Un amor así T3

Cap 10: "El mensaje de la vieja carta"

La noche había caído sobre el cielo de Pasto, con luces titilantes asomándose entre las nubes como si el universo quisiera decirle algo a Mariana. Desde su ventana, ella contemplaba la ciudad con el corazón encendido por tantas emociones. Cristian ya no era solo un misterio en su vida. Ahora era una certeza.

Días después del viaje a Tulcán y Pasto, Mariana no podía dejar de pensar en todo lo que había descubierto. La historia de Julián y Mateo, el puente que unió sus vidas, los amores que superaron el tiempo… Todo eso la había inspirado profundamente. Era como si dentro de ella algo hubiera despertado: una necesidad de amar sin miedo.

Mientras revisaba una vieja caja de madera que había traído de casa de sus abuelos, encontró una carta arrugada, escrita a mano, con tinta azul ya desvanecida. Estaba firmada por Catalina, la tatarabuela que tanto admiraba, y dirigida a su esposo, Santiago.

> “Si un día estás leyendo esto y yo ya no estoy, solo quiero que le cuentes a nuestros hijos y nietos que amar con libertad fue lo más hermoso que hicimos. Que la historia no se detenga con nosotros. Que vivan sin miedo. Que sean felices. Y que, sobre todo… amen como nosotros amamos.”

Mariana lloró al leer esas palabras. Esa carta era un tesoro emocional. La guardó con cuidado y supo que debía mostrársela a Cristian. Él también era parte de esa historia ahora. Parte de su historia.

Al día siguiente, se encontraron en el mismo parque de siempre. Cristian la estaba esperando sentado en el columpio, con una sonrisa que a Mariana le parecía capaz de romper todas sus inseguridades.

—Tengo algo que mostrarte —le dijo ella, sentándose junto a él y entregándole la carta.

Cristian la leyó en silencio. Cuando terminó, sus ojos brillaban.

—Tu familia… amó de verdad. Qué brutal tener eso como legado.
—Y ahora quiero vivir algo así… pero contigo —dijo Mariana sin titubear.

Cristian la miró fijamente. No dijo nada. Solo le tomó la mano y entrelazó sus dedos con los de ella. El viento sopló suave, como si la ciudad los abrazara.

Aquel día no se besaron. No hacía falta. A veces, el amor se dice sin palabras, en gestos pequeños y silencios compartidos.

Pero justo cuando la paz parecía envolverlos, una figura los observaba desde la distancia. Una mujer de cabello negro, gafas oscuras y una chaqueta con el logo de una firma de abogados: Jessica Robayo, una abogada influyente, conocida por su moral estricta, su poder para callar bocas, y su deseo de eliminar todo lo que consideraba "fuera de la ley". No le gustaba ni le convencía de que una joven como Mariana estuviera enamorada de alguien mayor… y ya había comenzado a investigar.

El peligro se avecinaba, aunque ellos todavía no lo sabían.

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