María Dolores.
Me duele la cabeza de tanto llorar y mis ojos están tan hinchados que apenas puedo ver mi celular que comienza a sonar.
Con pereza y obligándome a moverme de mi sitio, llego hasta él y me sorprendo al divisar al remitente, pues es Alba, y al tratar de atenderlo, la comunicación se corta.
¡Miércoles! ¿Por qué no me apuré? ¿Le habrá pasado algo?, me cuestiono largando un enorme suspiro.
No quiero fallarle a nadie más, no puedo.
El aparato vuelve a sonar y deslizo el botón verde para colocármelo en la oreja.
—Loly, prepara tu equipaje. He hablado con mi jefe informándole que te vienes a cuidar al pequeño Javier aquí. Sí, a España. A lo primero se enojó por la distancia, pero no le ha quedado otra opción que ceder. Espera, ya te telefoneo otra vez, que el gruñón me está llamando —sisea apurada, sin respirar y corta.
Parpadeo incrédula sin comprender muy bien sus palabras. Bajo el objeto y verifico que esté funcionando correctamente. Agilizo mis dedos corroborando que el último número en él, es de esa loca mujer.
La pantalla se ilumina y respondo sin contratiempo, poniéndolo en voz alta.
—En tres horas un señor llamado Gregori va a pasar a buscarte a tu dirección. Anoche, luego de que charlamos, reuní tus datos personales desde los mensajes que tenía en el móvil para no tener que hacerlo ahora. No me interesa si le tienes miedo a volar, esta es la oportunidad que necesitas para cambiar de aire y de futuro. Dime qué te vienes conmigo. No puedes fallarme, mi empleo está en juego, preciosa —sus súplicas calan en lo más hondo de mi corazón al escuchar su tono.
—Alba. ¿Estás segura de que soy la apropiada? —inquiero preocupada—. No es que le tema a un bebé, pero el laburo está en otro continente y no tengo la visa.
—Todo está arreglado, linda. Tienes el tiempo contado para alistarte y despedirte de los tuyos. Ahora te dejo que mi jefe… tu futuro jefe, está totalmente desquiciado. El hombre que va a buscarte es de confianza, te lo aseguro. No temas. Te quiero mucho, nos vemos en unas horas.
La comunicación vuelve a cortarse y demoro unos minutos en reaccionar.
¿De verdad está pasando esto?
Yo sola me he metido en este embrollo. Fui yo y mis trastornadas insinuaciones las que le dieron a esta gran mujer la idea de llevarme al otro extremo del mundo, no puedo fallarle, no a ella.
María Dolores, ponte tus calzones de mujer grande y enfrenta tu destino; una vocecita me dicta desde adentro.
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Editado: 24.04.2025