Primer intento.
Blake
Lunes, de nuevo escuela, de nuevo poder ver a mi castaña con olor a vainilla, durante todo el fin de semana me dedique a comprarle cosas con ayuda de Janeth, eran cosas simples pero según Janeth y Yess me harían destacar a lado de todos sus pretendientes, y esperaba que así fuera, por lo poco que la había observado estas ultimas tres semanas podía deducir algunas cosas para poder empezar a cortejarla.
El primer regalo sería una pulsera de piedras azules y blancas brillantes con un colgante de una flor en especifico una jazmín por aquello de su perfume a vainilla, me seguía aterrando la idea de acercarme a ella, así que pedí ayuda extra con mi único amigo, Chace, le pedí a el que dejara el regalo en su casillero con una nota, no decía mi nombre solo mi inicial,
Ahora nos encontrábamos espiándola, esperando a que fuera a abrir su casillero para ver su reacción al ver el regalo.
— Ya deja de moverte que nos van a descubrir. — Chace estaba detrás de mi, yo no paraba de mover mi pierna de arriba a abajo, estaba muy nervioso, ¿y si no le gustaba? ¿y si se asustaba? — Que ya hombre. — me tomo por los hombros para agitarme y que me calmara.
Lo logro por unos escasos segundos, ya que la respiración se me detuvo al verla tomar la pequeña caja leyendo la nota.
— Ya lo vi, ya lo vio. — tome la mano de Chace nervioso.
Ella continuo analizando el regalo, abrió la caja y tomo la pulsera, pude ver como sonreía y se le iluminaban los ojos, así como iluminaba todo el lugar además de darme calma al ver una buena reacción departe de ella.
— ¡Le gusto, le gusto!
— Lo sé también estoy aquí Blake. — Chace me soltó de la mano limpiando la suya, no me había dado cuenta que estaba sudando.
— Esto me da esperanzas, si puedo llegar a ella. — estaba tan emocionado, ya quería verla de frente a mi al menos por unos segundos en la clase de literatura.
— Amigo, ni si quiera sabe quien eres, puede que piense que es alguien que a ella le guste.
— Tiene mi inicial, y si es tan inteligente empezara a atar cabos. — no quería que nada ni nadie me quitara esta felicidad. — Vamos a clase. — lo tome del brazo para ir al salón, ella aún no llegaba y así me daba tiempo de tranquilizar mi respiración, la iba a poder ver de frente.
De nuevo unas risas se hicieron presentes por el pasillo, eso anunciaba la entrada de la castaña de Nathaly. Comenzó su recorrido de la puerta de la entrada hasta la banca delante de mi, su olor llego hasta mis fosas nasales, cuando levanto su mano izquierda para quitar uno de sus mechones de cabello de la cara pude ver la pulsera que le regale, ¡ella ya se lo había puesto!, le quedaba tan bien, esa piel tan suave y clara hacia contraste con las piedras azules de la pulsera.
Escondí mi sonrisa para no delatarme en el momento, aun no era momento para que supiera que soy yo. No puse mucha atención a la clase, solo me interesaba ver la muñeca de Nathaly, asegurarme que la pulsera seguía ahí, mi corazón no cabía de la dicha y la felicidad, la campana sonó indicando el fin de la clase.
— Se puso ya la pulsera. — tome mis libros caminado a los casilleros para cambiarlos por la siguiente materia al lado de Chace. — eso significa que si le gusto. — negué con la cabeza feliz, no supero el echo de haber logrado algo con ella.
— Si, si romeo, pero debes de regalarle mejores cosas, en este colegio abunda el dinero. — Chace me aterrizo.
— ¿Crees que le gusten las cosas caras? — tenia el dinero y el poder para regalarle diamantes costos, pero Janeth me llevo a una joyería donde eran cosas simples, pero bellísimas.
— Y a que chica no Blake. — el río. — No intento desanimarte, solo intento ayudar, esfuérzate más amigo. — la felicidad que tenia se esfumo en un par de segundos, Chace sabia más de mujeres que yo, el había tenido muchas novias a esta edad, y yo ninguna, solo había dado mi primer beso con Karina, la chica del orfanato que Morgan ayudo a colocar en una familia, de echo me lo había robado.
— Supongo que tienes razón. — camine cabizbajo a la siguiente clase, la cabeza comenzó a hacerse nuevamente un lío, detestaba no tener experiencia con las mujeres y ser tan estúpidamente calculador y pensar en todo, eso me hacia un poco desconfiado sumándole mi pena, un chico para nada atractivo ante las chicas.
El resto de la mañana y tarde se me paso entre pensar si cambiar los regalos que ya le había comprado a pensar que más le podía regalar y si decidía en darme por vencido, yo de verdad quería acercarme a ella, pero lo débil que era no me dejaba, llegue tarde a casa por las practicas de futbol, este año seria mi ultimo año como jugador defensa, y quería disfrutar eso, aparte de lo académico el futbol era algo que igualmente me hacían confiar en mi mismo.
Llegue a casa cansado y desanimado, pude ver en la sala a toda mi familia reunida, parecía que me estaban esperando, por que en cuanto llegue Janeth se levanto del sofá viniendo directo a mi para abrazarme.
— ¿Y? ¿Qué tal fue?
— ¿El qué? — estaba confundido.
— Si serás idiota, la pulsera, ¿le gusto? ¿ya le hablaste? — Yess se mordía las uñas de los dedos en un claro ejemplo de nervios.
— Yesenia esa boca. — Morgan la regaño.
— Si le gusto, de echo se la puso de inmediato, en nuestra primera hora de clase ya la tría puesta. — sonreí al recordar la escena, pero mi felicidad fue poca, al recordar las palabras de Chace.
— ¿Qué pasa? ¿por qué esa cara? — Janeth me tomo la cara haciendo que la viera directo a los ojos.
— Y si no es lo que ella quiere, si le gustan las cosas lujosas. — intente agachar mi mirada evitando que Janeth me viera en este estado.
— No digas eso, a todas las chicas nos gustan los detalles sean caro oh no, solo debes de ir descubriendo que le gusta para saber que regalarle.