Un Amor De Chocolate

Venganza

ORFEN

Mientras desayunaban, Alice miraba a Orfen detenidamente, no había pronunciado palabra alguna en ningún momento salvo para pedir en la confitería.

De repente a la niña lo asaltaron muchas dudas, y deseaba encontrar las respuestas. Por su lado, Orfen seguía con su acostumbrada frialdad, pero sin dejar de observar a la pequeña con discimulo.

Sabía que lo poco que le había leído fue suficiente para despertar el interés en Ian, y era conciente de que el resto simplemente la haría cambiar de opinión sobre Ian Duncan.

Sonrió para sus adentros. 
— Así que ¿tú solías vivir aquí? — preguntó Alice sin lograr contenerse.
— Así es. 
— ¿Y qué pasó? — Orfen le clavó la oscura mirada a la pequeña — Digo ¿por qué te mudaste? 
— ¿Qué te hace pensar que me mudé?
— Si conservaras tu casa, anoche no habríamos ido a un hotel.
— Buen punto Alice, pero quizás la tenga alquilada ¿no crees? 
— Si, es posible. Pero igual te mudaste de una forma u otra ¿por qué lo hiciste? — Orfen miró por la ventana en silencio.

La lluvia caía fina y lentamente mientras las personas deambulaban inmersas en sus mundos. 
— Anda, termina de desayunar que se nos hará tarde — dijo Orfen sin responderle. 
Alice molesta obedeció.

Aquel sujeto nunca respondía sus preguntas, y eso la molestaba en verdad. Momentos después ambos salian del lugar para adentrarse en el interior del carruaje que se puso en marcha.

Orfen se tomaba su tiempo para dejar su galera, su bastón y sacar el diario. En ésta ocasión a Orfen no se le pasó por alto ver la actitiud de la niña, que miró el diario con gran interés. Sonrió para sus adentros. Suspiró profundo y empezó a leer.

IAN

Tras acabar su show bajó del escenario, entre furioso y excitado, con una gran idea en su mente. Escarlata se dirigió a Nathan, Nani y Karin, pidiéndoles que permitan a Faisto entrar y le habiliten uno de los cuartos.

A su vez le pidió a Nathan un cuchillo. 
— ¿Qué tienes en mente Ian? — dijo algo asustada Karin.
— Escarlata, soy Escsrlata. Ian no está aquí. 
— Como sea ¿qué piensas hacer? — Intervino Nathan

Escarlata sonrió con picardía, siendo el centro de las miradas de los tres que lo rodeaban. 
— Tranquilos, no lo voy a matar. Solo quiero hacerle pagar por lo que me hizo hace unos días atrás. Y de paso ustedes se beneficiarán económicamente.

Nathan le entregó uno de los cuchillos que él tenía, mientras Karin le abría uno de los cuartos y Nani fue en busca de Fausto. Escarlata entró al cuarto y se ocultó entre las sombras, esperando al que me violó para vengarse en cuenta mía.

Fausto entró en el cuarto con su mirada de lujuria total, sabía que él aguardaba como animal salvaje. Escarlata se dejaba ver desde la cintura para abajo.

Fausto se detuvo en el camino, como dudando, pero Escarlata, con voz sensual, dijo:
— No seas tímido, desnudate pero cierra la puerta.

Fausto no perdió el tiempo para hacer el estriptis solo para Escarlata, sin imaginarse lo que le esperaba. No tardó en estar desnudo y acercarse a Escarlata quien se le acercó dejandose ver a lo que el pelirrojo enloqueció de placer.

Escarlata se dejaba besar, abrazar y lamer asi lo arrojó a la cama y sin que aquel que abusó de mí se diese cuenta kurama lo ató a los barrotes de la cama.

Luego sujetó el cuchillo y presionándolo en el miembro del pelirrojo, Escsrlata dijo:
— Tú...maldito enfermo — la voz de Escarlata era fría y sin emoción — Me violaste y yo era virgen, pero ahora me vengaré de tí.
— ¿Qué? N-No...p-por favor....

— Me recuerdas a mí, así te suplicaba yo ¿lo recuerdas maldito? — Escarlata apretaba peligrosamente más haciendo que Fausto temblase y empalidezca más aún. Esto fascinó a Escarlata en verdad, ya que deseaba vengarse de semejante loco — Te castraré asi se te acabarán las malditas ganas de joderme.

— No te...precipites Ian
— ¿Por qué? — Escarlata lamió una mejilla de Fausto con placer — Si te gusta 
— ¡No!
— Parecería que sí. 
— ¿Qué quieres? Pagaré lo que sea — sollozó Fausto temblando.

Escarlata se alejó de él, y abrió la puerta para que Nathan entre, éste al ver aquello quedó helado.

Escarlata nuevamente acercó el cuchillo a las partes intimas de Fausto, quien temblaba. 
— Lo castraré Nathan. 
— ¡Nathan! — rugió Fausto — ¡Haz algo maldita sea!

— Fausto — dijo Escarlata nuevamente — Sigues deseando violarme maldito enfermo. Me destrozaste por dentro y por fuera. En cuanto a tí Nathan...solo te interesa la plata ¿cierto? ¿Cuánto quieres pedirle a Fausto? Vamos no seas tímido que en estos momentos Fausto está generoso ¿cierto? 
— S-Si ¡Pagaré lo que sea! ¡Lo que sea!

— Si no deseas pedirle dinero es cosa tuya, yo no quiero su dinero....me contento con castrarlo, después de todo me violó éste enfermo.

Escarlata se disponía a castrar a Fausto, pero Nathan lo detuvo justo a tiempo, ya que sabía que era su oportunidad y ni lerdo ni perezoso lanzó la suma de dinero que deseaba tener.

Fausto le dijo a Nathan que le diga a uno de sus guardias que baje uno de los baules mas pequeños y se lo entregue. El de ojos violetas se fue y cerró la puerta.

Durante unos minutos esperaron, en los cuales Escarlata creía que Nathan acabaría ayudando a Fausto sujetándolo y permitiéndole a mi violador vengarse de Escarlata.

Era un riesgo de estaba dispuesto a correr ya que necesitaba saber hasta dónde llegaria ese ojos violetas.

Pero para tranquilidad suya Nathan no lo traicionó, fue mas fuerte su avidez de dinero y se aprovechó de la situación.

Cuando le hizo saber que ya habia cobrado y no solo él sino todos los que trabajaban en el club, Escarlata incluido, se suponía que Fausto debería ser liberado pero Escsrlata no quería soltarlo.

— Eres un violador, un asqueroso violador que nunca será juzgado por pertenecer a la clase alta, a la asquerosa aristocracia. Estás protegido por sus reglas, los conozco perfectamente, tú estás escudandote en tu mugroso dinero. ¿Por qué deberia dejarte ir de forma entera? — no le interesaba las excusas de aquel, ni de Nathan — ¡Me violaste maldito y sé que te vengarás de mí por esto! Volverás a violarme ¿cierto?




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