Al dia siguiente, Zack y yo decidimos hacer un desayuno especial para los niños. Mateo, Sofía y Lisa se despertaron emocionados al oler el aroma de pancarta y huevos revueltos.
—¡Buenos días, familia! —dije, sonriendo.
—¡Buenos días, mamá! —respondieron los niños en coro.
...
Después del desayuno, Zack sugirió:
—¿Qué tal si hoy vamos al zoológico?
Los niños gritaron de emoción.
—¡Sí! ¡Sí! —dijeron.
Así que nos preparamos y salimos hacia el zoológico. El día estaba soleado y perfecto para una excursión familiar.
En el zoológico, los niños se maravillaron con los animales. Mateo se enamoró de los leones, Sofía de los monos y Lisa de los pingüinos.
—Este día es increíble —dije, apoyando mi cabeza en el hombro de Zack.
—Lo sé —respondió, abrazándome—. Estamos creando recuerdos que durarán toda la vida.
Después de un dia lleno de diversión en el zoológico, Emma comenzó a preocuparse por la salud de los niños.
—Zack, ¿crees que los niños deban tomar un baño caliente después de estar todo el día en el zoológico? —pregunté a Zack.
—Sí, claro, será bueno para relajarlos —respondió Zack.
Pero no me quedé tranquila.
—Voy a llamar a la doctora García para asegurarme de que no haya algún riesgo de infección —dijo Emma.
Zack se rió.
—Emma, eres una madre sobreprotectora —dijo Zack, sonriendo.
—Mejor prevenir que lamentar —respondió Emma.
La doctora García le recomendó algunos cuidados básicos y Emma se sintió más tranquila.
...
Al dia siguiente, planeé una actividad en casá para estimular la creatividad de los niños.
—Hoy vamos a hacer pinturas con los dedos —dije.
Los niños se emocionaron y comenzaron a crear sus obras de arte.
Pero de repente, Mateo se resbaló y se cayó al suelo.
—¡Mateo! —grité, mientras iba corriendo hacia él.
Resultó que Mateo solo se había lastimado la rodilla, pero Emma se asustó mucho.
—Zack, creo que debemos llevarlo al hospital para asegurarnos de que no haya nada grave —dijo Emma.
Zack la calmó.
—Emma, Mateo está bien. Solo tiene un raspón —dijo Zack.
Pero Emma no se quedo tranquila hasta que no vio al médico.
En el hospital, el médico confirmó que Mateo estaba bien.
—Señora, usted es una madre muy cuidadosa —dijo el médico.
Emma sonrió.
—Mejor prevenir que lamentar —respondió Emma.
Zack se rió.
—Eres la mejor madre del mundo, Emma —dijo Zack.
Emma se sintió orgullosa.
—Solo quiero lo mejor para mis hijos —dijo Emma.
Después del incidente en el hospital, Emma se sintió un poco más tranquila, pero no dejó de ser cautelosa. Comenzó a investigar sobre seguridad en el hogar y prevención de accidentes.
—Zack, creo que debemos instalar cámaras de seguridad en toda la casa —dijo Emma.
—Emma, creo que estás exagerando un poco —respondió Zack.
—Mejor prevenir que lamentar —insistió Emma.
Zack se rió.
—Está bien, Emma. Instalaremos las cámaras —dijo Zack.
Emma también comenzó a leer libros sobre desarrollo infantil y educación.
—Zack, creo que debemos empezar a enseñarles a los niños sobre la importancia de la reciclación y el cuidado del medio ambiente —dijo Emma.
—Eso es una excelente idea —respondió Zack.
Emma se convirtió en una madre sobreprotectora, pero también en una madre muy informada y comprometida con la educación y el bienestar de sus hijos.
Un día, mientras estaba investigando en internet, Emma encontró un artículo sobre un nuevo método de enseñanza que se centraba en el desarrollo emocional y social de los niños.
—Zack, creo que debemos investigar más sobre este método —dijo Emma.
—Está bien, Emma. Veremos qué podemos hacer —respondió Zack.
Emma se sintió emocionada de haber encontrado algo que podría beneficiar a sus hijos.
Pero justo en ese momento, sonó el teléfono. Era la doctora García.
—Emma, necesito hablar contigo sobre los resultados de los análisis de Mateo —dijo la doctora García.
Emma se sintió nerviosa.
—¿Qué pasa? —preguntó Emma.
—Necesitamos hablar en persona —respondió la Doctora García.