Un Amor Así T4

Cap 5: "¿Qué harían Julián y Mateo?"

Había pasado una semana desde el cumpleaños de Cristian. La familia seguía con sus rutinas, pero algo estaba cambiando: las dudas, los secretos, las decisiones difíciles empezaban a aparecer en distintas esquinas del árbol familiar. Como si la vida quisiera poner a prueba el legado de amor y valentía que dejó aquella pareja legendaria: Julián y Mateo.

David, después de su charla con Eva, había tomado una decisión importante: le mostraría su cuaderno de dibujos a sus madres. Dibujos que hablaban de realidades internas, donde los personajes tenían identidades difusas, amores invisibles, miedos reflejados como monstruos gigantes… y también momentos de ternura inesperada.

—¿Y todo esto lo hiciste tú? —dijo Luisa, tocando uno de los trazos con delicadeza.

—Sí. No es solo arte… soy yo. A veces siento que soy como uno de esos personajes. No sé bien quién soy, pero estoy buscándome.

María Paz lo abrazó con fuerza. No necesitaba etiquetas. Solo amor.

—No tienes que tener todo claro ya. Estás creciendo, David. Y como decía mi padre Cristian: ser valiente no es tener las respuestas, es animarse a hacer las preguntas.

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Isabella se miraba al espejo. Tenía los ojos hinchados. Emmanuel no había regresado la noche anterior. Su matrimonio tambaleaba, y aunque lo amaba, sabía que algo no estaba bien.

En voz baja, sin que nadie la escuchara, susurró:

—¿Qué harían Julián y Mateo?

La respuesta no vino de la nada. Surgió dentro de ella: se amarían con honestidad… o se soltarían con ternura.

Ese mismo día, Julián Esteban, también hijo de Mariana y Cristian se encontró con su hija Camila sentada en el parque, preocupada porque su mamá —la esposa fallecida— ya no estaba para guiarla, y su hermana mayor, Eva, parecía demasiado ocupada con Sebastián.

—Papá… ¿y si algún día siento que me estoy perdiendo?

Julián Esteban acarició su cabeza y le dijo:

—Entonces haz lo mismo que hacía yo cuando era niño… piensa: ¿qué harían Julián y Mateo?.

Camila sonrió. Esa frase empezaba a convertirse en un escudo, en una guía silenciosa que cruzaba generaciones.

Y mientras el sol caía sobre la ciudad, todos, en distintos lugares, con distintos desafíos, se hacían la misma pregunta, en el silencio más íntimo:

¿Qué harían Julián y Mateo?

Y poco a poco, la respuesta los encontraba.

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