PRÓLOGO
En un único verano las cosas pueden cambiar de repente, de estar en un sitio para acabar en uno nuevo. De tener pareja al inicio para finalizarlo sin ella. Nadie está preparado para que estas cosas ocurran pero al final suceden. ¿Quién me lo iba a decir a mí que me pasaría esto? Nadie podía vaticinarlo, nadie.
Todo puede cambiar en un segundo y ni siquiera te lo esperas. Solo puedes mantenerte en pie después del golpe, sobreponerte y seguir adelante.
Eso es lo que hice. Dejar todo atrás y comenzar de nuevo.
Puede que los comienzos sean duros por culpa de capítulos terminados y mal acabados, pero son necesarios. Sin un final no puedes volver a iniciar nada nuevo. Tienes que permitirte buscar algo nuevo que te llene por dentro y que mitigue el dolor que albergas dentro.
Ya nada volverá a ser lo mismo pero tampoco hay que pretender que lo sea. Los comienzos están para eso. Renovarse. No tiene que ser por fuera sino por dentro también. Olvidar todos esos pensamientos, recuerdos o sentimientos que te hacen mal por dentro. Dejarlos en un cajón olvidados en nuestra cabeza para dejar sitio a nuevas experiencias. Esas experiencias que seguro que aportan esas cosas que necesitamos para poder seguir adelante.
Hasta que al final, cuando mires atrás, todo lo malo ya no estará, el sufrimiento habrá desaparecido y si fue importante, quedarán los buenos momentos compartidos. Los momentos y sentimientos que te hacían feliz. Pero solo eso. No hay que permitirse hundirse más sino ser positivo.
¿Él se lo ha perdido no?
Puede que sea fácil olvidar todo el dolor y sufrimiento pero hay cosas que una no puede, no cuando el amor que has sentido por esa persona sigue ahí, intacto y recordando que pase el tiempo que pase, estará siempre en el corazón.
Un año después…