Luego de la aventura con Majin Buu, Kaio Shin iba de vez en cuando a visitar a sus amigos de la Tierra, ya que al estar con los guerreros sayayins, todos era gritos peleas, y cada ocurrencia que lo sorprendía mucho, lo único bueno era que saboreaba las delicias que preparaba Bulma.
Una vez que fue al Templo Sagrado, le gustó mucho ese lugar, por la paz que había en la casa del dios de la Tierra, todo era apacible, allí logró relajarse de sus tareas, y pudo olvidar el peso de ser una divinidad suprema. Le gustaba además, poder conversar con Kami Sama, quien comprendía muy bien los pensamientos del otro y como se sentía, ya que tenía, a menor escala, las mismas preocupaciones, cuando fue por tercera vez una visita inesperada llegó al lugar.
Kami Sama y Kaio Shin estaban tomando té, cuando Goku apareció frente a ellos.
— Hola Dende.
— Hola Señor Goku ¿Qué puedo hacer por usted?
— Quería usar por un día la habitación del tiempo — unió las manos para puntualizar la prioridad que quería darle a su petición.
— ¿Pasa algo malo? — preguntó preocupado Shin.
— Nada, es que me aburro allá abajo, y Milk me advirtió que me dejará sin comer si vuelvo a desaparecer por una semana, por eso quiero entrenar en la habitación del templo.
— Entiendo, Mr. Popo, por favor llévelo — rió Kami Sama recordando cuando la humana se enfadaba, y como el "ser más fuerte del universo" tiritaba de miedo.
— Gracias — hizo una reverencia el sayayin y se fue con su sonrisa de siempre siguiendo al ser moreno.
— ¿Es seguro que entrene allí? — preguntó preocupado Shin.
— Por supuesto, no hay nada que pueda romperse allí dentro — siguió tomando su té.
A pesar de ser el dios de la Tierra, en esa ocasión se equivocó, un rato después, una explosión colosal ocurrida dentro de la habitación del Tiempo repercutió en el Templo, todo tembló como en un terremoto, algunas cosas empezaron a caer sobre los dos seres divinos, por suerte Kaio Shin reaccionó a tiempo, y protegió a Dende con su cuerpo, ambos quedaron botados en el suelo, cuando abrieron sus ojos y vieron que sus rostros estaban casi pegados uno al otro, se avergonzaron, rápidamente se levantaron en silencio, sacudiendo sus ropas.
— Kami Sama, mejor me voy, veo que no es como pensé, le pediré ayuda al Señor Whis.
— Será lo mejor para la Tierra, señor Goku.
— Nos vemos — puso los dedos en su frente y desapareció.
— Mr. Popo ¿Está bien? — preguntó en voz alta Dende, que hasta ese momento no había visto a su ayudante en ningún lado, por eso temió que hubiera quedado atrapado entre los escombros.
— Aquí estoy Kami Samas — estaba bajo los restos de una de las paredes de la cocina — iré a arreglar los destrozos — empezar a acomodar las cosas que se rompieron.
— Yo... yo... debo irme — Kaio Shin se despidió sin poder mirar al otro a la cara.
— Lo entiendo, fue un placer haberlo tenido aquí — el joven verde todavía tenía las mejillas ardiendo.
— Para mí también — le sonrió Shin y se fue avergonzado.
Al llegar a su hogar, el joven del mohicano blanco empezó a meditar lo que sintió al tener al de piel verde entre sus brazos, en sus milenios de vida, siempre había sido quién vigilaba los planetas desde lejos, hacia sus deberes, pero nunca había sentido más que cariño por alguno de los seres con quienes interactuó, incluso era lo mismo con su ayudante, Kibito, con quien tenía una educada relación, pero con Dende fue distinto, quería estar con él para conversar, y luego de haber quedado sobre el namek, había estado dispuesto a protegerlo con todo su poder de lo que fuera que los había atacado. Su corazón que pensó era de hielo, se había estremecido.
Siempre les habían dicho que eran seres asexuados, porque su deber no era tener familia, ni relaciones de pareja, que su única misión en la vida era cuidar de sus universos, pero ahora no estaba seguro, lo que pasó lo había llenado de dudas, además de miedos
Se sentó bajo un árbol, seguía nervioso al recordar que unas horas antes, había tenido a Kami Sama entre sus brazos, ansiaba las horas tranquilas que pasaba con él, se sentía en completa paz al estar a su lado, pero luego de lo que pasó ya no veía al dios de la Tierra con los mismos ojos de antes.
— ¿Qué te ocurre muchacho? Te notó más pensativo de lo normal desde que llegaste de la Tierra — le pregunto su honorable antepasado, Gosen, al ver que el otro miraba por enésima al espacio y suspiraba, perdiéndose en sus pensamientos, a veces sonreía, o se sonrojaba — ¿Acaso viste a una linda jovencita en ropa interior?
— ¿Qué dice antepasado? — respondió molesto el del mohicano.
— Actúas como si estuvieras enamorado — dijo el anciano mirándolo fijamente.
— Solo estoy cansado, me voy a dormir — Shin se fue dejando a Gosen meditativo, luego de la reacción que tuvo, estaba seguro que algo le pasaba al joven — esto es malo, muy malo.
En su cama, Kaio Shin siguió pensando en el jovencito de piel verde.
En la Tierra lo mismo le pasaba a Dende, entre su raza el amor no existía, ellos en su planeta vivían tranquilamente, sin necesidad de contactos físicos tan íntimos como el que se exigía en las razas sexuales. Pero ahora que tuvo a Kaio Shin sobre él, protegiéndolo, no podía dejar de desear que lo volviera a abrazar.
El joven estaba mirando en el borde del Templo Sagrado, pero su pensamiento estaba muy lejos de allí.
— ¿Le pasa algo Kami Samas?
— Heee... ¿Por qué lo pregunta? — el joven se había sorprendido, no se había dado cuenta que su ayudante estaba a su lado.
— Le he preguntado varias veces si dejará de nuevo que Goku use la Habitación del Tiempo, y no me dicho nada.
— Lo estoy pensando. Estoy cansado, eso es todo, voy a mi cuarto, hasta mañana.
Pasó casi un año antes que pudieran volverse a ver, se reunieron en casa de Bulma, trataban de mantenerse lejos uno del otro, se miraban a la distancia complicados. Hasta que Kibito, vio que Kami Sama se iba a ir.