Un Amor De Chocolate

Un Tiempo Lejos

ANTHONY

Estaba drogado, así me tenía Gabriel ese día en el cual eligió que debía casarme con él. Drogado y bajo su completo control. No podía hacer nada por mí mismo. Solo obedecer sus órdenes.

Ya no tenía lágrimas para llorar, estaba seco y vacío. La obstinación de Gabriel fue peor que su adios, muchisimo peor.

Ya que no entendía razones, no importaba qué le diga o cómo se lo diga. Él había decidido que debíamos pasar la eternidad juntos y así era como debía ser.

Ya no pensaba en lo que me habría gustado que hiciera por mí ni en lo que desearía hacer por mí mismo. No necesitaba mi consentimiento debido a que me había convertido en su esposo.

Rafael fue la mayor decepción que me llevé, debido a que demostró ser hombre de Gabriel, fiel a él y a nadie más.

Para Rafael la amistad no era importante, ni mucho menos el amor. Solo importaba Gabriel y nadie más.

Yo no estaría aquí de no ser por él, deberías entenderme mi sol.

–No me vuelvas a llamar así, te lo prohibo Rafael.

–Anthony...valoro tu amistad, no creas que no

–Mentira, lo único que valoras es tu lealtad a Gabriel. Menos mal que no insistí en empezar una relación contigo, ya que me habrías entregado a Gabriel de todas formas.

–Mi sol...

–¡No vuelvas a llamarme así! ¡Maldito hipócrita!

Recordaba aquello con gran pesar, fue antes de ser obligado a casarme con Gabriel. De eso hacía ya cuatro días. Rafael fue uno de los testigos de nuestra boda.

Ya era esposo oficial de Gabriel, era un Sensi después de todo. Estaba hecho. Sabía que él me amaba, pero me trataba como un objeto maldición. No me dejaba solo un instante. En verdad era bastante pesado.

Me tenía desnudo la mayor parte del tiempo y pretendía que no crea que su amor por mí se debía al sexo. Fuera nevaba con fuerza.

Mientras permanecía desnudo, miraba por la ventana la nieve caer sintiéndome extraño al estar desnudo en un clima como ese. Por supuesto que no sentía ni una pizca de frío.

Gabriel me rodeó con sus brazos por detrás, él también permanecía desnudo y debo reconocer que me encantaba verlo así, como dios lo trajo al mundo.

Sin embargo me sentía dolido por su actitud. Me tuvo drogado durante toda la ceremonia de nuestra boda, esos momentos que debieron ser los mejores de mi vida los tenía en nebulosa, ya que en todo momento me sentí flotar.

–Gabriel, no necesitabas tenerme así para que acceda a casarme contigo. Habría bastado con darme el tiempo que tanto necesitaba.

Meditaba esa tarde sintiendo sus brazos rodear mi cuerpo y pegarme al suyo. Había conocido la otra cara de Gabriel y no me gustaba nada. Era indispensable que mate ese nefasto lado.

Me hice soltar molesto, al tiempo que me alejaba de su lado y de su roce acercandome al calor de la chimenea. Esto lo frustró bastante ya que se suponía que estabamos en nuestra luna de miel.

-¿Qué sucede Anthony?
- Eres muy pesado Gabriel - dije molesto
-¿Pesado? - él me miró asorado - Anthony somos una pareja de recién casados, normalmente las parejas así no pueden estar lejos el uno del otro. 
- Claro que no, siempre y cuando sea el deseo mutuo de casarse.

Gabriel suspiró profundo, era consciente de lo mucho que le costaría recuperar la confianza de su amado esposo, pero no descansaría hasta volver a ver ese hermoso brillo en sus ojos.

- Fue nuestro deseo casarnos Anthony.
-¿Qué? Gabriel me llevaste al altar drogado, no podía hacer nada por mí mismo. En otras palabras me forzaste a casarme contigo maldición.
- Me amas Anthony, lo sé perfectamente.

En eso tenía razón, pero no estaba aquí por voluntad propia. Él me abrazó otra vez besandome el cuello, la mejilla, mis cabellos. Era tan tierno que cerré mis ojos para poder sentirlo con mayor intensidad.

Lo rodee también con mis brazos, después de todo era mi familia ahora. Él era el único pariente que tenía, ya que no podía contar a mi padre como pariente.

- Gabriel escuchame ¿quieres que nuestro matrimonio funcione?
- Por supuesto que sí. 
- En ese caso necesito tiempo. Debes dejarme ir a mi mansión...bueno nuestra otra mansión.

-¿Qué? Pero es nuestra luna de miel Anthony.
- Gabriel yo necesito tiempo para asimilar todo lo que sucedió, lo que me dijiste y...así volver a tí sin duda alguna.

-Entiendo - pude notar su gran dolor - Pero antes que nada, necesito pedirte un favor.
- ¿Cuál?

- Deseo alquilar un vientre y que tú seas el padre.
- ¿Qué? - aquello me descolocó - ¿Qué pretendes?
- Un hijo tuyo, eso pretendo Anthony.

Apreté los labios con frustración, pero accedí a su pedido. Después de todo necesitaba estar solo y pensar por dios.

Juntos elegimos a la madre, luego del proceso debido tomé mis cosas y me fuí de su lado sin mirar atrás.

No iba a quedarme en esa ciudad ya que necesitaba alejarme de todo lo que me recuerde a mi esposo por un tiempo.

Lo siento por él, pero jamás debió obligarme a casarme con él sin estar aún preparado. Usé uno de nuestros carruajes y me fuí de esa ciudad.

Volveré Gabriel, solo necesito tiempo y si en verdad me amas sabrás esperarme.




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