La tarde era tranquila en la ciudad, pero algo andaba mal. Cristian llevaba dos días sin poder comunicarse con Mariana. Su celular estaba intervenido y no lo sabía. Desde que Jessica Robayo había reaparecido, se sentía observado, pero no quería preocupar a nadie… aún.
Mientras tanto, Mariana lo esperaba ansiosa en el parque donde siempre se encontraban. Pasaban las horas. Las luces de los postes se encendieron y él no llegaba. Le escribió. Le llamó. Nada.
—¿Dónde estás, Cristian…? —susurró ella, sintiendo un nudo en el pecho.
La escena se movía rápido en otra parte de la ciudad. Cristian estaba siendo llevado a la fuerza por dos hombres con trajes formales, bajo una orden legal completamente falsa. Lo encerraron en una casa abandonada, sin poder comunicarse con nadie. Era un plan sucio, legalmente manipulado por Jessica Robayo, quien usó su influencia como abogada para armar un caso inexistente contra él, acusándolo de "corrupción de menores" con documentos falsos.
—Te dije que te ibas a arrepentir de acercarte a ella —le dijo Jessica por una cámara instalada en la habitación donde lo tenían retenido—. Nadie desafía la ley… ni a mí.
—¡Esto es ilegal! ¡Ella me ama! ¡Y no he hecho nada malo! —gritó Cristian, golpeando la puerta de metal—. ¡Eres una maldita psicópata!
Jessica sonrió con una frialdad escalofriante.
—Ay, Cristian… cuando Mariana vea lo que inventé sobre ti, no solo te va a odiar… va a desear nunca haberte conocido.
En paralelo, Mariana recibió una notificación en su tablet. Un supuesto boletín judicial hablaba de la detención de Cristian por "conducta inapropiada con una menor". Su mundo se vino abajo. Sintió que le arrancaban el alma.
—¡Esto no puede ser real! —gritó, lanzando el aparato al suelo—. ¡Él no haría eso! ¡No! ¡Él no!
Y ahora, Mariana no solo debía pelear por su amor…
Tenía que descubrir la verdad.
Y sacarlo de donde lo tenían.
Fuera como fuera.
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drama intergeneracional, romance futurista, amor prohibido juvenil
Editado: 28.07.2025