DUDAS
Narra Álvaro:
Inspiro un par de veces y comienzo a contarles a los chicos como fue la primera vez que Didi y yo intentamos tener relaciones, intentamos porque siempre nos interrumpían Blas y María. Aunque omito ciertas cosas que ellos no tienen porque saber, se quedará entre los dos a ellos nos les interesa esas partes.
“Inicio del Flashback”
Hace un día nublado cuando me despierto, un día de esos que están tristes y en los que no te apetece hacer nada pero yo estoy feliz y contento porque he quedado con mi chica. Didi no lo sabe pero tengo preparado algo muy bonito que sé que la va a encantar.
Me visto rápidamente y termino de preparar todo lo que tengo para que quede todo perfecto.
La hora ha llegado, estoy nervioso. Me miro en el espejo antes de salir por la puerta, miro la camisa y el pantalón y me veo perfecto, no se va a poder resistir a mí.
Me monto en el coche en cuanto salgo de casa y voy hasta la suya. Al mirar por la ventanilla la veo esperándome con un vestido azul oscuro que la sienta como un guante. Ve mi coche y se dirige hasta la puerta con una sonrisa en su cara, abre la puerta y se sienta.
—Hola guapo —se gira para mirarme y se acerca a mi boca para besarme.
—Mmm —gruño durante el beso—. Hola preciosa —saludo cuando separo mis labios de los suyos después de un beso intenso.
—¿A dónde me llevas? —me pregunta poniéndose el cinturón y me mira curiosa.
—Sorpresa —respondo sin darla ningún detalle más.
—Jooo —se queja mostrándome un puchero adorable.
—Aunque pongas esa cara no te voy a contar nada —digo riendo.
El resto del camino lo pasamos entre risas y besos robados por mi parte cuando el coche se detiene por los semáforos. Al cabo de unos minutos llegamos al lugar de destino. Salgo del coche y abro su puerta para ayudarla a salir.
—Muchas gracias caballero —me dice cogiendo la mano que la estoy ofreciendo para ayudarla a salir.
—¿Me concedes el honor? —pregunto siguiéndola el juego mientras le ofrezco mi brazo y la muestro mi sonrisa más pícara.
Me coge del brazo sonriendo y caminamos para entrar al local en dónde hoy vamos a cenar. Entramos y veo que Didi se queda sorprendida, es un restaurante muy bonito que tiene vistas al lago. El mesero nos lleva hasta nuestra mesa, una que se encuentra apartada del resto en la terraza para tener algo de intimidad.
—Esto es precioso Álvaro —me dice posando sus manos tras mi cuello y me besa.
—Tú lo eres más —respondo sincera y la beso con ganas.
El resto de la noche la pasamos cenando, dándonos mimos y besándonos. Cuando terminamos de cenar nos vamos a mi casa, que la comparto con Blas, para tomarnos algo.
Pero al final lo de tomar unas copas no entra en nuestros planes. Los besos empiezan a aumentar y la intensidad incrementa. La empujo contra la pared y la beso el cuello, dejando un rastro de besos desde el nacimiento de su pelo hasta el inicio de su escote. Cuando llego a esta zona Didi suelta un gemido provocándome una erección dentro de mis pantalones. Me separo de ella y comienzo a quitarme la chaqueta y la camisa con su ayuda. Didi no deja de besarme intensamente y después pasa a mi cuello, a mi punto débil. ¡Joder cómo me ponen esos besos, sus besos! La doy la vuelta y sigo besando su cuello y su clavícula. Mis manos traviesas acarician todo su cuerpo y acaban en la cremallera de su vestido. La bajo lentamente y deslizo su vestido hasta que cae al suelo.
—¡Cómo me pones! —exclamo al verla sin el vestido lo que provoca que se ría y yo me ponga más cachondo de lo que ya lo estoy.
La doy la vuelta de nuevo, la agarro por el culo y la alzo mientras ella enrolla sus piernas en mi cintura. Vuelvo a pegarla a la pared y la beso fogosamente hasta que unos pasos bajando las escaleras nos sorprende.
—¡Ay Dios, yo no he visto nada! —dice Blas alterado cuando nos ve en esta situación comprometida y vuelve por dónde ha venido.
“Fin del Flashback”
Miro a los presentes que me escuchan atentos y me paso una mano por el pelo.
—Bueno ahí acaba la primera vez —cuento—. Estuvimos a punto de hacerlo hasta que este pelmazo —señalo a Blas—, nos interrumpió —lo miro con algo de resentimiento pero acabamos por reírnos todos.
—¿Entonces esta vez solo estaba Blas no? —pregunta Dani.
—Sí —afirmo—. En el resto iban los dos juntitos —digo con algo de retintín.
—¿Cuál fue la siguiente? —pregunta David interesado.