Un amor a toda prueba

Parte 6

Al otro día los jóvenes salieron al camposanto, mientras ella ponía flores en la de su madre, el joven lloraba de rodillas dentro del mausoleo de su familia.

— Madre, no puedo creer que te asesinaron, siempre pensé que moriste por una fiebre.

— ¿Se fue muy joven? — preguntó Marinette, que no escuchó lo que el joven dijo.

Él no pudo decir nada, se tiró a sus brazos y lloró amargamente, cuando se calmó por fin se pudo explicar.

— ¡¡QUE TU PADRE LA MATÓ!! — la muchacha no podría creer lo que escuchó.

— Cuando nos fuimos del burdel, la señora Audrey, me dijo que si quería saber la verdad sobre la muerte de mi madre fuera a verla, eso hice, y me contó lo que sabía, luego encaré a mi guardaespaldas, se puso nervioso, y al final me confirmó que todo era verdad, pero me pidió no decirle nada a padre, tiene miedo que pueda hacerme algo malo.

"Emilie era una jovencita preciosa y muy culta, de una familia no acaudalada, pero que tenía una buena posición social, cuando cumplió la edad justa, tuvo muchos pretendientes, pero su corazón fue conquistado por Gabriel, con quien se casó. Lo que nadie sabía era que la hermana gemela de Emilie, Amelie también estaba enamorada de Gabriel, así que logro hacerle creer al esposo, cuando Adrien tenía 3 meses de nacido, que el bebé no era suyo, cuando ya había matado a la mujer y se disponía a seguir con el infante, el guardaespaldas que no podía hablar, llevó pruebas de que Amelie fue quien planeó todo".

— ¿Y qué le pasó a tu tía? — Marinette no podía creer que el padre de Adrien hubiera matado a su esposa.

— Los abuelos la ocultaron, sabían que si mi padre la encontraba, la mataría. Temo que la muerte de ellos no haya sido un accidente, tuvo que ser él.

— Tu padre es un asesino despiadado... — ella no podía creer algo así.

— Además de los negocios legales, la gran mayoría de nuestro dinero viene del tráfico de personas, opio, robos, asaltos, contrabando, padre quiere que yo siga con eso, pero no quiero, pero no sé cómo evitarlo... es mi destino, debo aceptarlo.

— Lucha contra él, yo no podría haber hecho nada por mí misma para salvarme, me ayudaste, eres bueno, si pudiera te devolvería el favor ¿Qué harás con lo que supiste?

— No le diré nada a padre... mejor dejar por ahora las cosas como están.

Cuando volvieron los gatos seguían durmiendo en medio del salón.

— Debo irme — le dejó anotado una dirección — este es el local de los negocios legales de mi padre, pregunta por la Srta. Natali, es quien le ayuda en todo, ya hablé con ella, te dará el dinero necesario para que puedas empezar tu negocio.

Al otro día Marinette se arregló modestamente, dejó a Plaga en la casa, y fue a la dirección que le dejó Adrien, la mujer que buscaba se vestía elegante, era muy seria, apenas la recibió en su oficina la miró de pies a cabeza, no le ofreció asiento, esto puso muy nerviosa a la muchacha.

— Acá tienes — le pasó un fajo de billetes de alta denominación — Beto, Maurice, acompáñela, ayúdenla en sus compras, y asegúrense que vuelva a salvo a su casa.

— Lo que diga, Srta. Natali — eran dos hombres gruesos, de mirada fiera.

— Muchas gracias señorita — Marinette le sonrió.

— No me agradezca, es mi deber con el joven Agreste — con la mano despachó a todos de su oficina.

Al salir, Marinette vio a Adrien, pero vestía una camisa blanca y un pantalón café, bastante desarreglado para lo que siempre lo vio, corrió hacia él, pero al pasar la calle lo perdió de vista. Cuando se volvieron a encontrar en la casa de la muchacha, ella le reclamó que no la haya esperado.

— A esa hora estaba en una reunión — se defendió el rubio.

— Estoy segura que eras tú — no pude haberme equivocado tanto.

— Creo saber quién fue a quien viste, se llama Félix.

— ¿Quién es él?

— Uno de los que trabaja para mi padre — su mirada se volvió dura, y habló bajo — dicen que se parece mucho a mí.

— Son muy parecidos... no será... algo tuyo...

— No, es solo coincidencia, por eso mi padre lo protege. Si lo ves aléjate de él, es muy peligroso.

Unos meses más tarde, la pequeña tienda llamada Sabine abrió, costó un poco, pero de a poco la clientela creció en número y en nivel social, los diseños eran bellísimos.

— Hijo, supe que tu querida vende vestidos, no deberías dejar que los demás...

— Yo sé que hago con ella — su tono siempre era fuerte con su padre, luego que descubrió lo de su madre — ella es mía. Me parece una buena cubierta para que no haya rumores sobre ambos, usted quiere conseguirme una esposa, puedo ir a ver a mi querida con la excusa de encargarle ropa a mi señora.

— Así que decidiste seguir mi consejo, que bueno, nunca pensé que una mujerzuela sin gracia como esa te haría entrar en razón.

Seis meses después, Gabriel ya tenía todo listo con la familia de la elegida.

— ¿La hija del alcalde? — ¿Con Cloe? Pensó confundido Adrien.

— Con la legítima, será bueno para nuestros negocios.

Esa tarde fueron a la casa del padre de la futura prometida para pedir su mano, efectivamente ver a Zoe era como ver a la hija de la señora Audrey, aunque la jovencita no tenía esa mirada maliciosa de su media hermana.

— Querida — el padre de la futura esposa estaba feliz, ahora su hija, con el dinero de su futuro marido, podría tener lo que quisiera — ¿Le parece que la ceremonia sea en un año? Antes es imposible para tener los preparativos listos, será una fiesta fastuosa.

— Como diga padre, pero creo que el novio puede querer decir algo.

— Lo que decidan me parece bien

Los adultos comenzaron a organizar todo, mientras los futuros esposos, sentados, miraban al piso, desanimados.

— No le gusto ¿Verdad? — Zoe no era tonta, pero sabía que su destino era casarse con quien dijera su padre.

— No es eso... es...



#10945 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, traicion

Editado: 11.04.2023

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