Un Amor De Chocolate

Miedos

IAN

El médico había llegado a la mansión y me examinó al completo, estuvo más de dos horas conmigo para finalmente decirnos que no tengo nada, estaba sano.

Por suerte no tenía ninguna enfermedad, pero si estaba débil por falta de alimentos. Así que me dejó una dieta para recuperar peso y salud.

Luego que se fue el médico, Orfen le dió la dieta a la cocinera pidiéndole que me cocine lo que el médico me había recetado.

Luego llegó el psicólogo y ahí tuve que hablar sobre todo lo que pasé, por supuesto que no dije todo. Aquellas secciones las tenía todos los días durante una hora.

Sentía que poco a poco iba mejorando gracias a las terapias con el psicologo. Los días fueron pasando y mi nueva vida junto a Orfen comenzaba a tomar forma.

Me sentía un poco más seguro, aunque el peligro de Fausto seguía latente ya que sabía que Nathan y su banda estaban en prisión y su club había sido cerrado por suerte.

No sucedía lo mismo con Fausto por pertenecer a la aristocracia, y eso me descorazonaba aunque Orfen me juraba que no podría ponerme un dedo encima nunca más. Veía que Orfen se esforzaba por ayudarme, tanto fisica como mental y emocionalmente.

Además podía notar su amor, yo lo amaba también con cada fibra de mi ser y solo deseaba entregarme a él sin miedos.

Esa tarde, cuando acabé mi sección con el psicólogo, Orfen quiso hablar con él a solas, yo fuí a la biblioteca ya que mi hobbit era la psicologia y junto a Orfen pude empezar a estudiarla.

Tenía tutores bastantes buenos que llegaban a la mansión. Estudiaba psicología a distancia, esto me hacía sentir útil y no un ente que se limitaba a existir.

Hacía ya dos años que mi padre me habia echado de casa, y seis meses desde que estaba viviendo junto a Orfen. Aún no me animaba a salir de la mansión. Si bien avanzaba bastante con la terapia pero aún no me atrevía a dar ese paso. La lectura lograba relajarme y a su vez me ayudaba bastante.

Orfen entró a la biblioteca cuando estaba sumergido en la lectura interrumpiendome con su sola presencia. Se sentó a mi lado abrazándome con ternura mientras me besaba en el cuello.

Definitivamente tuve que interrumpir mi lectura, él sabía cómo convencerme cuando queria salirse con la suya. Dejé el libro y lo miré abrazandolo también.

— El psicologo me dijo que progresaste basta bien estos meses, en verdad está asombrado de tu voluntad por mejorar. Eso me alegró bastante mi amor — me dijo mi amado azabache — Vamos a cenar afuera ¿quieres?

Aquella propuesta me gustó en verdad, te aseguro que me encantó y yo quería aceptarla, deseaba poder decirle "Si, amor vamos".

Sintiendome más que felíz pero no podía, por dios que no podía hacerlo. Aún me aterraba el hecho de salir de la mansión de Orfen. Desvié la mirada y unas lágrimas humedecieron mi rostro.

Él me abrazó con suavidad mientras me susurraba:
—Tranquilo amor, todo estará bien. Nada malo te pasará  porque yo te protegeré. Confía en mí....por favor mi amor....

— Orfen — lo miré con tanto dolor que mi pecho queria reventar — Lo siento mi amor....yo...yo sí confio en tí....solo que...tengo miedo....mucho miedo.... — lloré en su hombro amargamente temblando. Orfen me abrazó con fuerza — Perdoname....

— No hay nada que perdonar, es comprensible lo que te pasa Ian  Pero debes ser valiente y volver a salir. No quieres que te gane ¿cierto?
— Cierto 
—Lo dejaremos para otra ocasión ¿de acuerdo?
—Gracias....gracias Sasuke

—Tendremos nuestra cena romántica en casa mi amor — él secaba mis lágrimas - Pero por favor, deja de llorar, no hay motivos para estar triste.

Él me besó con pasión mientras me acariciaba sensualmente. Definitivamente Orfen lograba revivirme.

Me recostó en el sillón sin dejar de besarme y acariciarme. Pero cuando sentí que bajaba el cierre de mi pantalón me tensé y lo sujeté intentando detenerlo pero no queria que se detenga.

—Ian....amor....¿deseas que me detenga? — me susurró él. 
— No...no lo hagas....no te detengas....no importa lo que te diga....
— Nunca pero nunca te haré daño Ian
— Lo sé

La pasión iba en aumento y aunque a mi mente llegaban las odiosas imágenes donde Fuasto, me violaba, yo me aferré a Orfen y su amor, ya que estaba dispuesto a luchar contra eso y no dejar que me gane. Fausto no se saldría con la suya maldita sea.

—Orfen...te amo...Orfen
Junto a él pude experimentar el amor por primera vez, aunque tenía miedo igual me entregué a él en cuerpo y alma porque sabia que estabamos hechos el uno para el otro. Aquel momento fue mágico para mí y también para él.

Por supuesto que luego de dos horas nos bañamos juntos y tuvimos nuestra cena romántica. Me sentía muy felíz en verdad. Al acabar la cena nos fuimos al dormitorio, alli él me besó otra vez.

Nos sumergimos en la cama, y en ésta ocasión me resultó más fácil hacer el amor con él. Recibir sus besos y devolverselos con pasión. Lo amaba tanto que sentía tocar el cielo con las manos cada vez que él me besaba y acariciaba. En verdad sentía que me iba curando de mis heridas psicológicas gracias a su amor.




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