Un amor a la antigua

Capitulo 30

¿A qué estas dispuesto? 

Blake

Comencé a caminar detrás de Feddei, después que me detuviera de casi matar a ese hombre, me pidió que lo acompañara a un lugar, ni si quiera me dejo cambiarme de ropa y ducharme, el me monto en su camioneta por lo que fue un camino largo de aproximadamente 30 minutos, llenos de tensión y quejas de dolor por mi parte, no podía parar la sangre que botaba de mi herida, no veía muy bien, y me faltaba aire. 

Al bajar, pude ver un edificio, no tenia una estructura muy segura que digamos por fuera, ya por dentro era otra historia, había un ring de boxeo, al rededor butacas, parecía un coliseo de la antigua roma, lo seguí adentro del lugar por un pasillo largo hasta encontrar unos cuartos con distintos nombres clavados en la puerta de cada una, nos metimos dentro de uno que no tenia nombre y era de los últimos.

— Prepárate. — me lanzo unas bermudas junto con unos guantes de boxeo.

— ¿Qué es esto? — me senté en el pequeño sofá que estaba en la habitación, estaba mareado por tanta perdida de sangre.

— Vas a pelear por la organización.

— ¿Cómo que pelear? ¿voy a pelear contra ti?

— No seas idiota, nuestro enfrentamiento aún no se da, y reza para que nunca se de, como te dije desde un inicio nosotros tenemos muchos negocios, uno de ellos es el boxeo, si vas a hacer el nuevo líder necesitas que el respeto se vea reflejado desde ya.

— Yo no te veo peleando a ti por la organización. — este imbécil me quiere matar a golpes.

— Por que yo no necesito que me respeten por pelear, a mi ya me tienen respeto, me lo he ganado, así como tu ahora te lo tienes que ganar, demuestra quien será el nuevo líder de la mafia Rusa.  

 Feddei no dijo nada más, solo se quedo hablando con unos hombres y haciendo llamadas, me cambie lentamente, un doctor vino a asistirme, me desinfecto y curo la herida por la cual tanto sangraba, además de ponerme un vendaje, también me ayudo con la nariz y con el ojo no había mucho que hacer, solo limpio y desinfecto el golpe además de darme medicamento para el dolor y la inflamación.

— En su estado no es muy recomendable que pelee. — comento el doctor terminando de ponerme las vendas en las manos.

— Precisamente es su estado el que necesito para que salga a dar la cara y pelee. — Feddei no nos quitaba la mirada de encima vigilando cada uno de los movimientos.

— Pero puede causar problemas más grabes y...

— El ya tiene problemas grabes, y si usted no quiere tenerlos es mejor que se calle y termine con el trabajo para el cual fue solicitado.

El Doctor no dijo nada más, solo termino de vendarme las manos, y dejo medicamentos con indicaciones para el cuidado de mis heridas, si me tocaba pelear con hombres como los de Feddei o mucho peores, seguro que vivo no iba a salir de aquí, escuche por los altavoces varios nombres de peleadores en ruso, solo había uno invicto y si seguía así terminaría peleando con el, me pare de mi lugar al escuchar por los altavoces mi presentación.

 ¡Señoreeeees y Señoraaaas! ¡El ultimo retador de esta noche! — gritos, chiflidos y abucheos se escucharon por fuera de la habitación. — ¡Démosle la bienvenida a un rostro nuevo! ¡Se esta jugando no solo la vida si no también su organización! — hubo un pequeño silencio después de eso. — ¡Con ustedes el futuro líder de la mafia Rusa! ¡Blaaaaakeeeee Vaaaaasílieeeeev! 

Tome el pomo de la puerta dispuesto a salir para pelear, pero la mano de Feddei en mi hombro me detuvo.

— Si no ganas esta pelea, tu hermana va a sufrir las consecuencias, demuestra de que linaje vienes. — la amenaza de Feddei se quedo en mi pecho, sabia que el era capaz de hacerle algo a mi familia, y eso no lo iba a permitir, por eso estaba aquí. 

Salí por el pasillo en el que anteriormente camine, a lo lejos pude ver la luz en el centro del ring, cuando salí del pasillo todos los presentes se giraron en mi dirección, los murmullos se comenzaron a hacer presentes al igual que los abucheos he insultos hacia mi, subí al ring para ver a mi retador, era mucho más grande que yo, y era demasiado fuerte, las venas de sus músculos bien formados y marcados me lo confirmaron, estaba lleno de tatuajes por todo el brazo, tenia una barba de candado negra, traía puestos unos guantes blanco llenos de sangre, me supongo la que derramaron sus anteriores retadores, una sonrisa se le formo en el rostro antes de hablarme.

— Итак, будущий лидер мафии...

<Así que futuro líder de la mafia...>

— Ты кусок дерьма, мальчик.

Eres un pedazo de mierda niño. >

Sus amenazas en ruso, si que lograron intimidarme pero nadie ni nada va a impedirme que salve a mi familia, ellos son antes que todo, también mi vida depende de esto.

— Ты пришел драться или поговорить, идиот. — lo desafié poniéndome en posición de ataque, con mis puños cubiertos por los guantes de boxeo listo para pelear, el solo se rio y imito mi pose.

Viniste a pelear o a platicar imbécil. >

Una campana nos indico el inicio de la pelea, no estaba muy consiente de como lo manejaban aquí, se era por rounds como normalmente lo hacían o bien hasta que uno de los dos quede inconsciente o muerto, al pasar de un rato en el cual el ojo que se comenzaba a cerrar de nuevo por los golpes me dificultaba ver, supuse que era la otra opción, ya llevábamos un rato dando y recibiendo golpes el uno al otro, el no parecía cansado, todo lo contrario a mi, me estaba comenzando a marear de nuevo y los golpes que le lanzaba al cuerpo ya no iban con tanta fuerza, el pareció notarlo por que lo aprovechaba para seguirme dando golpes en la cara y en las costillas, ya no podía más, la venda alrededor de mi abdomen estaba teñida de rojo, signo de que la herida estaba abierta de nuevo.

Un golpe fuerte en la sien me tumbo a la lona del ring, haciendo que mi ojo hinchado fuera aplastado y mi ojo aún servible quedara viendo a los espectadores de la primera fila, en el cual pude ver a Feddei, el pronuncio en sus labios sin emitir ningún sonido <muerte>. Sabia que no se refería a la mía, era la de mi hermana, con las fuerzas que pude reunir me levante de un salto, para seguir atacando a mi contrincante, lo acorrale en una esquina, dándole golpes por todo el abdomen, las costillas, a los lados, cualquier lugar para derribarlo, el parecía desesperado de que no se podía mover para atacar, que algo filoso saliendo de su guante derecho me hizo dar dos pasos hacia atrás.




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