Olivia
Debo admitir que emborrachar a míster capullo nunca fue mi intención ¡pero yo no sabía de su poca tolerancia al alcohol! Pensé que tendría más aguante, no que a la mitad de la botella se pondría a delirar.
—¡Soy la reina de Inglaterra! —No sabía si reírme, grabarlo o tratar de bajarlo de la tarima del karaoke, ya que después del segundo shot nos venimos para esta zona del Aruba.
—Está canción es para la dulce señorita que me acompaña ¡va por ti pixie!
Me decidí por bajarlo al escucharlo decir semejante disparate, para mi desgracia sus "fans" no me dejaron siquiera acercarme, realmente no importa si él quiere hacer el ridículo ¡Pero incluirme a mi es algo muy diferente!
Los primeros acodes comenzaron a sonar, era una canción mexicana que se me hacía muy familiar, ya que Dan suele cantar muchas de esas cuando ésta borracho.
—Altanera, preciosa y orgullosa no permite la quieran consolar pasa luciendo su real majestad pasa, camina y nos mira sin vernos jamás.
Ese fragmento lo cantó mientras me miraba, me puse roja, ya que todos a mi alrededor me miraban como si fuera la mala del cuento, quizá una exnovia que le rompió el corazón.
Termino la dichosa canción entre aplausos y una lluvia de sostenes por parte de sus fans, eso me dio un margen muy corto para sacarlo de ahí antes de que lo violaran.
—¡Oye! ¡Me la estaba pasando genial ahí! —Todavía podía hablar bien, pero caminar era otro asunto, casi lo llevaba como peso muerto.
—Estas ebrio —Tengo que remarcar lo obvio para que se comporte más dócil, pero es imposible.
—¿Te han dicho que estás muy guapa?
—Muchas veces y no necesito que un ebrio venga a decirme algo de lo que ya tengo conocimiento.
—¡No estoy ebrio!
—Claro que lo estás, deja de hacer drama y mejor dame las llaves de tu casa, sino no podrás entrar.
—¿Y no quisieras ir a un lugar más...privado?
No sé qué me daba más risa, si su supuesto "intento de seducción" o la propuesta en sí.
—El día que los osos de felpa caminen —le digo con un marcado sarcasmo—, ahora las llaves, por favor.
No recibí respuesta alguna, así que lo volteé a ver...el muy perro se había quedado dormido. ¿Ahora qué hago?
(...)
De todas mis ideas, esta es la peor de todas ¡he traído a un ebrio a mi casa! Ni siquiera a mis amigos he ayudado de esta manera, lo cual me hace pensar en porque hago esto con este idiota que acabo de conocer.
Son las tres de la mañana y según mis informantes (Diego y Pilar), mamá ya está en el quinto sueño y papá tiene guardia así que todo está despejado.
—¡Cristóbal! Ven y ayúdame con tu amigo —sé que no debí gritar, pero estoy casi segura de que mamá no despertara, tiene el sueño pesado y yo ya me cansé de cargar a este peso muerto.
—¿Lo has matado? —me preguntó espantado en cuanto lo vio.
—Se emborrachó.
—Oh.
—Con menos de media botella —le aclaré y el muy idiota de Cristóbal sólo se rio, pero me ayudo a llevarlo a mi cuarto.
—¿Estas segura de que lo quieres en tu cuarto?
—Este amigo tuyo me va a pagar con lágrimas de sangre la humillación que me hizo pasar, así sea haciéndolo pensar que se acostó conmigo.
—Eres cruel.
—Exacto y es mejor que no lo olvides —Para ser sincera ya no estaba para tonterías, solo falta que llegue papá y mi noche estará completa.
Acostamos a Leonardo en un lado de mi cama King size, me daba miedo que se vomitara, pero creo que está normal, respira, eso ya es algo ¿no?
—Gracias Cris ¿Ya están todos? —puede que sea una desatendida a veces, pero si me preocupo por mis hermanos.
—Ale dijo que no llegaba —lo mire de forma acusadora— No tengo ni idea de porque, Diego está en el quinto sueño y Pilar... —dudo en decir lo último, sin embargo, su miedo hacia mi pudo más.
—Pilar también avisó que no vendría a dormir, creo que fue a una pijamada —Corrió a esconderse de mi ira, seguro es una vil mentira, pero por hoy lo dejaría estar, mi hermana ya no es una niña.