-t...tu- lo dije aun señalándolo
-el me quito mis ojos- me dijo el niño
Yo no sabía que decir, quería decirle que no tuviera miedo, pero ni yo podía asegurar que él iba a estar bien; pensé en abrazarlo pero el solo regreso a su sitio donde se encontraba unos momentos atrás, podía sentir que lo había lastimado con mi miedo pero él debía entender que yo también no sabía que hacer o cómo actuar ante estos sucesos que nos estaban sucediendo.
-el...mato a mi mamá-lo dijo el niño, en su voz no se escuchaba dolor o algún sentimiento, solo tranquilidad
Trate de hablarle pero al abrir la boca solo sentí un dolor en mi garganta lo cual me hizo volver a pensar respecto a si hablar o no.
-no hables, si hablas te lastimaras más la garganta-me dijo el niño
-mi nombre es Batal...y él es mi hermano- lo dijo el
Yo no podría procesar todo esto, el secuestrador tenía un hermano, el cual podía ser peor que el o no; pero aun así él le arranco los ojos a Batal, lo había lastimado; pero eso también significaba otra cosa, que él tenía una familia. Él tenía una casa aquí o algo y eso significa que me podrían ayudar.
-a....ayúdame-lo dije lo más suave que podía
-no- grito Batal, provocando que se abriera la puerta y entrando él y mirando con furia a lo cual yo me espante, temía en este
Momento por mi vida, porque todo esto fuera una trampa y el solo buscara un argumento para matarme.
-que le hiciste- me agarro y me azoto contra la pared, para este momento yo me encontraba adolorida de todo mi cuerpo, estaba llorando
Y pensando que este sería mi último suspiro de vida.
-nada me ha hecho- dijo Batal
Él se giró hacia Batal y lo miro con una sonrisa que nunca antes había visto, pero eso aun así causo un miedo desconocido en mí que hizo que me atravesara un escalofrió de pies a cabeza, el solo me soltó y caí al suelo lastimándome; él ni se inmuto y solo agarro a Batal del brazo llevándoselo arrastrando por todo el lugar hasta llegar a los escalones, Batal gritaba de dolor y pedía compasión pero él no lo escucho y lo arrastro por las escaleras, logrando que el pobre niño se pegara y le saliera sangre; yo no podía soportar ver a un niño lastimado, no importaba si no fuera de mi familia, él no tenía la culpa de nada.
-¡Alto!-grite lo más fuerte que pude pero por esto lo único que logre fue que él se burlara de mí y me saliera sangre de mi boca.
El solo siguió su camino y al llegar al último peldaño lo tiro con todas sus fuerzas fuera del cuarto y cerrando la puerta de golpe logrando que me asustara por mí y por la vida de ese niño. Al estar sola me puse a reflexionar en las decisiones que tome para encontrarme aquí y solo eso me sirvió para ponerme a llorar pensando que a mi familia no le importaba que yo no hubiera aparecido en un día o dos, a ellos no les hubiera importado si desaparecí, para ellos no era el muñeco roto de la familia el cual solo servía de vez en cuando y lo usaban cuando no tenía a su princesa la muñeca perfecta en todos los sentidos y pues quien no adorarla si era la mejor y hasta para mi
Ella lo era todo hasta esa noche...
Un grito me saco de mis pensamientos, se oían gritos afuera del cuarto y en ese momento pensé que era el fin de ese niño a lo que yo por la impotencia, el miedo, llore y trate de moverme pero mi cuerpo estaba paralizado por el por lo mismo y mi imaginación a flote pensando como estarían lastimando a ese pobre niño.
-porque yo- lo que se suponía que era un grito sonó mas como un susurro
Y aquí me encuentro ahora llorando acurrucada en el colchón viejo, pensando en que pude haber sido más valiente, más fuerte y más lista para poder haber evitado que lastimaran a Batal. En eso se escuchó un estruendo no muy fuerte pero si audible para el cuarto donde yo me encontraba, y justo provenía de donde había visto a Batal la última vez que lo vi.
-estoy bien- oí la voz que ahora era conocida por mi
-él no me hará daño, él lo prometió-volvio a decir la voz que ahora pertenecía a Batal
-siempre vengo cada vez que hay una nueva, pero tú eres diferente- volvió a hablar y eso me desconcertó bastante
Sé que no soy la única, pero esto es extraño, porque yo tendría que ser diferente, que era todo esto, porque todavía estaba viva y lo más importante que quería de mí. En ese momento Batal se encontraba cerca de mí, lo que provoco que retrocediera un poco más
-él me dijo que para ser perfecto tendría que sufrir- y así se acercó a mí y me abrazo, él se puso a llorar, lo cual lo único que hice fue aceptar su abrazo y reconfortarlo; eso era lo único que podía hacer en ese momento, aunque quería hacer más o incluso llorar no podía, debía darle fuerza a ese niño el cual no sabría que ha pasado para ser así o su manera de verse; le iba a besar la frente cuando vi una abertura en su piel y de ahí se veía que había brotado la sangre a lo cual lo único que pude hace fue arrancar un pedazo de la tela de mi ropa y ponérsela en la cabeza.
Editado: 23.02.2019