Cuando descubrí que ante tus ojos yo no podría ser suficiente, algo muy dentro de mi corazón se derrumbó, caí en una densa agonía qué apachurraba mi corazón por las noches.
Me sentía poca mujer.
Muchas cosas pasaron por mi mente cuando acepte que no podría cambiar a alguien que creía no necesitarlo, tuve que forzarme a dejar todo aquello de lado, tuve que dejar ir mis ilusiones, una vida juntos.
Mi piel no era la piel qué deseabas acariciar, ni la cual quisieras cuidar, varias lágrimas rodaban por mi mejilla, todas las veces que decidí darte una oportunidad pasaban por mi cabeza, me arrepentía claro que si, pero, ¿que podía hacer?. No tenía suficiente conocimiento sobre ti, creo que algún día podrás amar, no estoy segura que conozcas que es el amor.
Me siento al borde de la ventana y me preguntó si algún día sentirás dolor como yo, si recordarás todas las veces que me mentiste viéndome a los ojos, jurando qué íbamos hacer las cosas bien.
¿Que hay de nuestra familia? No puedo decir que la rompiste o lastimaste tanto porque ni siquiera estoy segura si existió para ti.
No conozco tu mente y jamás conoceré lo que piensas, tu arte y dominio es la manipulación, tu compañero el egocentrismo y la mentira.
Me hubiera gustado escuchar una disculpa tuya, por una vez en la vida.
No merezco tu compasión ni siquiera la mía, no sabía lo que hacía pero si lo que sentía.
Yo amaba, te amaba a ti al mismo tiempo que la dependencia crecía.
Quiero en unos años mirar hasta esta fecha, recordar como recogí mis pedazos, la poca dignidad que me quedaba, tuve que salir y seguir porque el mundo no iba a parar por mi, ni por ti, ni siquiera tu por mi aunque muchas veces yo lo había echo por ti, estoy segura que quizá si me recordarás y espero que un día no muy lejano, te mires al espejo y cuestiones tu existencia y tus echos, tu manera de pensar y de actuar, tu manera de manipular.
Siento un enorme vacío, me había acostumbrado a la tristeza y la soledad.
Me había acostumbrado a lo que no vi venir de tu manso, pues tu me jurabas felicidad.
Eres mi musa, mi inspiración, escribo un verso y más tarde te veo ahí, sin esfuerzo, sin siquiera titubear, tu existes y se que no te iras jamas, una lección se aprende pero la ambientación no se olvida ni siquiera queriendo olvidar.