Un Amor De Chocolate

El Diario De Gabriel

ANTHONY

Aquí estaba, en la mansión de Fausto. Aquel que tanto dolor les provocó a mi papá y a Orfen. En verdad no me gustó la forma en que me miró cuando nos presentó Gabriel. Me dió asco.

Sin embargo ahora me encontraba en la habitación de mi amado. Las vueltas que daba la vida. Si mi papá llegase a saberlo le da un ataque. Miré hacia la ventana la lluvia caer. Hacía muchisimo frío.

Pero la chimenea estaba encendida y el calor del fuego invadía toda la habitación. Era acogedor en verdad. Me saqué el tapado y lo arrojé a uno de los sillones.

De repente me sentí desnudo, volví a vivir los momentos de sometimiento con Mefis, y no pude evitar temblar. Me abracé a mí mismo y cerré los ojos suplicando que Gabriel regrese.

Tenía que serenarme por dios. Él me dijo que aquí estaría a salvo. Abrí los ojos y una vez más pude volver a la calma. Por suerte recuperaba el control de mí mismo.

Mefis no podría encontrarme aquí. Aquello era un alivio en verdad. Respiré profundo. Cuando la puerta se abrió creí que era Gabriel, pero grande fue mi angustia al ver entrar al mayordomo trayendome el desayuno. Sin decir nada dejó el carrito y se marchó.

No tenía hambre, no si Gabriel no estaba a mi lado. Ignoré el desayuno y me dirigí a la pequeña biblioteca que había en un sector del lugar.

Empecé a husmear los libros comprobando que en su mayoría trataban sobre medicina. Recordé que Gabriel estudiaba  medicina, la misma carrera que había seguido su padre.

Pero había un diario y tuve el impulso de sacarlo y leerlo pero me contuve. Sin embargo mi curiosidad aumentó al punto de tomar ese diario y abrirlo. Era de mi amado Gabriel.

El corazón me latía con fuerza al tiempo que lo abría y comenzaba a leerlo.

"Otro día de intenso hambre, ella se olvidó de traerme la comida o simplemente no le importa hacerlo. Pero de ser así ¿por qué me tiene encerrado en éste oscuro sótano humedo?

Tengo miedo, mucho miedo ya que ella es cruel. Ni siquiera me quiere sacar éstas cadenas que me atan al piso alejándome de la escalera y del interruptor de luz.

Mis lágrimas se secaron de tanto llorar, mi garganta me duele de tanto gritar. Todo es inutil, absolutamente todo. Pero aunque por fuera no llore, lo cierto es que mi alma está desecha.

¿Por qué mi padre me dejó con ellos si no me quieren? Mis tíos solo odio sienten por mí. A veces mi tío baja solo para golpearme con el cinto sin importarle lo mucho que me duele.

Solo mi tía baja con comida pero no deja de insultarme diciéndome que en mí pueden vengarse se mi padre. ¿Cuándo acabará éste calvario por dios? ¿Hasta cuándo tendré que permanecer así?

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Mi padre es estricto pero es evidente que me quiere. Aunque a veces emerge de su interior aquel monstruoso ser al que todos temen.

Eso sucede cuando no obedezco sus órdenes y debo reconocer que es mucho más feroz y despiadado que mis tíos quienes me tuvieron encerrado en el sótano de su casa durante tres años.

Un par de veces hice enojar a Fausto, mi padre, y aún hoy, dos años después sigue doliendome el sector de mi cuerpo que me desgarró. Aún tengo la cicatriz marcada a flor de piel.

Aquello me recuerda cuál es mi lugar y mi condición. Sin embargo cumpliendo sus órdenes puedo disfrutar de los placeres de la aristocracia sin problema alguno.

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Las órdenes de mi padre no siempre spn coherentes ni lógicas. Con decir que no puedo tomar mis propias decisiones, todo absolutamente todo debo consultarlo con él. Ni siquiera puedo amar con libertad.

Es mi padre quien decide cómo debo vestir, cómo debo caminar, a quién hablar y a quién no. Cómo debo actuar ante ciertas situaciones y a qué hora debo comer.

Y me dejó bien en claro que debo pasar la mayor parte del tiempo en su masión. Es él quien elige por mí a mis amistades.

Y por supuesto fue él quien me ordenó hacer amistad con el hijo de Liam Archer. Nunca me dijo sus motivos sobre dicha orden.

Incluso parecía saber que me enamoraría de Anthony perdidamente, ya que cuando le expuse mis verdaderos sentimientos por él, lejos de regañarme o sermonearme sonrió y me dió por primera vez luz verde para actuar.

Podría hacer lo que me venga en ganas al respecto. Aunque me pareció asombroso opté por ddjarme llevar y aquí estoy, perdidamente enamorado del hijo de su peor enemigo.

La puerta se abrió y suspendí la lectura, que por cierto estaba muy interesante, para mirarlo entrar sosteniendo aún su diario. Gabriel entró, cerró la puerta y al verme con su diario empalideció.

Pude notar cierta dureza e irritación en su mirar, que desapareció así como apareció. Nos miramos estupefactos los dos unos imstantes.

— Anthony ¿qué haces con eso? — me dijo rompiendo el silencio, su voz era dura y repentinamente sentí miedo. Los colores buyeron de mi rostro al tiempo que empezaba a temblar.




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