Un amor cliché

La vida nocturna de una chica bien

Olivia

Después del desmayo de la abuela y de que se levantara gritando miles de cosas contra mis padres y contra mi, decidió ir a un hotel antes de compartir espacio con una "perdida" como yo.

De algo sirvió mi pequeña broma después de todo.

—¡Soberbio! ¡Increíble! —gritó Cristobal contento— hermana, me quitó el sombrero ¡ni a mi se me hubiera ocurrido!

Yo solo moví la mano quitando importancia, en realidad, esa no había sido la intención.

Mis demás hermanos, aunque no lo expresaran de manera tan abierta, estaban igual de contentos que Cristobal.

Mis padres...no tanto.

—Olivia ¿Es cierto lo que le has dicho a tu abuela? —Mamá no parecía enojada, aun así me pareció lo mejor decir la verdad.

Pilar se me adelantó.

—Mamá ¿Le ves pinta de homosexual? ¡Si es más hetero que todos nosotros juntos!

—Maria Pilar... —advirtió mamá para después dirigirse a mi— Entonces ¿por qué mentiste?

—Err... —No sabía que decir.

—¡¿Y eso qué importa?! —interrumpió Diego contento— ¡No vamos a tener que aguantarlos!

Parece que alguien se había contagiado de la efusividad de su gemelo.

—Isabel, fuera cierto o no, tu madre no debió reaccionar así, quizá así fue mejor —Papá ofreció una débil sonrisa nerviosa.

—¡Siempre tiene que ser a mis padres! ¿Por qué nunca le hacen ese tipo de bromas a tus padres?

Volteamos a vernos para emprender una retirada estratégica.

—¡Será porque mis padres no son unos capullos integrales que se la pasan tratándote como un chicle en el zapato!

...Retirada fallida, papá ya había explotado.

—¡Pues quizá sea verdad todo lo que dicen! —Auch, la cara de dolor en mi progenitor era impagable, se que mamá no lo siente de verdad y es todo parte de la presión a la que la someten los abuelos.

Parece increíble que casada y con hijos aún se deje dominar.

—Increíble... —Todos nos quedamos estáticos viendo como papá sale de la casa azotando la puerta.

Mamá subió a su habitación, mire a mis hermanos sin saber qué hacer.

—¿Seguimos cenando? —sugirió Diego, después de un largo minuto de silencio.

Nadie lo contradijo.

(...)

Cenamos en santa paz para después irnos a nuestras respectivas habitaciones, de eso ya habían pasado casi cuatro horas y yo me moría por salir.

Cristobal fue el primero en irse, fiel a su costumbre, sin pedir permiso y en la moto de papá.

Yo lo hubiera acompañado de no ser por dos cosas: la primera era que mi descaro era menor al suyo y debía cuidar una reputación de niña bien en casa, lo segundo es un poco más complicado.

Debo esperar a que Diego, Pilar y Alejandro se vayan en mi auto para poder tomar la moto de mi gemelo.

Y conociendo a Pilar...bien puedo pasar toda la puta noche esperando a que se arregle.

Mire el reloj, eran apenas las diez de la noche, todavía tenía tiempo.

(...)

¡Dos horas! Esa enana demoro dos horas en estar lista y eso que el otro par de hermanos que tengo le metieron prisa, que sino...

Despejó mis pensamientos mientras me dirijo a la cochera donde está la moto de Alejandro, tengo toda la libertad del mundo ya que mamá está dormida y papá no ha llegado.

Doy una mirada rápida a mi medio de transporte y llego a la conclusión de que necesita unos arreglos, pero no serán hoy, ya he perdido mucho tiempo y mis amigos me deben de estar esperando.

La enciendo deleitándome con su rugir, pongo primera y salgo disparada hacia la oscura noche.

(...)

—¡Joder tía! ¡Hasta que llegas! —me recibe Gwen, una de mis mejores amigas, su cabello rubio esta atado en una coleta desarreglada y aunque lleve poco maquillaje, los pantalones entallados y su camisa de tirantes la hacen resaltar entre los demás.

—Déjala en paz, G —reto Evelyn, mi otra mejor amiga, quien traía su pelo castaño suelto en ondas e igual poco maquillaje, igual su vestimenta era lo destacaba, unos jeans rotos muy ceñidos al cuerpo y una blusa que solo tapaba lo esencial.

Éramos un desastre juntas, aunque ahorita nos faltaba la cuarta mosquetera: Sara.

—¿Donde está Sara? —pregunté aun cuando ya sabía la posible respuesta.

—Tuvo una cena familiar, ya sabes, lo típico —me contestó Gwen con aburrimiento—. De seguro no podrá venir hoy, me ha dicho que su madre le quiere presentar a "otro prospecto".

Pobre Sara, si ustedes pensaron que mis abuelos eran una tortura, los padres de ella les dan mil vueltas.

—¿Hay algo nuevo por aquí? —Mire a mi alrededor, todos venían en moto o caminando, había nuevas caras, de novatos supongo yo, también estaban los chicos de siempre: los busca pleitos y los que sólo querían divertirse, como nosotras.

—Pues Matías estaba convocando para una nueva carrera —comentó Evelyn muy quitada de la pena—, aunque solo serán puros novatos, creo que para variar el tío quiere ganar, aun cuando sea a un puñado de niños, yo sugiero ir al círculo.



#49592 en Novela romántica
#13062 en Joven Adulto

En el texto hay:

Editado: 12.10.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.