—viejo Richard, pero yo no veo eso en que me afecta a mí, a excepto por qué ya casi me ayudas a desocupar mis botellas de trago, muy pronto tendré que ir a comprar más.
—tranquilo, prometo llegar a ese punto, lo que pasa es que tu amor es casi imposible o no imposible, es más bien un amor imbécil, tú eres el que te quieres complicar o tal vez las cosas no son lo que parece, pues me pareció que ese mafioso con el que se fue su novia es un viejo conocido que tiene que ver contigo, voy a echar cabeza mientras te sigo contando la historia, ¿en qué íbamos?
—en que les hicieron una casa, les dieron mercado y hasta dinero, mejor dicho, esa desgracia les fue bien, hasta a Lucho que se enamoró de Luisa, excepto por la parte que casi es rebanado.
—oh si, ahí es donde aparece mi amigo, quien fue atraído hasta allí por las noticias, llego con todos sus instrumentos analizando el suelo, trato de buscar los restos del rancho, aunque nadie le dio razón por que ya habían sido vendidos por chatarra, miraba la tierra sacaba péndulos, probaba el suelo, y cada cosa la anotaba en una pequeña libreta brillante que contrastaba con sus ropas raídas, aunque se veían costosas, golpeo a la puerta de los Monroy, cuando abrió saludo así:
—buenos días, llegue porque ustedes me necesitan, aunque no saben él porque.
La mamá pensó que este extraño anciano había llegado a darle alguna ayuda y al juzgar por su escaso equipaje debería ser en efectivo, vaya que dicha, pues ya casi estaba vacía la alacena de la cerveza, así que le contesto:
—sí, señor, estamos atentos a cualquier bendición, aún estamos muy mal,
Mi amigo se entró sentándose en el sofá, el cual era incómodo, tal vez por lo nuevo o quizás por eso lo habían donado los de la carpintería, mientras se presentaba diciendo mil artilugios observaba cada parte de la casa y a cada hijo de la señora, solo cuando observo a Luisa quedo en silencio, hasta que le dijo:
—hola me llamo Michel, ¿Cómo te llamas?, ¿Por qué estás aquí?
Lo que la joven muy tímida le contesto:
—me llamo Luisa, esta es la mi casa y Michel es nombre de mujer.
Él se carcajeó muy fuerte y le expuso sonriendo:
—vaya de manera que no te has dado cuenta de quién eres realmente y lo más grave es que vienen por ti, no sé cómo te salvaste, aquel ser que destruyo tu casa es muy poderoso y de donde yo vengo es un nombre de hombre.
Se le acercó mirándole a los ojos, le agarro la pequeña mano blanca que contrastaba con la de él, por lo regordeta, grande, arrugada y tiznada, tal vez por el sol, a la vez que le siguió diciendo:
—tú eres muy fuerte, por eso han estado detrás de ti.
Sin dejar de agarrarle la mano volvió a mirar a la madre para preguntarle:
—señora mía, me doy cuenta, que tuvo muchas dificultades con ella, ¿cierto?, pero que afortunadamente alguien muy habilidoso le coloco unas protecciones que le han servido muy bien, incluso con el ser que destruyo su casa, ¿cierto?, ahora por favor dígame ¿Qué síntomas tuvo? Y ¿Qué le dijo él? ¿Cómo la alivio?
La mamá sorprendida se agarró muy duro las manos y bajando la mirada al piso le contesto:
—sí, todo comenzó cuando ella era bebe, su cuna todas las noches a la una de la mañana, chirriaba como un violín, por eso decidimos mejor que durmiera con nosotros, pero un día que yo estaba en el baño escuche que la niña lloraba mucho, entonces yo salí a carrera, solo en la toalla, cuando me pareció ver a una culebra grandísima con dos brazos con los que estaba alzando a mi hija, yo trate de gritar y no me salía, sino un chillido, rápido empecé a rezar el rosario y a pedir ayuda a la virgen, hasta que por fin pude gritar, los vecinos se metieron a la casa rompieron las latas que teníamos por pared impresionándose mucho al ver esa criatura, tratamos de hacerle frente con palos y cuchillos, pero el monstruo era muy rápido, hirió a muchos incluso a mí, mira, (ella se alzó el vestido mostrando cuatro cicatrices seguidas como de una garra y la de la cesárea), todo el barrio llego incluso el cura que le echo un tarro de agua bendita, pero nada parecía frenarlo, la policía no vino, tal vez pensaron que se trataba de una trampa o una burla, todo se complicó aún más cuando la bestia de la nada saco como un trueno con el que blandía rompiendo las latas como papel y colocando a raya a todos, excepto yo que corrí hacia eso para impedir que raptara a mi niña. Por la carrera se me cae la toalla y quedo toda viringa, la bestia me lanzo sus relámpagos, y pude ver cómo rompía el techo como cuando cortas una espuma con un cuchillo caliente, los vi encima de mi cabeza, lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y rezar, cuando menos sentí fue que alguien me colocaba la toalla, abrí los ojos viéndolo a él, un hombracho fuerte, barbado con un sombrero de vaquero, el cual sin que yo sintiera me jalo para un rincón salvándome, pues pude ver como se rejoneó el piso y a la vez me vistió para evitar que me siguieran viendo los morbosos que no faltan. Enseguida se paró frente a la bestia donde le pude ver que sus ojos amarillentos ahora tiritaban, la bestia con sus luces de energía moldeo como un machete, y se lanzó con todo para partir a mi salvador, el cual muy tranquilo saco como un bordón que incluso parecía de madera como de esos que se utilizan para cabestrear las vacas, y con eso le paro los ataques, descalabrándolos para seguir golpeando a la bestia, la molió a golpes hasta que la bestia se tumbó de bruces, él aprovechó a sacar un frasquito cuadrado como donde guardan el perfume los de las películas, rociándole todo el contenido, luego como todo un galán de novela vieja saco un puro, lo prendió, se lo metió a la boca absorbió una bocanada de humo alzo su bello rostro exhalando un chorro gris hacia el destruido techo y le lanzo el encendedor a la bestia, la cual se estaba incorporando de nuevo, eso le impidió esta jugada por qué se incineró rápido y no quedaron ni las cenizas para comprobar si eso realmente sucedió o fue producto de la imaginación de los que nos acordamos. El héroe se fue, no sin antes alzar a mi bebe, le agarro la mano y le vio a los ojos fijamente como hizo usted, hablo unas palabras en otro idioma, tal vez en inglés o quechua. Mi esposo llegó en ese momento y supuso por la angustia que el monstruo era ese héroe, así que agarro un garrote y se lo asentó por las espaldas, pero fue como si la madera fuera de porcelana, se rompió en mil pedazos sin hacerle el menor daño, yo rápido lo agarré diciéndole que este era nuestro salvador, cuando él acabó con sus rezos, nos manifestó que teníamos que cuidarla mucho porque la seguirían por siempre, que la protección que le había hecho era fuerte pero no perfecta, que por favor sembráramos sábila y ruda en la casa, y se marchó sin aceptar nada a cambio, le ofrecimos que se quedara a comer, inclusive mi esposo saco todo el dinero que teníamos para dárselo, pero se marchó en una hermosa bicicleta cromada de esas que son delgaduitas, las que utilizan los que suben a los páramos.