Un amor a la antigua

Capitulo 45

Diciembre 15 Día del atentado.

En alguna parte de New York City.

Desconocido.

Algunas personas soñaban con ser alguien importante, tener dinero y fama, creían que eso resolvía todo, pobres ilusos no sabían que detrás de todo eso se vivía lo difícil o al menos en mi experiencia era así, el dinero lo tenía a manos llenas, la fama me perseguía a todos lados que pisaba y me gustaba, pero no me gustaba el costo que tenía todo aquello.

Y aquí estaba, entrando a la oficina de mi padre mi mayor verdugo y salvador al mismo tiempo, si necesitaba algo o quería algo solo con mandarle un mensaje pidiendo lo que necesitaba bastaba para que lo tuviera de inmediato, pero así como yo pedía el también exigía, tenía que cumplir con las cosas que me pedía, de niño no me molestaba con sus cosas pero recientemente me estuvo jodiendo con sus cosas, no me dejaba en paz. Mi padre y yo no teníamos la mejor relación ya que abandono a mi madre apenas supo que estaba embarazada de mi, claro no podía arriesgar su feliz matrimonio, el karma le llego rápido ya que su esposa murió después de dar a luz a su hija.

Creía que se acercaba a mi y me daba todo lo que quisiera para compensar el echo de haber faltado en mi mayor etapa de crecimiento la niñez, que equivocado estaba el solo me veía como un peón en su juego de ajedrez por el poder, todo el mundo lo veía como uno de los mejores empresarios y más importantes arquitectos, solo una persona le estorbaba en su camino Morgan Wiliams, el cual ya le dio una advertencia clara, que no lo quería en su camino. Como dije esa era su fachada yo conocía ambas partes, la de "empresario" y la verdadera el mafioso de mierda que me utilizaba para deshacerse de sus enemigos. Así es mi padre era Loui Mutolo el líder de la mafia Italiana y tenía una media hermana la cual no sabia si estaba viva o muerta ya que jamás reconoció y para todos la hizo pasar como muerta, solo los más allegados sabían la verdad, a mi me lo había confesado por que dijo que en algún momento nos íbamos a encontrar con ella.

Loui me esperaba recargado sobre su escritorio, es pose de intimidación y retadora que lo caracterizaba me dio la bienvenida cuando alce la vista del piso para verlo, hace mucho tiempo que no me mandaba a llamar aproximadamente unos tres meses, así que me sorprendió cuando me pidió que viniera aquí de carácter urgente.

— Padre. — salude apenas conecte mi vista con la de el, me quemaba la garganta hablarle con ese titulo, de padre no tenía nada.

— Hijo. — me asqueaba el termino, no quería ser hijo de un maldito mafioso.

— Me mandaste a traer, ¿qué necesitas? — no podía compartir el mismo oxigeno con el, lo detestaba.

— Eso me gusta de ti, siempre vas al grano. — me dedico una sonrisa de labios cerrados se dio la vuelta para dirigirse a su silla quedando detrás de su escritorio. — Necesito que te deshagas de una persona. — apreté la mandíbula al mismo que todos mis músculos se tensaron. — Te será fácil ya que esta persona es una niña ingenua.

La respiración me fallo, si el me había convertido en uno de sus sicarios hace años, pero siempre me mandaba a matar a hombres que se movía en su mismo circulo y con ayuda, el golpe final lo daba yo, pero siempre tenía más personas para que me ayudaran el trabajo sucio, pero jamás a mujeres, niños, o niñas.

— ¿Qué?

— Lo que escuchaste. — se agacho un poco para abrir un cajón, de el saco un folder negro, sabia que ahí estaba la información de la persona que tendría que matar. 

— No. — fue lo único que pude pronunciar, el detuvo lo que estaba haciendo para dirigir su vista hacia mi.

— ¿No? — enarco una ceja en mi dirección, soltó una risita que me erizo el bello de la nuca. — es que no te pregunte si querías o no, fue una orden. — hablo firme parándose frente a mi, me sobrepasaba en altura.

— No voy a matar a una niña, acepto por que siempre son los mismos mafiosos de mierda que tu, pero a una niña no. — intente que mi voz sonara firme, pero no pude, la voz me salió temblorosa, el miedo se podía escuchar en mi voz. 

Una de sus manos me tomo con fuerza la barbilla haciendo que lo viera directo a los ojos, adiós fachada estaba viendo al verdadero Loui, al mafioso.

— Pues este maldito mafioso es tu padre, y te da todo el dinero y lujos que quieres, así que te callas me respetas y obedeces. — me soltó acomodándose el saco del traje tomando aire. — Como decía, la niña a la cual debes de matar vive aquí mismo en New York...

— ¡Y una mierda! — lo corte. — yo no pienso cargar con la vida de ella, manda a uno de tus lacayos a hacerlo, que yo no lo are. — me di la vuelta dispuesto a salir pero su mano en mi hombro me detuvo.

El que se hacia llamar mi padre me jalo para quedar nuevamente frente a frente , apenas lo tuve frente a mi lo primero que captaron mis ojos fue su puño impactando en mi nariz de inmediato la sangre comenzó a salir, el golpe me hizo retroceder dos paso los cuales Loui aprovecho para lanzarme otro golpe esta vez con la rodilla dejándome sin aire, y remato con otro golpe que impacto en el lado izquierdo de mi cara.

— ¡Escúchame bien imbécil! ya tengo suficiente con que el maldito de Yuudai me traicionara y soltara la información para que vengas tu a hacértela de digno.

Sabia que el había intentado meterse con la mafia Rusa, pero al idiota le salió mal y ahora tiene a los Rusos y las demás mafias persiguiéndolo.

— Esa no es mi maldita culpa, a mi me dejas en paz, ya no me interesa ser uno de tus malditos sicarios.

— No hay forma de salir de esto cuando ya estas dentro, y te recuerdo que tu eres mi sucesor, así no te guste, ya eres un maldito asesino, y si te digo que vas y le pegas un tiro a un bébe, un anciano o un joven vas y lo haces por que lo ordeno yo imbécil.

— Ya dije que no. — pensé que de nuevo iba a explotar y vendría a golpearme, pero lo que hizo en su lugar me dejo congelado en mi lugar, saco una Beretta apuntándome.




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