Liam Gutiérrez
El teléfono de la oficina timbra solo una vez antes de yo contestar al otro lado solo escucho una respiración, como había pasado los últimos 6 meses, ya sabía que era ella.
—Hola, muñeca —susurro muy bajo con mi voz un poco ronca.
—Hola —murmura nerviosamente una tierna y angelical voz.
—¿Cuéntame cómo estás? ¿Cómo te fue en el colegio?— pregunte sonriendo aunque sé que ella no puede verme.
—Bien, con muchas tareas —contesta sencillamente, después de varios minutos hablando trivialidades del día colgamos.
Tengo 6 meses hablando por teléfono con esta chica aún no la conozco personalmente, ella llamó un día para hablar con un compañero de trabajo que es novio de una prima de ella desde ese momento llama cada día para hablar conmigo según ella le gusta mi voz, la verdad no sé mucho de ella, pero sé que tiene 17 años y que voz es hermosa, sensual y delicada.
Me siento como un cretino por hablar con ella yo tengo 25 años, pero mi amigo me dice que hablar no es pecado aunque la verdad más de una vez me ha excitado solo con pensar en esa voz, ¿cómo será ella? Me la imagino hermosa y sexy, sacudo mi cabeza para dejar de hacer malos pensamientos con esta chica.
Mi horario laboral es de 8:00 am hasta las 6:00 de la tarde luego voy a la universidad, casi terminó mi carrera estoy en el último año y no quiero distraerme con chicas, pero la verdad ya me tiene un poco confundido y ansioso esta niña y su misterio.
Estoy en mi escritorio sentado en la oficina de la constructora donde trabajo estoy hablando con mi compañero y amigo Jack acerca del trabajo y entonces entra una chica alta, de ojos grises, brillante cabellera, con un hermoso color de piel canela, un pelo negro como la noche que llega hasta sus caderas, unos hermosos labios rojos y apetecibles, llego con otra chica, pero no le preste atención, quede como idiota mirándola hasta que ella habló.
—Hola, Liam soy Estela—saludo dejándome totalmente sorprendido.
Casi me ahogo al entender quién es, trago el nudo que se formó en mi garganta al escuchar su voz, esa misma voz que me atormenta desde hace 6 meses es ¡hermosa! Me quedé shock no pude articular ninguna palabra, solo me quedé mirándola embobado hasta que Jack me golpeó el hombro.
—Hola… Hola, es un gusto conocerte al fin— respondí como idiota.
Ella se acercó con delicadeza me dio un beso en la mejilla y luego salió corriendo como si la persiguieran yo solo me quedé paralizado sin poder creerlo.
Estela
Hoy por fin mi decidí voy a entrar a conocerlo le pedí a mi amiga Annie me acompañé, estoy nerviosa, pero feliz, yo sabía quién era él, pero Liam no sabe cómo soy yo bueno no mi aspecto físico, entraré al edificio y así sabré si le gustó aunque sea un poco, sé que él es mayor que yo, no obstante a mí me gusto mucho ese hombre.
Sin perder demasiado tiempo entre junto a mi amiga aun con el uniforme del colegio puesto, después de saludarlo, él se quedó petrificado mirando hacia mi dirección, no sé si me reconocía o que pensaba.
¡Es bello definitivamente un dios griego.!
Su piel es blanca como la leche, sus ojos de color esmeralda, sus labios finos y seductores, su barbilla ancha y cuadrada, musculoso y bastante alto.
¡Un sueño en todo su esplendor!
Después de besar su mejilla salí corriendo del lugar llegué a la casa donde vivo con mi madre la cual trabaja de cocinera para un doctor muy acaudalado de mi país.
Hace un año me trajo a vivir con ella y el doctor cada mes paga mis estudios eso me parece muy raro, ya que me ignora olímpicamente y no me trata muy amablemente que digamos, pero en lo económico nos trata muy bien a mi madre y a mí, no sé el motivo por el cual actúa así, no obstante no me interesa averiguarlo los ricos son muy raros.
Yo solo tengo a mi madre y a mi abuela, tengo algunos parientes lejanos, pero casi no los veo bueno creo que desde muy pequeña no se nada de ellos.
Nunca supe quién fue mi padre, mi madre nunca me dijo y a ella no le gusta hablar de eso así que me he acostumbrado al hecho de ser hija solamente de una sola persona, no sé nada de mi padre y me importa muy poco su existencia.
Estoy en mi último año de secundaria pronto me iré a la universidad a estudiar derecho, siempre ha sido mi sueño sacar a mi madre de la pobreza y que no tenga que trabajar en una casa de familia y menos para este doctor tan extraño.
Nunca he tenido novio ni he dado mi primer beso, pero ahora lo conocí a él, LIAM más aún no puedo creer que yo besara su mejilla ¡Dios! Soy una lanzada.
Me acuesto en mi cama y me imagino su boca contra la mía, sueño con sus caricias aunque sé que él es mayor y yo solo soy una adolescente para él probablemente soy una niña, respiro profundo y suspirando me dejó llevar por los brazos de Morfeo.
Ya han pasado los días y aún no me atrevo a llamarlo, Annie me dijo que lo haga, pero me siento mal tengo miedo que me rechace, de verdad muero por llamarle, aunque no sé si lo haré.
Salgo al jardín miro las hermosas flores que lo complementan, la casa está rodeada de naturaleza por donde se le vea, muchos árboles y un columpio en el cual me paso horas.
……
Al despertarme me siento en la cama entró al baño hago mis necesidades, cepillo mis dientes, seco y peino mi cabello, me colocó el uniforme tomó mi mochila y salgo rumbo al colegio.
A llegar me siento en mi lugar habitual escucho al profesor, pero no puedo prestar atención solo pienso en Liam ya hace una semana que no lo llamo, pasó por su trabajo cada día desde la distancia lo puedo ver sentado en su escritorio, pero aún tengo mucho temor de llamarlo.
Llegó a mi casa después un día largo de clase entro a mi habitación me saco el uniforme me visto con un short corto y una blusa de tirantes, me decido a llamarlo salgo hacia la oficina de la casa descuelgo el teléfono y marcó
— Hola en que puedo ayudarlo —contesta Liam.
—Hola, soy Estela —susurro nerviosa.
—Por fin llamas no he dejado de pensar en ti, ¿cómo estás?—expresa y mi corazón late con fuerza ¿él quería hablar conmigo? Doy un saltito imaginario de la emoción.
— Estoy bien, muy ocupada, gracias por preguntar y tú, ¿cómo estás? —respondo emocionada.
—Yo quería preguntarte si quieres salir conmigo a tomar un helado— dice casi en un murmullo y para ser mayor me parece muy tierno.
—Claro que sí, me encantaría —respondo muy feliz.
—Podrías el sábado —comenta muy emocionado.
—Sí, hasta el sábado —digo extasiada y emocionada a partes iguales.
—Hasta el sábado será —contesta con esa voz profunda y ronca que tanto me gusta.
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Editado: 25.04.2025