Un amor de verano

Prólogo

Todo pasó muy rápido. 

¿En qué momento pasé de la indiferencia al interés genuino?

Se suponía que no me interesaba en lo más mínimo. 

Se suponía que me caí mal.

Se suponía que él gustaba de mi amiga, no de mi. 

Se suponía que yo solo... Era una del montón más. 

¡Ah, Hola! 

Mi nombre es Rosalie Relish, pero díganme Rose... Y esta es mi historia de un amor de verano. No sé por dónde empezar, pero como te estoy contando desde el futuro, osea mi presente contándote desde mi pasado tendré que comenzar desde el principio ¿No? 

¡Un revoltijo! 

Bueno, te resumiré lo qué pasó antes de que comience con mi historia —en mi futuro viéndolo desde el pasado, o sea no presente miran al pasado y... Cómo sea—, con un amor de verano, mi amor de verano. 

Todo comenzó con las vacaciones del penúltimo año de secundaria —aunque en sí, inició con la fiesta de fin de curso, pero aún así lo bueno fue en las vacaciones—, pero tenlo presente ¿Sí? 

 Sigamos. Yo me consideraba una chica invisible. 

Y no con el sentido de qué en verdad lo fuera como en la historias de fantasía con superpoderes y eso. 

No, me consideraba así por el simple hecho de que no llamaba la atención, era la amiga que sabes que está ahí, pero que no destaca cuando el grupo se expande. 

¿No sé si me entiendes? 

Te haré una analogía con las... frutas... Sí, con las frutas.

Es como que entre tanta variedad de ellas como la uva, la fresa, la manzana, la sandía te encontrarás con una pasa, la uva pasa. 

¿Y quién quiere a la uva disecada teniendo a la jugosa, fresca y deliciosa uva? 

Exacto ¡Nadie! 

Bueno, algo así me sentía.

Pero todo eso cambió cuando unos de los chicos más guapos del colegio me habló. 

Sí, a mí. A la que a sí misma se veía como una uva pasa... Que ironía. 

 

 

 




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