NO RENDIRSE
Esto no podía estar pasando, no era cierto. ¿Por qué?
Él… Blas… no se acuerda de mí.
Mis lágrimas comienzan a surcar mi cara mientras mi corazón comienza a romperse en mil pedazos.
¿Ahora qué voy a hacer?
—¿Quién eres? —me pregunta Blas curioso.
—¿No… no te acuerdas de mí? —digo entrecortadamente.
—No —me responde sinceramente mirándome.
—Soy María —respondo limpiando mis lágrimas de mi cara—. Soy… soy tu mejor amiga —omito el hecho de que éramos pareja, a lo mejor lo de ser amigos sí que lo recuerda.
—¿En serio? —me dice sorprendido—. Siento no acordarme de ti —me dice algo triste.
—No, no te preocupes Blas —le digo para que no se sienta mal por no recordarme—. Lo mejor es que ahora te recuperes —le sigo diciendo—. Lo siento chicos —miro al resto—, pero me voy a casa —digo finalmente porque no puedo con esta situación, me supera.
Salgo de la habitación sin mirar atrás, ninguno de ellos dice nada, ni siquiera me acompañan aunque tampoco quiero que lo hagan. Se han quedado tocados con todo lo que está pasando.
Mis lágrimas siguen mojando mi cara. Estoy confusa, no entiendo nada. ¿Por qué a ellos si los recuerda pero a mí no? Él me conoce desde pequeña, debería de ser al revés y ser a ellos a los que no debería reconocer.
Ahora mismo no sé qué hacer, no tengo ganas de nada así que lo mejor será irme a casa. Salgo del hospital y cojo el bus que me deja enfrente del parque. Desde allí voy hasta casa andando sin dejar de llorar.
¿Por qué es tan cruel el destino? ¿Por qué no nos deja ser felices?
Abro la puerta de casa y Natalia corre a abrazarme cuando me ve,
—¿María estás bien? —me pregunta preocupada.
—No —respondo como puedo mientras la sigo abrazando—. Blas… —intento decírselo pero no puedo.
—¿Qué pasa con Blas? —vuelve a preguntarme—. Ven siéntate aquí y cuéntame —me dice llevándome hasta el sofá del salón.
Al hacerlo alzo la mirada y me encuentro con que todas las chicas están aquí. Se acercan a mí y me abrazan. Necesitaba mucho ese abrazo, saber que están ahí para mí. Necesitaba su apoyo.
—¿Qué ha pasado? —me pregunta Didi pasando un brazo por mis hombros.
—Está bien —respondo y las chicas suspiran aliviadas—. Pero no se acuerda —hablo llevándome las manos a la cara soltando un sollozo.
—¿Nada de nada? —pregunta Adri preocupada.
—No se acuerda de mí —miro al suelo.
Alzo la mirada y veo a las chicas que se han quedado de piedra, en shock. No se podían creer lo que estoy diciendo.
—No sé qué hacer ahora —confieso.
—Lo que no debes hacer ahora es alejarte de él —me dice Laura.
—¿Quieres que te dé mi opinión? —me pregunta Natalia.
—Claro —respondo interesada en lo que me va a decir.
—Como no se acuerda de ti yo lo que deberías de hacer es estar con él —me dice—, hacer todo lo posible para que vuelva a enamorarse de ti —me coge de la mano y me aprieta en señal de apoyo—. A lo mejor así te recuerda —me dice intentando darme esperanza.
Me quedo pensando en lo que me ha dicho Natalia. La verdad es que su punto de vista es bastante lógico, puede que así me recuerde y sino al menos podría estar cerca de él. Seguir formando parte de la vida de él.
Pero hay un problema en todo lo que me ha dicho Natalia. A lo mejor no consigo que Blas se vuelva a enamorar de mí, a lo mejor se fija en otra chica, a lo mejor solo me quiere como su mejor amiga o a lo mejor no me quiere en su vida.
Lo que sí que tengo claro es que no me voy a rendir. Lucharé por él, volveré a enamorarle, haré lo imposible para que vuelva a recuperar la memoria. Quiero que me recuerde, que vuelva a sentir lo mismo por mí.
Un mes después…