Capítulo 2

Con el tiempo, ella empezó a notar algo extraño.
Cada vez que soñaba con él, había un detalle nuevo que no estaba antes. A veces era un lugar desconocido: una estación de tren envuelta en niebla, una casa junto a un lago que jamás había visitado, una calle antigua iluminada por faroles. Otras veces era un objeto que parecía tener significado: un reloj detenido en la misma hora, una llave sin cerradura, una nota escrita en un idioma que no podía recordar al despertar.
Una madrugada, después de uno de esos sueños, descubrió que sus manos temblaban. No de miedo… sino de reconocimiento. Como si algo dentro de ella estuviera recordando lo que su memoria consciente aún no podía alcanzar.
Ese día recordó un detalle que nunca antes había notado:
En el sueño, antes de despertarse, él susurró algo.
Una sola frase que apenas pudo escuchar:
“Aún no es el momento.”
Ella se incorporó en la cama con el corazón acelerado.
No sabía si era un consuelo… o una advertencia.
Desde entonces, empezó a preguntarse cosas que no sabía si quería responder:
¿Era él solo un sueño, o una señal?
¿Un recuerdo de otra vida, o un mensaje para esta?
¿Por qué sus ojos azules parecían reconocerla antes que ella a él?
Esa noche decidió hacer algo que nunca había intentado: antes de dormir, cerró los ojos y pensó en él. No con deseo, ni con nostalgia… sino con una pregunta sincera:
“Si existes, encuéntrame.”
Y mientras el sueño la reclamaba, sintió por primera vez que no era ella quien estaba soñando con él.
Sino que él la estaba soñando a ella.