Un Amor De Chocolate

Debo Olvidarlo

ANTHONY

Intentaba retomar mi vida luego del abandono de Gabriel, pero no me era posible lograr tal cosa. No sin ayuda de Rafael. Me empezaba a volver en extremo dependiente de mi amigo y eso no era una buena señal.

Sabía que estaba siendo egoísta, ya que Rafael tenía derecho a vivir su propia vida. Pero es que yo en verdad me econtraba perdido emocionalmente. Había sido prostituído, vendido como una perra, torturado y abandonado por quien tanto amaba para volver a ser prostituído.

De no ser por Rafael no me encontraría aquí actualmente, sino dentro de una jaula de cristal en aquel prostíbulo maldito siendo drogado y violado hasta morir. Ese habría sido mi cruel destino.

Esa tarde miraba a Rafael salir de aquel lugar y caminar hacia mí con aquella acostumbrada sonrisa suya. Bien que podría enamorarme de él y olvidarme de todo mi pasado.

De mi padre, de Orfen, de mi hermana y de Gabriel. De absolutamente todo e incluso de esa ciudad del otro lado del océano. Y centrarme en ésta nueva oportunidad. Empezaba a plantearme esa posibilidad en verdad.

Rafael me abrazó con su acostumbrada dulzura disparando mi corazón a mil latidos por segundos. ¿Qué fue todo eso?

El peliazúl me trataba como si fuese mi novio, ya que su forma de mirarme y de abrazarme era similar a la que solía tener Gabriel. Suspiré profundo al pensar en él.

Gabriel, mi amor. No creo poder olvidarte jamás, pero debo seguir mi vida o acabaré muerto en serio.

- Mi sol ¿qué ocurre? 
- Rafael - Lo abracé y lo besé de repente, podía sentir su sorpresa inicial y luego su ardiente respuesta cargada de pasión. Cuando nos alejamos un poco para respirar él me miraba con intenso deseo - Ésto ocurre.

- Mi sol ¿estás seguro?
- No puedo seguir lamentandome el resto de mi vida Rafael. Tengo que olvidar a Gabriel definitivamente o acabaré volviendome loco. 
- ¿Y planeas usarme para lograr tu objetivo?
- Lo siento, yo...yo no...

Pero no pude seguir, debido a que él fue quien en esta ocasión me besó y abrazó. Pero me soltó para llevarme al interior de su carruje.

Solo queríamos un lugar privado. Allí retomamos lo que interrumpimos fuera. Rafael me rodeó con sus brazos presionándome contra su cuerpo. Mientras yo le acariciaba sus azules cabellos, él acariciaba mi cuerpo precionándome contra el suyo.

Rafael era intenso y en extremo pasional, muy distinto a Gabriel quien iba de a poco, despacio y siempre procuraba asegurarse de hacerme disfrutar.

Dios, tenía que dejar de pensar en él pero no me resultaba posible. De todas maneras Rafael supo encenderme con sus mágicas manos. Aunque no me poseyó, no en ese momento al menos.

- Mi sol - susurró tras alejarse un poco de mi para respirar - Se perfectamente que amas a Gabriel, y no pienso arrebatarte de sus brazos. Después de todo él es mi amigo y me ayudó cuando más lo necesitaba.

Como única respuesta lo abracé con intenso amor. Rafael era muy noble en verdad.
- Él me...me dejó...

- Hay algo malo en su accionar. Es todo un misterio. Conozco a Gabriel, mi sol. Él intentó matarse cuando no pudo encontrarte mientras Mefis te tenía prisionero en la mansión de tu abuelo paterno. Por eso no tiene ningún sentido que te haya dado la espalda así nada más. De golpe.

- ¿Y qué sugieres que haga Rafael? ¿Que llore el resto de mi vida? 
- No
- ¿Entonces?

- Los ayudaré a ambos
-¿Ayudarnos? 
- Si
-¿Cómo?
- Volveremos al otro lado del océano mi sol.

- Rafael, ya no tengo un sitio donde quedarme allí. Y solo soy un aristócrata cuyo apellido está por debajo de los privileguados. En ese sector del mundo las diferencias dentro de la aristocracia cuentan. Lo siento pero no, me niego a volver allá.

- Mi sol, aún lo sigues amando. 
- Pero no deseo volver allá Rafael. Ni siquiera podría ir a Recreación, puesto que ya no tengo mi habitación vip.
- ¿Te vas a rendir así de fácil mi sol?

No quería volver allá, muy malos recuerdos conservaba de ese sitio y no me gustaba la idea. Por lo tanto me mantuve firme. Se que Rafael quería ayudarme pero ese no era el camino de lograrlo.

- En ese caso tendré que traer a Gabriel aquí - me dijo sin dejar de sonreír.
- Rafael, deja de decir locuras ¿de acuerdo? Gabriel es cosa del pasado.

- Ni tú te crees eso mi sol
- Me obligaré a que sea una realidad en mí ¿Quieres ayudarme? 
- Si
- Ayudame a olvidarlo entonces

Tras decir aquello lo volví a besar sintiendo cómo él me respondía con intenso deseo. En verdad se esforzaba por mantenerse bajo control, pero yo no le estaba poniendo las cosas nada fáciles.




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