El portal los vomito en un patio trasero lleno de barro y cemento, Luisa se levantó saltando de alegría aplaudiendo:
—estamos en mi casa, a salvo gracias a El Creador.
Fue interrumpida por Guio, quien no se aguantó dándole un beso, ella le retiró la cara y miro a Luis quien también se le puso rojo el rostro.
—increíble, nos enviaste muy lejos, —expuso Marco con ironía, —se nota su experiencia.
Salieron a la calle a tomar aire, ya que Marco se sentía mareado, preciso cruzaban dos ancianos vestidos de blanco.
—maestro Michel, —Luis, grito emocionado, —qué alegría.
Los dos ancianos, cambiando el rumbo, se dirigieron a ellos.
—¡hola qué grata sorpresa!, —dijo el anciano gordo Michel, —que hermosa reunión.
—si en hora buena nos encontramos cinco miembros de la Luz. —manifestó sonriendo el otro anciano o que parecía por el color plata de sus cabellos porque hasta su voz era juvenil y fuerte.
—que la luz los bendiga, —saludo Marco, —es una gran bendición encontrarlos a ustedes, hermano Michel y hermano Francisco.
—tuve la buena suerte de encontrarme a Francisco cuando me dirigía rumbo al bosque a buscarte, a seguir a Luis—explico Michel, —ya que salió corriendo sin decir nada y se estaba demorando mucho, me angustie, menos mal el encuentro con Francisco me calmo
—si nos calmamos con unas bebidas, —añadió riendo Francisco.
—maestro sentí un fuerte llamado del bosque, —contesto Luis, —en donde me encontré a Luisa y a este compañero a punto de ser decapitado por unas sombras monstruosas muy poderosas, tanto que si no llega Marco estaríamos muertos,
—el buen Marco, siempre es muy oportuno. —Francisco movió sus manos.
—sí, estoy de acuerdo. — Luis le respondió con los ojos llameantes, recordando que un día, sin querer lo escucho conversar con otro monje, algo perverso de una conspiración, mejor decidió evitar confrontarlo, después de todo no podía cuestionar a uno de sus superiores, prefirió apártese a un lado.
Luisa aprovechó la oportunidad y se le acercó para hablarle:
—hola Luis, me dio mucha alegría volverte a ver.
—a mí también, —le contesto, —fuiste muy valiente en el bosque.
—gracias, las cosas por aquí han estado un poco raras. —Luisa lo miro sonrojándose, no podía creer que al fin estaba cerca de su amado, claro que estaba el error con Guio, de pronto todos entenderían que eso fue producto de la situación, antes de que ella dijese algo, Luis le hablo como si leyera su mente:
—te entiendo, han pasado muchos años y aunque te pensé a cada instante, abrigando la idea de encontrarnos en los mejores términos, también sabía que era posible encontrarme con una situación como esta, al menos no estás con diez hijos como tus padres.
—Luis, tú estás confundido, solo pasaron menos unos meses, también me pareció mucho tiempo y lo que no puedo comprender es que te marchaste sin despedirte.
Luis la miro fijamente los bellos ojos de Luisa y le comento:
—tus ojos son muy hermosos, me encanta ese tono café amarillo, en el bosque me pareció verlos azules, llegue a suponer que no eras tú. —Luis le quería hablar de algo más, solo que opto por callar, ya que se percató que el anciano Francisco les prestaba atención.
—me parece que ustedes son pareja, —les dijo el maestro francisco, —sin embargo, ya sabes que uno de los requisitos de los guerreros de la luz es el celibato.
—si es una norma que parece arcaica, —añadió Michel, —yo lo pensé un tiempo, hasta que pude ver como mis seres queridos fueron muriendo a través del correr de los años, entonces no quise conseguir otros, es bueno vivir sin sufrir, además nuestros enemigos podrían aprovecharse de ello.
—por otra parte, la energía sexual se utiliza para hacer fuertes invocaciones, como la que hice en el bosque, —interrumpió Marco, quien ya se veía mejor.
—¿Cómo fue que llegaste Marco? —pregunto francisco.
—le seguía el rastro a un licántropo cuando escuche esas voces escalofriantes, —contesto Marco, —se me hace raro que esos seres estén por aquí, no les gusta este clima, son más del desierto.
—debemos de ir a investigar, aunque también tenía planeado ir al cuartel a pedir ayuda porque ha aparecido la espada Dármela. —Marco les explico moviendo los brazos, esperando una gran reacción.
—si sabes dónde está, pues vamos presto. —Propuso Francisco señalándolos a todos, —vamos críos.
—es que sé quien la tiene, —Marco hablaba mirando al piso, —lo que no se es donde se encuentra este hombre que es un criminal y debe de estar muy escondido.
—tienes que buscar un rastreador, —interrumpió Guio, —conozco una amiga que es médium.
—sin embargo, hay en el bosque algo que me intriga, —Marco dejo escapar estas palabras a la vez que se agarraba la barba.
—¿Qué será?, —le interrogo Francisco, —a mí lo único raro es que estemos reunidos cinco hermanos guerreros y que no estemos celebrando como se debe, con bebida o aplastando bestias.
—no, lo raro es que he sentido varias presencias, —explico Marco alzando los brazos, —iba de camino a buscar ayuda para encontrar la espada, cuando me encontré de frente con el sombrero, o sombrero grande, algo así le dicen, luche contra este hasta que una sayona me distrajo y ese se escapó, trate de capturarla solo que se internó al bosque donde me distraje, debido a que encontré el rastro de unos hombres lobo y luego fue cuando hallé a estos jóvenes, casi perdidos luchando contra unas legiones de sombras.
—tienes razón, yo también percibo a muchos monstruos, es algo que da mala espina. —diálogo Michel, tocándose el estómago, —deberíamos ir a revisar, pero primero comer algo y beber mucho, con la panza vacía y el gargüero seco no venceremos ni a una mosca.
—si es verdad, —le acertó Luis, —perro con hambre, no caza y, en cambio, lleno, tampoco.
—¿y el asunto de la espada?, —cuestiono Michel, muy angustiado, —esa espada puede destruir lo que sea, eso escuche.