Un Amor De Chocolate

Extraña Actitud

GABRIEL

Hacía dos meses que mi padre y su esposo junto a sus hijos pequeños habían llegado a casa.

Debo confesar que su repentina llegada me asombró sobremanera ya que sabía que era feliz viviendo con su nueva familia al otro lado del océano.

Sin embargo me alegró verlos, en especial a mis pequeños hermanos. Pero la actitud tanto de mi padre como su esposo para conmigo no dejaba de sorprenderme. No sé cómo explicarlo, pero me resultaba intrigante.

Demasiado interés en mi pasado tenían esos dos, me cocinaban a preguntas sobre detalles que ni yo mismo recuerdo ya. En especial mi padre quien de repente demostraba excesivo interés sobre mi vida sentimental. Aquello empezaba a incomodarme.

— Gabriel ¿estás saliendo con alguien actualemente? ¿Tienes en vista a alguien? — esa tarde mi padre había estado en especial molesto con respecto a ese tema mientras permanecíamos en la biblioteca junto a la chimenea mientras fuera nevaba.

Por mi parte me mantuve lo más sereno posible intentando responderle una a una las múltiples preguntas que me hacía al respecto, pero a decir verdad empezaba a perder la paciencia.

No se por qué él insistía tanto sobre ese tema, cuando él mismo sabía que por su culpa jamás pude enamorarme de nadie, ya que solo debía hacer lo que él mismo me ordenaba. Y enamorarme jamás fue una orden más bien una prohibición. Así que apreté los labios con fuerza unos instantes antes de responder.

—¿A qué viene tanto interés al respecto padre? Sabes muy bien que tengo prohibido amar ¿acaso estás controlandome para saber si sigo obedeciendo tus órdenes o no?

Mi padre guardó silencio ante mi respuesta por unos momentos, limitándose a mirarme. Incómodo como me sentía, me moví en el sillón con nerviosismo.

Quería irme, salir a tomar aire fresco ya que repentinamente sentía que me estaba asficciando, pero no podía moverme sin el debido permiso de mi padre. Respiraba entrecortado.

— Gabriel, tienes intensas lagunas mentales hijo — fue su repentina respuesta — Pero no debes preocuparte por nada. Te ayudaré a recuperar todos tus recuerdos.

Aquello me cayó como un balde de agua helada, ya que no me lo esperaba. ¿Ayudarme a recuperar los recuerdos? ¿De qué estaba hablando mi padre ahora?

—¿Qué? 
— Se que ahora no lo entiendes pero descuida, ya lo entenderás hijo. Tan solo espera unos días más.

Luego se levantó, se fue y se encerró en el sótano como estuvo haciendolo desde que había vuelto dejándome más confundido que antes. Pero su padrastro me dijo:

— Descuida Gabriel, todo tiene su explicación. Solo confía en tu padre.

Había algo en él que despertaba una gran nostalgia en mí aunque desconocía qué podría ser en verdad. Suspiré profundo y me sumergí en la lectura de una historia que había estado leyendo.

Sin embargo no me encontraba nada tranquilo, desde la llegada de mi padre y su tan extraño accionar la paz se había esfumado de mi persona definitivamente.

Pero era consciente que no debía alterarme demasiado con él o acabaría pagandolo bastante caro. Después de todo era mi padre y si algo aprendí fue a obedecer ciegamente sus órdenes.


 




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