Un amor cliché

¡Brindo por la diversión!

Leonardo

Soy idiota, el mayor de los idiotas de hecho ¿cómo demonios he caído en los juegos de la mujer más loca de Madrid? ¡En especial para ir a un lugar que ni conozco! ¿Y si es un antro de vicios y perdición? No me sorprendería de nada si fuera así, es de Olivia de quien estamos hablando después de todo.

—¿Quién es ella? —me pregunto Valeria entre risas— Parece divertida.

Lo que me faltaba, ahora hasta mi hermana está de parte de la pixie ¡se supone que le debe de caer mal! ¿No es eso para lo que están las hermanitas menores?

—Una compañera de la escuela, es la hermana del tipo que te trajo a casa ayer.

—¿De Cristóbal? —así que a ella si le dijo su nombre, bueno para mi sigue siendo Cimeron.

—Si, de él, por cierto ¿de dónde le conoces?

—¡Mira ya casi me toca! —reconocí el cambio de plática, lo dejé pasar, ya me contaría después, Valeria es incapaz de guardarse algo.

—Suerte, te veo en casa.

—¿No me verás en la audición? —note su desilusión, pero si volvía a ver a la pixie iba a terminar por perder la cabeza.

—Se que lo harás genial Vale.

—Está bien.

Me despedí y me fui, respecto a la "invitación" de Olivia ya le encargaría después...siempre podría fingir mi desaparición.

(...)

Valeria llegó muy emocionada contando que le había ido muy bien y que había conocido a una chica muy simpática...también me dijo que la pixie fue su jueza.

—¡Quizá me dé puntos extras, por conocerte!

Si claro, más bien le restará puntos solo por ser mi hermana.

Estuvimos casi todo el día sin hacer nada, papá y mamá no estaban...para variar.

Yo no entiendo, si tanto querían ser personas exitosas y sin tiempo para nada ¿por qué se les ocurrió tener hijos?

Como sea, eso ya no es importante sino lo qué pasó después de la cena.

Estaba leyendo una nueva versión de Drácula cuando escuché ruidos en la ventana de mi cuarto.

Era Olivia... ¡Momento! ¡¿Cómo encontró mi dirección?!

Salí, solo para que la siguiente piedra que lanzara está loca no fuera a romper la ventana, la creía capaz de eso y más.

—¿Qué haces aquí? —vi como abría la boca para contestar— Espera, mejor dicho: ¡¿Quién te ha dado mi dirección?!

—Es fácil que mi hermano suelte la lengua —se encogió de hombros—, pero eso no viene al caso, tú me debes una salida Leonard.

—No te debo nada y por décima vez, mi nombre es Leonardo.

—Como sea ¡hoy es día de fiesta! Y como hemos quedado, tú irás conmigo al Aruba.

—Dijiste que nos veríamos allí.

—Ya lo sé, pero no me fío de ti y esa vestimenta lo confirma —me dijo mientras señalaba mi pijama, una camisa de manga corta negra y unos pantalones holgados del mismo color.

—Estaba a punto de cambiarme.

—Claro —comentó con sarcasmo— Ve y cámbiate que la noche es joven ¿o prefieres hacer esto por las malas?

Me fui a cambiar, más que nada porque la pixie era capaz de desnudarme en plena calle.

Esta sería una noche muy larga.

(...)

Olivia es... ¡la tipa más exasperante y machorra que he conocido en la vida!

Para empezar, no me dejó conducir la moto en la que venía, menudo papelón debía haber hecho al pasar por las calles mientras ella conducía como todo un hombre.

Digo, no soy de esos hombres que van por la vida de machos, pero si fue un golpe duro para mi ego.

—Llegamos —exclamó sonriente— ¿qué tal el viaje?

¿Todavía tiene el descaro de preguntar? ¡Venía vuelta loca! Ahora que lo pienso, le digo la mayoría del tiempo así.

—Bien —doy mi sonrisa más fingida y ella se ríe.

—¡Bienvenido a Aruba! —grita mientras me señala el pintoresco local.



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Editado: 12.10.2018

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