Ella, una de sus hermanas, desesperadas porque sabía que ya su hermano a esa hora se había despedido de ella, antes de irse. No quería hacerse la idea que eso sería real, ya que ella lo había dejado fuerte y bien en el hospital. Pero a las 3:00 empezó a repicar el temible teléfono, dándole paso a que el corazón volviera a tener mil pulsaciones de angustia para la inesperada noticia que no quería escuchar, sin embargo solo por teléfono le informaron, hola dice su otra hermana llorando ¡puedes venirte ¡ que a nuestro hermano le están dando varios paros respiratorio. Llorando de la angustia ya sabía que él estaba muerto, cada minuto que pasaba, cada lágrima, cada sensación de rabia y dolor, marcaron ese espacio de la vida de ella. No podía entender que estaría pasando por el amor momento de perder a un ser querido, pasando por ese terrible dolor por primera vez en sus familia. Pensando en el dolor que estaba sintiendo sus padres en ese momento al haber perdido su hijo varón.
Domingo (6 de MAYO), amanecer con un cielo oscuro, todavía bajo la luz de la luna, Salí de regreso al centro hospitalario a ver porque te habíamos perdido. Buscando una explicación de éste amargo sufrimiento, opacando cada sonrisa de nuestros rostros. Al llegar cada miembro de la familia y ver su cuerpo, todavía caliente por sus aparatos conectados, dándole paso a que respiraras , cada aparato que permitía sostenerte y dejar que te fueras , llegó el paso a una despedida, las palabras y las lágrimas recorrían por cada mejilla, un solo dolor distinto pero amargo , el de una madre desconsolada sin medir su gran dolor que la paralizo dejándola sin aliento y el dolor de un padre que por más fuerte que quería ser su dolor lo dominó, el dolor de cada una de sus hermanas, uno con más desespero que otros, otras con más silencio y más angustia, dolor de tíos, primos y amigos se hacían alargar cada minuto de desesperación ,palabras de unas hermanas que lo amaban, y lo amaran por siempre. Saliendo de la voz de una de ella- Te he querido y amado desde que te conocí, pequeñito, indefenso , me tocó darte tus teteros, cambiar de tus pañales , de ver cada travesura que hacías, pero no puedo acostumbrarme y hacerme la día que te fuiste de este plano terrenal tan rápido, y es que no me he permitido sentir realmente con profundidad eses amargo sabor completo de la muerte , siempre pensaba en el futuro, tomaba decisiones movido por el miedo, hoy gracias a ti y quizás a esta desgracia que marco a cada miembro familiar en diferentes escalas, lo he aprendido de ti y de lo que te pasó, cada decisión que he tomado es diferente y mi vida ha cambiado por completo, he aprendido que si lo haces así, vives al máximo, no importa si... te quedan 5 minutos o 50 años, más Alexander J, de no ser por ti, de no ser por hoy, el tiempo continuaría igual, sin darle la importancia que se merece , la vida se viviría con la intensidad de hoy , mañana puede ser demasiado tarde. La muerte llega cuando menos lo esperamos y aunque deja siempre mucho dolor, también nos trae aprendizajes. Quiero compartir los míos, obtenidos a partir de mi experiencia y de lecturas que han llegado a mis manos, para así poder aligerarle el camino a quien desafortunadamente también tenga que recorrerlo.
LA VUELTA A CASA. En verdad nunca ella se imaginó, tener la tarea más difícil, llevar el cuerpo sin vida de su hermanito menor a su casa, su madre así lo pidió y ella así lo cumplió, que su hijo fuera velado en su casa, con sus familias y amigos.
Y es aquí cuando ella expresa con toda mi alma y corazón que “No trates de entenderlo porque simplemente no lo vas a lograr”. Y es que cuando las cosas se salen de lo que es “normal” en la vida, se vuelve muy doloroso; la mayoría de nosotros podemos estar listos para dejar ir a un padre o a un abuelo, pero nada te prepara para perder a un hermano y menos cuando es menor que tú.
Así que no te tortures buscando una explicación o tratando de encontrarle lógica porque no la hay, y por duro que parezca, solo acepta que es algo que sucedió, como suceden cosas todos los días en nuestras vidas. El duelo es una montaña rusa de emociones que van, vienen, suceden al mismo tiempo, se encuentran y hasta chocan de frente. Y mientras tú te sientes triste, alguien más reaccionará enojado, apático, desesperado o hasta optimista. Y no hay nada de malo en ninguno de ellos, cada cabeza es un mundo, cada quién asimila los momentos de distinto modo y de acuerdo a su personalidad. Vive tu proceso como el corazón te dicte y no te desesperes si los demás lo hacen distinto a ti.
Llorar sin parar está bien… y enojarse también
Llora. Llora todo lo que puedas. Llora hasta que se te sequen los ojos y entonces llora otro poco, porque las lágrimas son lo más natural e instintivo que tenemos en momentos como estos. Y porque además es muy, muy necesario; tal vez algunas de las cosas que más escucharás son: “no te aguantes”, “tienes que sacarlo”, “no te lo guardes”, y no hay nada más cierto que eso. Pero también habrá momentos en los que sentirás mucha rabia, mucho enojo, y también se vale expresarlo y dejarlo salir. Porque no pudiste hacer nada para evitar que sucediera, porque no pudiste decir adiós, porque lo vas a extrañar el resto de tu vida. Porque te llenas de frustración. Enójate, pégale a una pared, grita contra la almohada. Déjalo salir. Tal vez eso no cambie lo que pasó, pero tu corazón se sentirá un poco más aliviado.
Llora porque puedes. Llora, porque duele.
Todo puede cambiar en un minuto
La vida es hermosa y emocionante, pero la pérdida de un ser querido nos recuerda que también es corta y que todo puede cambiar en un segundo. De todos mis aprendizajes, el más grande e importante fue haber decidido cambiar la manera en la que vivo mi vida y tratar de aprovechar al máximo cada segundo de ella. El tiempo es limitado, no lo desperdicies en disgustos y en lugar de eso busca tiempo para estar con la gente que realmente importa y dile cuánto la amas cada vez que puedas.