Un amor a la antigua

Capitulo 51

Desconocido

New York

¿Qué es la vida para ti? mi madre solía hacerme esa pregunta últimamente, de echo esta mañana antes de tomar una de las decisiones más peligrosas de mi vida me volvió a preguntar, ¿qué es la vida para ti?, solía no darle ninguna respuesta, pero hoy, hoy decidí responderle a su pregunta.

La vida para mi era un instante, un momento, un si y un no, un minuto o unos segundos en esta tierra, eso era la vida para mi, ahora estaba aquí, respirando, viviendo, existiendo, pero cuando me de la vuelta para revisar mi celular, para ver que dirección tomar para mi camino puede que ya no este aquí, que ya no exista, hay tantas formas de morir, pero también hay tantas formas de vivir, el punto aquí era ¿qué elección iba a hacer? ¿qué camino iba a tomar?¿vivir o morir?, esta mañana hice mi elección de camino. 

Decidí darle la vuelta al reloj de arena de mi vida, para que se comenzara a contar el tiempo que le quedaba a mi vida, había expuesto mi existencia en esta tierra y asumía mis actos, mi traición.

Sujete a la chica por el cabello tumbándola en el piso, en cuanto callo ella dirigió su vista hacia mi, de nada serviría que le cubriera los ojos ella ya me conocía.

— ¿Por qué haces esto? — le costaba hablar por el mar de lagrimas que estaba echa, temblaba presa del miedo.

— Por que tu vida no vale más que la vida de mi madre.

— No eres nadie para decidir sobre la vida de los demás. — podía notar el dolor en su voz.

— En eso te equivocas, cuando tienes el poder y el dinero suficiente decides sobre la vida de todos aquellos que te estorban, ¿y qué crees? tengo ambos.

— Yo confié en ti, el confió en ti. — aún en el suelo intentaba zafarse de las cuerdas con las que la había atado.

— Nunca debes de confiar en nadie, así lleves años de convivir con la persona, jamás terminas de conocerla.

— Déjame ir, por favor no le diere nada a nadie, nadie se va a enterar solo déjame ir. — susurro agachando su cabeza ocultando las lagrimas que derramaba.

— No puedo hacer eso.

— Si puedes, si le explicas a el lo que pasa en verdad te puede ayudar, te conozco el te conoce tu no eres este, así no eres tu.

— ¿Y tú qué sabes de cómo soy?

— Eres fiestero, un gran amigo, odias la escuela pero aún así vas por que tienes el sueño de ser alguien en la vida, estas roto por no tener una familia completa, pero si me haces algo te aseguro que jamás vas a tener la familia que quieres, por que vas a perder a la única persona que siempre a estado para ti, el, yo y mis padres han sido tu familia por años, no te conviertas en un asesino por favor. — su suplica combinado con su llanto causo que algo se removiera dentro de mi, lo admito me hizo dudar por un segundo.

Me quite los guantes de cuero y camine a grandes zancadas para llegar hasta su lugar, con una mano tome su mentón para que me viera a los ojos y se deshiciera de la idea de que me puede convencer y arrepentirme, ya no hay marcha atrás.

— Escúchame bien Yessenia, el chico que tu creías conocer se esfumo, de el ya no queda nada, ¿me entiendes?, mi única familia es mi madre, la mujer que hizo todo y mucho más a su alcance para que yo tuviera un plato de comida sobre mi mesa, tu, el y todos los Wiliams no son nada para mi, y tranquila que los dos somos iguales ahora. — el desconcierto por lo ultimo dicho de mi parte se hizo presente en su mirada.

— ¿Qué has dicho?

— Lo que has escuchado, Blake el perfecto estudiante es un asesino al igual que yo, su manos tienen más sangre sobre ellas que sobre las mías.

— ¡No es cierto! ¡Mi hermano no haría eso! — estaba luchando por zafarse de mi agarre pero solo hizo que yo pusiera más fuerza en mi mano.

— ¡Blake Vasíliev es un maldito famoso asesino! — al escuchar eso se quedo paralizada, las lagrimas no dejaban de salir por sus ojos, la barbilla le temblaba podía ver como la desilusión tomaba lugar en sus ojos, en su rostro, en todo su cuerpo. — Tal vez tu lo recuerdes como Blake Wiliams, el excelente estudiante y jugador de fútbol, el chico lo suficientemente tímido para decirle a la chica que le atrae que le gusta, el que no lo mata ni una mosca, pero te pongo al tanto, ahora es un mafioso ruso que mata personas con sus propias manos.

— No, no, no. — parecía que se repetía aquello para convencerse de que lo que yo había dicho no era verdad.

— Si, si, si y adivina yo odio a los malditos mafioso, así que primero me deshago de todos ustedes y voy tras de el.

La puerta del almacén donde tenía a la menor de los Wiliams se abrió dejando ver al que se hacia llamar mi padre entrar con una gran sonrisa en su rostro.

— Vaya, vaya, pero mira que tenemos aquí. — Loui se situó a mi lado examinando a Yessenia. — Buen trabajo hijo, no son todos, pero con esto podemos empezar.

— ¿Hijo? — Yessenia se dirigía solo a mi con el desconcierto en su voz,  nadie tenía cocimiento de como se veía mi padre.

— Oh pero que descortés no me he presentado. — Loui fingió haberse olvidado de aquello que no le interesaba a Yessenia. — Mi nombre es Loui Mutolo ante la ley, uno de los mejores empresario y arquitectos del mundo, y para el resto del mundo Jefe de la mafia italiana, uno de los más grandes enemigos de tu hermano, Blake Vasíliev, si lo prefieres Wilams, también conocido en los bajos mundos del boxeo como la Bestia — sonrió al terminar su patético discurso. 

Yessenia abrió los ojos con extrema sorpresa y miedo en ellos, sabe lo que la mafia puede hacer y que si su hermano no hubiera llegado a tiempo en un "robo" a su casa a ella la hubieran matado junto con su madre a manos de los sicarios de los mafiosos. 

— El lo va a saber, va a saber en realidad quien eres y no va a descansar hasta verlos muertos. — Yessenia luchaba para llegar hasta nosotros, pero no podía si quiera levantarse debido a que estaba amarrada de manos y pies.




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