Un Amor De Chocolate

Terror

IAN

Cuando llegamos a casa el olor me reconfortó, aquel aroma familiar me traía seguridad y paz. Pero los recuerdos sobre mi secuestro en ese lugar hicieron añicos mi alegría y sentimientos de seguridad. Comencé a temblar y me aferré a Orfen llorando.

—No Orfen.....no puedo....
—¿Qué sucede mi amor?
—A-Aquí fue....d-donde me.....me secuestró.....f-fue aquí....
— Eso ya pasó mi amor
—¡Fausto estuvo aquí! ¡Me sacó de aquí!

Orfen me abrazó fuertemente susurrándome palabras de amor, no me dí cuenta en qué momento habiamos llegado a la habitación. Lo miré con desesperación ya que me sentia encerrado.

La habitación, la cama, la puerta cerrada. Todo volvía a mi mente dios mío. Orfen me hablaba, me decía que todo estaba bien, que ya me encontraba a salvo pero yo no me sentía así.

Entiéndeme por favor,  me había encerrado durante tres años y medio en una habitación, encadenado a una cama de dos plazas. Desnudo.

¿Cómo podría sentirme a salvo en una habitación por más que Orfen esté allí conmigo? Solo quería salir corriendo.
—Por favor Orfrn...no.....no me hagas esto....por favor......

Temblaba y lloraba con desesperación. No soportaba permanecer en ninguna habitación, pero Orfen no me dejó salir más bien me sujetó con fuerza. No te imaginas el terror que sentía. Forcejeaba pero él no me soltaba.

— Sueltame Orfen — lloraba sintiéndome vulnerable — No me hagas lo mismo que Fausto....te lo suplico....

Orfen me volteó y me obligó a mirarlo a los ojos. En verdad se veía asorado, ya que me preguntaba qué me pasaba y por qué le decía eso.

Era lógica su reacción, ya que no podia saber por todo lo que pasé y aunque queria contarselo todo, lo cierto era que esa noche me había asaltado el terror y estaba fuera de control.

—Ian mirame ¡Mirame! — ante su grito enmudecí mirándolo con los ojos abiertos dominado por el miedo — Nunca te haría daño Ian — mientras lloraba no podía dejar de temblar — ¿Entiendes? ¡Respondeme!

—S-Si....t-te entiendo.....Orfen... — él seguía sujetándome con fuerza — P-Pero ¿por qué me....me gritas? — mi corazón estaba destrozado — Fausto me gritaba todo el tiempo, me golpeaba con el látigo...me....me retenía contra mi voluntad.....por favor amor....no me hagas lo mismo.

— Mi amor — él me abrazó con ternura — Lo siento mucho pero...no se qué hacer 
—Sacame de aquí. 
— No, es nuestra habitación Ian.
— Por favor...

Sentí cómo él me sujetaba con mas fuerza de mis brazos asustandome. No sabía qué le sucedió a Orfen pero deseaba que vuelva a ser el suave y gentil novio que una vez fue.

—Ian...¿qué te hizo esa bestia? 
—Me destrozó mi amor pero tú....me curarás ¿verdad? 
— Dalo por hecho mi vida.
—Gracias.

— Intenta serenarte Ian, yo estoy contigo. Mirame — ya no me sujetaba con fuerza pero ví que me conducía a la cama y comencé nuevamente a temblar — Solo mírame, soy yo, Orfen Von Fisher, te estoy llevando a nuestra cama — negué con fuerza con la cabeza sin dejar de temblar y de llorar — Mirame por favor, yo jamás te haría daño. Eres mi vida Ian.

— Orfen
—Nos acostaremos juntos y solo me limitaré a abrazarte. Confia en mí por favor Ian.
— Orfen 
— Por favor mi amor

Sabía que él jamás me dañaría y veía su esfuerzo por ayudarme. Pero no podía parar de temblar, al menos ya no lloraba. Era un gran paso. Me centré en normalizar mi respiración.

— Está bien Orfen pero....tenme paciencia por favor.
—Te amo 
—Y yo te amo más.

Fuí acercandome a la cama y mis temblores aumentaron al punto de sentirme descompuesto.

Orfen me abrazaba y me susurraba palabras dulces al oído. Esto impedía que colarse, sin embargo en mi mente podía ver a Fausto riendo con crueldad, podía oirlo denigrarme con sus crueles palabras. 
—No....no puedo...Fausto está ahí.

Quise irme pero Orfen me sujetó impidiendomelo ¿por qué me pasaba eso? Me sentía tan patético.
— Quedate conmigo Ian, por favor  No dejes que Fausto te gane.
—¿Qué?
—No le permitas que nos vuelva a separar mi amor....por favor....

Aquellas palabras golpearon en mi mente, tenia razón. Estaba permitiéndole a Fausto ganar y no podía tolerarlo.

Sujeté su mano con fuerza mirandolo y usando mi maxima voluntad me concentré en retomar el control y dejar de temblar.

"Vete al diablo Fausto"

Pensé mirando la cama que tantas veces habia compartido junto a mi amado Orfen. Él me abrazó con ternura.

—Hazme olvidar mi experiencia pasada junto a ese monstruo por favor 
—Lo haré amor mío. ¿Te parece un baño antes?
—¿Juntos?
—Si
—Me encantara

Nos quitamos las ropas y nos duchamos juntos, en verdad fue relajante aunque no podia descansar en verdad. Me llevaría tiempo hacerlo.

Pero sentir las suaves manos de mi novio en mi cuerpo bajo la calida ducha me hacia sentir muy bien.
— Ian....te extrañé mi amor
— Orfen

— A punto estuve de suicidarme ya que la vida sin ti....no es vida...
— Orfen
— Ahora que te recuperé
—No me volverás a perder ¿cierto?
— Cierto

Salimos de la ducha y nos secamos mutuamente. Bebimos algo caliente para relajarnos, pero tras colocarnos el pijama sujeté a Orfen con fuerza y mi cuerpo volvió a temblar. Él me abrazó y juntos nos sentamos en la cama. El terror amenazaba con derribarme pero, Orfen nunca dejó de abrazarme.

—Ayudame Orfen
— Solo mirame Ian — nos acostamos pero yo no pude dormir en toda la noche.

Describir el infierno en el que me encontraba sería excesivo. Solo puedo decirte que el terror estuvo atormentandome en todo momento. Despertaba gritando y llorando cada tanto.

Hasta comencé a considerar la idea de irme a otro cuarto solo para que Orfen descanse pero él no quiso saber nada. Me abrazó en todo momento. 




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