Un amor así T3

Cap 5: Un rincón para dos

---

Mariana y Cristian sabían que el tiempo era prestado.
Cada encuentro podía ser el último.
Pero lejos de asustarlos, eso los hizo más valientes.

Habían comenzado a reunirse en un viejo invernadero abandonado, lejos de las cámaras y los sensores del centro.
Cristian lo restauró poco a poco. Colocó luces cálidas, trajo plantas aromáticas, y colgó en la pared una imagen reconstruida del antiguo Puente de Rumichaca, donde todo había comenzado siglos atrás.

Era su refugio.
Su pedacito de mundo.
Su rincón para dos.

---

Allí no existían leyes que los separaran.
Solo palabras, silencios y miradas que lo decían todo.

—¿Sabes qué me gusta de ti? —le dijo Mariana mientras jugaban con una planta de hojas fluorescentes.
—¿Qué?
—Que no tratas de salvarme. Me tratas como si yo también pudiera salvarte a ti.

Cristian sonrió. Se notaba que quería besarla.
Pero sabía que no podía.

Y eso… dolía.

---

Mientras tanto, Jessica Robayo —la abogada del Departamento de Protección—, seguía su plan con meticulosa paciencia.
Se había hecho conocida por aplicar la ley con mano dura, defender derechos de los menores, y callar bocas.
Pero lo que pocos sabían es que no lo hacía por justicia… lo hacía por odio.
Odiaba el amor que se salía de las reglas.
Odiaba a quienes cuestionaban el orden.
Y odiaba que su pasado, lleno de abandono, la hiciera envidiar a los que sí se amaban.

—No permitiré que esa niña lo vuelva un mártir. Ni que él la convierta en heroína —dijo mientras planificaba sus siguientes movimientos.

---

Días después, Mariana recibió una alerta en su sistema escolar.
Estaba citada a una sesión de “reevaluación emocional”.

Y no iba sola.
Cristian también estaba convocado.

—Van por ti… —le dijo Mariana, preocupada.
—Van por los dos —respondió él, con firmeza—. Pero aún no han ganado.

---

Esa noche, en el invernadero, Mariana escribió un nuevo mensaje en su videodiario:

> “No sé cuánto tiempo nos queda,
pero sé que este amor tiene raíces.
Y aunque intenten cortarlo,
va a volver a brotar.”

Y mientras lo decía, Cristian la tomó de la mano.
Sin besos. Sin promesas.
Solo con amor real.

---




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.