Un Amor De Chocolate

Ya No Eres Mi Hijo

ANTHONY

Mi padre poco a poco fue recuperandose, ya no estaba tan delgado ni demacrado. Su salud iba cada vez mejor, en cuanto a su mente puedo asegurar que estaba en excelentes condiciones. Eso nos tranquilizaba a Orfen y a mí.

Sin embargo estaba más que decidido a alejarme de Gabriel, no aceptaba la sola mención de mi amado ni de Mefis tampoco. Se le metió en cabeza manterme soltero y a su lado por siempre.

Por fortuna contaba con el apoyo de Orfen en esta cuestión, ya que de lo contrario quien se habría vuelto loco habría sido yo. Con decir que no quería que salga solo ni a la puerta. En verdad me sentía asfixiado.

Las discusiones que él y yo teníamos se debía a ese tema en cuestión ya que no pensaba dejar a mi amado Gabriel por nada del mundo.

Por tal razón solía ausentarme bastante seguido de su mansión sin importarme su dolor. Me sentía el peor hijo de todos, pero amaba a Gabriel con cada fibra de mi ser y era perfectamente consciente del intenso dolor que mi amado experimentaba al ser forzado a mantenerme alejado de su persona.

Orfen solía convencer a mi padre de permitir irme de casa para instalarme en Recreación sin hacer numeritos.

Pero esa tarde la cosa se escapó de control debido a su gran terquedad y a mi firmeza. Tenía decido presentarme oficialmente como el prometido de Gabriel tras aceptar su propuesta matrimonial.

Orfen me apoyaba incluso en cuanto a conservar su apellido ignorando el deseo de mi padre, su amado.

Esto Liam no lo tomó a bien, al contrario, su dolor lo llevó a alejarme de su lado definitivamente. Aún no puedo creerlo en verdad.

— No Anthony — dijo al mostrarle mi sotija de compromiso — Devuelve eso al mosntruo que te la otorgó — estaba pálido y sus ojos despedían furia intensa — Tú no serás su esposo ¿entiendes?

—Padre — mi dolor era tan intenso que apenas podía hablar — Por dios entiende que...
—¡¿Qué Anthony?! ¡¿Qué es lo que pretendes que deba entender?!  ¡¿Qué?! 
—¡Que lo amo papá!

Liam me dio un fuerte golpe en la mejilla derecha sorpendiendonos tanto a Orfen como a mí. 
— Liam — dijo Orfen

— ¡Eres un maldito traidor Anthony! 
—¿Qué?
— El peor de todos maldita sea.

— Liam por dios ya calmate — Le dijo Orfen pero al querer tocarlo, mi padre se alejó de su roce.
— Y tú Orfen ¿también me traicionarás?

— ¿Qué dices? — le preguntó Orfen 
—¿Tienes pensado traicionarme finalmente?

—No ¿cómo se te ocurre que haría eso Liam?
— En ese caso apoyame en ésto Orfen — luego me miró a los ojos y pude notar su odio hacia mí — Anthony ya no eres mi hijo. A partir de éste momento dejé de ser tu padre.

Aquello me lastimó más que mil cuchillas atravesandome la carne viva. Las lágrimas humedecieron mis ojos. No podía creer lo que estaba escuchando y viendo en mi padre.

—¿Hablas en...en serio? ¿Papá? 
— Te quitaré mi apellido y te sacaré de todos los bienes de los Archer. 
— Papá...por favor...no me hagas ésto...

— Te supliqué que te alejaras de los mosntruos de los Sensi, hasta pudiste leer el diario que escribí para tu hermana. No puedes decir que desconoces mi historia Anthony. Pero tú...tú...tu maldita traición me matará si no hago algo al respecto.

—P-Pero papá tú...tú no...
— Orfen — dijo mi padre sin prestarmr más atención ya  — venderé esta mansión y nos iremos a la ciudad donde pasamos nuestra luna de miel. Donde vivimos con Alice. Jamás debimos regresar. Jamás — luego volvió a mirarme con odio e intenso desprecio — Ojalá hubieses muerto tú y no Alice.

— Liam por dios, no digas eso, por favor mi amor.
— ¿Por qué debería contenerme Orfen? Después de todo es lo que siento. 
— Mi amor — Orfen lo abrazó intentando calmarlo 
— Debemos iniciar el papeleo Orfen. En cuanto a tí Anthony, toma todas tus pertenencias y vete de aquí. Me urge vender esta casa.

De eso hace ya una semana. Cuando recibí los papeles de mi nueva identidad ví que al menos Orfen me permitió conservar su apellido. Gracias a eso podía seguir viniendo a Recreación y conservando mi habitación Vip.

Supe que él y mi padre ve dieron las dos mansiones que aquí tenían y se trasladaron definitivamente a la otra ciudad. En su última carta Orfen me decía que me había dejado un departamento en la zona privilegiada a mi nombre. Aquello me alivió ya que no me encontraba en la calle.

Me instalé allí y me encerré, dando ordenes expresas al mayordomo de no dejar pasar a nadie. No podia más.

Anoche elegí venir a Recreación para cambiar de aires dando las mismas órdenes en la mesa de entrada. No ví a Gabriel ni a nadie, pero sabía que Orfen lo puso al tanto de todo en una extensa carta.

Me había convertido en un muñeco sin vida. Las palabras de mi padre cargadas de desprecio seguían matandome lenta pero continuamente día a día.

Ojalá hubieras muerto tú y no Alice.

Su dura voz resonaba en mi mente día y noche. Ahora me encontraba sentado en el suelo frente a la chimenea encendida apoyado en el sillón mirando las llamas danzar, mientras las lágrimas humedecían mi rostro continuamente.

— La bomba del carruaje iba dirigida a mí. Tienes razón papá, debía ser yo quien en éstos momentos estuviese muerto. Ese era el deseo de quien haya colocado aquello en mi carruaje.

— Pero no fue así y gracias a la suerte o al destino estás vivo mi vida

La voz de Gabriel me sobresaltó, lo contemplé sorprendido y angustiado. Él me ayudó a incorporarme y me secó las lágrimas con su pañuelo de seda.

— No creíste que me quedaría de brazos cruzados mientras sufres por haber elegido amarme ¿verdad?

Sin decir nada me arrojé a sus brazos y lloré a más no poder. Estaba despedazado al completo. Totalmente derrotado. Él me abrazaba con intenso amor. 

 




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