Era una madrugada templada en Pasto. Las calles dormían y el silencio era apenas roto por el sonido de una ambulancia lejana. Pero en casa de Julián y Mateo, los ojos estaban abiertos, el corazón acelerado, y la emoción flotaba como una nube de luz.
—¡Ya vienen las contracciones, amor! —gritó Santiago, buscando las llaves del auto mientras Catalina se aferraba al borde del sofá.
—¡No grites! ¡Y tráeme mi maleta, Santiago! —dijo ella, con voz temblorosa pero firme.
Mateo apareció con una calma falsa. —Tranquilos… ¡Tranquilos! ¡Ay, no! ¡Ya se me olvidó cómo se hace esto! —exclamó, nervioso pero feliz. Julián, en cambio, abrazó a Catalina suavemente, le susurró: “Todo saldrá bien”, y la ayudó a caminar.
En el hospital, los minutos se volvieron eternos. Santiago no soltó su mano en ningún momento, aunque su palma sudaba como nunca. Catalina lo miraba y, entre contracción y contracción, le dijo con una sonrisa:
—Vamos a conocerlo… al niño de nuestro amor.
Pasaron horas. Afuera, Julián, Mateo, Daniela y la madre de Catalina esperaban, contando anécdotas, llorando de emoción y riendo por los nervios. El sol comenzaba a salir cuando, finalmente, una enfermera abrió la puerta con una expresión serena.
—¿Familia de Catalina Andrade?
Santiago salió con los ojos rojos, pero brillantes. Tenía en brazos un pequeño bulto envuelto en una manta celeste. Su voz se quebró al hablar:
—Les presento a… Santiago Jr.
Julián lo miró y se le llenaron los ojos de lágrimas. Mateo no pudo contenerse y abrazó a su hijo como cuando era niño. Daniela rompió a llorar, mientras besaba al recién nacido en la frente.
La última escena del capítulo muestra a Santiago y Catalina acostados, agotados pero radiantes. Él sostiene al bebé mientras ella lo acaricia.
—¿Sabes qué? —le dice Santiago—. Yo crecí con el amor más hermoso del mundo, y quiero que nuestro hijo crezca sabiendo que nació del mismo amor.
—Un amor así —susurra Catalina, cerrando los ojos con paz.
La cámara se aleja, mostrando la habitación iluminada por la luz del amanecer. En la pared, una foto de Julián y Mateo jóvenes, sonriendo. En sus ojos, el mismo amor que ahora vive en la mirada de su hijo y su nieto.
Fin de la segunda temporada.
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Editado: 27.07.2025