadero y pasando el lavadero estaría lo que sería el patio de la escuela a la que asistía en mi infancia, aun así, saliendo del baño tengo que hallar la manera de salir de la escuela, no hay ningún ruido y después de que mi desesperación generó un sinfín de ruidos al gritar, forcejear y patear la puerta, vino la calma a mi persona.

Hace casi veinte años que yo deje esa escuela, (dialogue mentalmente)

—solo piensa ¿qué diablos hago aquí?

 Pensé en silencio, no recuerdo que estaba haciendo antes de llegar aquí ni cómo es que llegue a este lugar, no vengo a ese lugar desde que tenía once años, al salir de esa escuela, jamás regrese

—¡maldición! El silencio es tan implacable que me cuesta importunarlo (Exclame en la mente)

Pero si no salgo de aquí no sé lo que pasara, así que debo darme prisa a escapar de aquí, la luz que entra por la ventana bien puede ser de una lámpara del alumbrado público de norte doce o bien podría ser la de un sol en medio de un cielo nublado, todo es tan confuso, pero no puedo escuchar ningún ruido, no pasan autos, lo que me hace pensar más en la posibilidad de que estoy de madrugada en medio de ese sanitario que de “sanitario” no tiene más que el nombre.

Bueno, me dispondré a abrir las tres puertas, demasiadas para estar dentro de un solo baño, la primera esta entre los cubículos, hacia donde está la barda del vecino, pero por alguna extraña y desgraciada razón al abrirla solo hay pared, ¿quién pondría una puerta tras una pared? seguro esto es una broma,

—¡no no no! (Grite en mi cabeza)

La otra puerta debe tener algo más,

<<te juro que mientras te cuento esto, mis manos están llenas de sudor y siento mi rostro helado, no temo que aparezca algún fantasma, mi sentido común apunta a que si un espíritu logra quedarse en estas dimensiones, el lugar donde menos habitaría seria

en un baño>>

—¡diablos! ¡por una maldita sea! (Nuevamente mi expresión retumbaba en la cabeza)

La puerta tiene otra puerta más chica y cuando la abro aparece otra más chica, a diferencia de la primera que cubría la pared y estaba hecha de metal, esta es de madera

—¡no puede ser! ¡con una maldita sea! (Me grite en el consciente de mis sentidos cerebrales)

Esto debe ser una broma, al abrir la siguiente es una maldita puerta más chica.

—¡no no no! ¿Que maldita sea es esto? (Lo pensé pero estuve a punto de gritarlo)—¿Javier, Javier eres tú? Si alguien quiere verme asustado ya lo logro, déjense de bromas, y paremos esto ¿Quieren?

La cuarta puerta por el amor de Dios que sea algo que me libre de esto, por un demonio es otra maldita puerta, cinco puertas y la última es como de un metro de alto por mucho, dos más y… ¡Con un desgraciado demonio! siete malditas puertas cubiertas por otra más, ya son de medio metro casi las ultimas, pero en un sentido más profundo, cuanto más transcurren los minutos y las puertas, más oscuras son por lo profundo hacia la pared vecina. Considerando que estas puertas están contiguas a la metal de la que te hable.




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