Un Adiós Inesperado

Ecos del Pasado

Las semanas pasaron y los encuentros en el parque se convirtieron en una rutina para Mariana y Daelyn. Cada conversación era un paso más hacia la sanación, un ladrillo más en el puente que ambas estaban construyendo para cruzar el abismo de su dolor. Sin embargo, a pesar de la creciente cercanía entre ellas, Daelyn no podía evitar sentir una punzada de culpa cada vez que pensaba en Marco.

Una tarde, mientras Sofía jugaba con los niños en el parque, Daelyn se encontró perdida en sus pensamientos. Recordaba los momentos felices con Marco, las risas compartidas y los sueños que habían construido juntos. La nostalgia la envolvía como una manta pesada, dificultando su respiración.

—¿Estás bien? —preguntó Mariana, notando su expresión sombría.

Daelyn parpadeó, volviendo al presente. Forzó una sonrisa y asintió.

—Sí, solo estaba pensando en mi esposo —admitió, sintiendo que no tenía sentido ocultar sus sentimientos.

Mariana asintió comprensivamente.

—Es normal, Daelyn. No tienes que sentirte culpable por recordar. Tú esposo Marco siempre será una parte de ti.

Daelyn suspiró, agradecida por su comprensión.

—A veces siento que al seguir adelante, lo estoy traicionando —confesó — Pero, sé que no puedo quedarme atrapada en el pasado para siempre.

Mariana tomó su mano suavemente, un gesto de apoyo que le dio fuerzas.

—No estás traicionando a nadie, Daelyn. Marco querría que fueras feliz, que encontraras la paz. Y eso es lo que estás haciendo, un paso a la vez.

Las palabras de Mariana resonaron en su corazón, dándole una nueva perspectiva. Tal vez, seguir adelante no significaba olvidar, sino honrar la memoria de Marco al vivir una vida plena y feliz.

Esa noche, después de acostar a Sofía, Daelyn se sentó en la sala de estar con una taza de té caliente. Miró las fotos de Marco en la pared, sintiendo una mezcla de tristeza y gratitud. Decidió escribirle una carta, algo que nunca había hecho antes. Tomó un cuaderno y un bolígrafo, y comenzó a escribir.

Querido Marco:

Hoy ha sido un día difícil. Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar. Pero también he encontrado consuelo en las cosas rutinarias de la vida. Ahora tengo una amiga, se llama Mariana, y platicamos mucho en el parque. Sé que querrías que siguiera adelante con mi vida. Prometo que nunca te olvidaré, pero también prometo que intentaré ser feliz, por mí y por Sofía.

Con amor.

Daelyn.

Al terminar la carta, sintió una paz que no había sentido en mucho tiempo. Guardó el cuaderno y se fue a la cama, sabiendo que el camino hacia la sanación sería largo, pero que no estaba sola en ese viaje.




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