Olivia
No me gusta ser una damisela en peligro, ni que me defiendan o que se peleen por mi como vil barbaros, yo sé pelear mis batallas, ni siquiera a mis hermanos se los permito, por eso el heroísmo de Leonard o como se llame me molesto.
Aparte ¿qué demonios iba a hacer el santurrón contra un policía que fue ex capitán de fútbol americano en la universidad? Se que debería sentirme culpable, pero él se lo busco.
Lo único bueno fue que Lucas se desapareció y por su propio bien espero que no aparezca más o dejare una bonita impresión de mi pie en sus joyas familiares.
Salí de la universidad en mi coche para ir a casa, tenía mucha hambre y poco tiempo, debía regresar para mis prácticas.
Y antes de que piensen mal o crean que soy una friki que se la pasa estudiando, en mis tiempos libres practico baile y gimnasia.
Parte de eso me ayuda a ser más rápida y flexible en el ring de pelea. También ahí conocí a quienes serían mis mejores amigos: Gwen, Evelyn, Sara y Dan.
Las dos primeras tienen un carácter parecido al mío y sin filtro alguno en la lengua, Sara es un poco más prudente, pero de repente se le cruzan los cables y Dan...
Daniel es un caso especial, para empezar, odia su nombre así que prefiere abreviárselo a Dan, él es como nuestro Pepe grillo, siempre cuidándonos de que no hagamos nada estúpido...bueno no tan estúpido.
Llegue a casa y me extrañe al ver el auto de mi papá estacionado, por regla general él siempre llegaba pasadas las once de la noche y eso sí no tenía guardia en el hospital.
—¿Papá? —pregunte mientras entraba, todo era muy raro.
—Aquí —salió de la cocina con delantal de lo más chistoso, era negro por completo, pero decía en letras grandes "sexy cocinero trabajando", no sé porque me dio la impresión de que mamá había tenido que ver con eso.
—¿Ahora eres amo de casa, papi? —me reí— ese delantal te queda como guante.
—Muy chistosa, pues no, resulta que tú madre me ha llamado toda histérica diciendo que como tenía mucho trabajo no podría llegar a hacer de comer y como conoce sus hábitos alimenticios...decidí darme una escapada y venir a cocinar.
En mi defensa, yo no me acerco a la cocina desde que casi incendio la casa poniendo unos waffles en el microondas.
—¿No era mejor pedir a domicilio? —comente curiosa.
—Claro —comienza él con sarcasmo— comida chatarra, los conozco Liv.
Negué con la cabeza y me fui a cambiar, ni siquiera le ofrecí mi ayuda, no necesitábamos otro viaje a urgencias o una visita de los bomberos.
Me estaba colocando el leotardo, cuando volví a escuchar la voz de papá en la planta baja.
—¿Liv? Les deje la comida en el refrigerador, tiene etiquetas con su nombre, si te vas le dejas una nota a los chicos, te veo en la noche, te quiero.
Reí, mi papá nos consentía demasiado.
(...)
Como era de esperarse, ninguno de mis hermanos se pareció el tiempo que estuve en casa, así que les deje la nota que pidió papá, de todos modos, los almuerzos estaban etiquetados, no era muy probable que se mataran por eso...espero.
—¡Va a llover! —gritó Gwen— ¡Llegaste temprano!
—No es la primera vez que llegó temprano ¿Ya llegaron los demás?
—Eve está calentando, Dan también y Sara no aparece —Yo me quede muy extrañada, Sara nunca llegaba tarde, siempre parecía tener precisión de reloj suizo.
—Ya aparecerá —trate de calmar a Gwen mientras entrábamos— ¿Hoy son las pruebas?
—Si ¿Pilar lo intentará?
—Se supone —quise fingir indiferencia, pero el hecho de que mi hermana hiciera las pruebas para entrar a la escuela de baile me tenía muy inquieta, en especial por la presión que los abuelos parecían ejercer en ella.
En esta profesión era muy claro que si lo hacías por obligación no ibas a llegar a ningún lado.
—Espero que la cría tenga suerte.
Gracias a las dichosas pruebas tuvimos que entrar por la parte de atrás, todo estaba lleno y eso que faltaban casi cuatro horas para comenzar, nosotros debíamos entrenar antes que Tori se ocupará de las pruebas porque si no terminaríamos entrenando de noche o de madrugada.
—¡Llegas tarde! —me reclamo Dan, nomás al verme entrar.
—Ya decídanse, Gwen dice que llegue temprano y tú me sales con que llegue tarde —esos dos eran un caso.
—Llegas temprano para ser tu —comenzó Evelyn—, pero llegas tarde según el horario de Tori.
—¿Acaso ya comenzaron las pruebas?
Dan estaba a punto de contestarme cuando nuestra maestra de baile hizo su aparición.
—En realidad, hoy estarán como jueces —nos sonrió, yo solo pude hacer un gesto de inconformidad, suelo ser muy perfeccionista en mis pasos, así que, si me ponen a calificar niñas que no saben ni hacer las posiciones básicas, correrá sangre y no la mía precisamente.